“Hay algo que Lucas vio y no tendría que haber visto. O escuchó algo que no debía haber escuchado. O estuvo vinculado con algo que no debería haber estado. Son varias hipótesis”.
La abogada Karina Chueri no tiene dudas: la muerte del policía Lucas Muñoz, de 29 años, está vinculada con su actividad profesional. Y en el caso hay involucrados efectivos de la Policía de Río Negro que intentaron desviar la investigación desde que su familia denunció hace casi un mes que había desaparecido.
El cuerpo de Muñoz fue encontrado ayer en un descampado situado en las afueras de Bariloche, en un sector cercano a la ruta de circunvalación. Es una zona de estepa, que supuestamente ya había sido rastrillada por la policía provincial, luego de la desaparición de Muñoz. La misma policía de la provincia fue la que avisó a las autoridades judiciales sobre la aparición del cuerpo.
En la misma zona había sido encontrado, semanas atrás, el cuerpo de Micaela Bravo, una joven, madre de tres hijos, que desapareció el 23 de marzo: su cuerpo fue encontrado el 6 de abril, en una zona cercana al sitio donde se encontró el cuerpo de Muñoz. El caso sigue impune hasta ahora.
Los crímenes de Bravo y Muñoz tienen un punto en común. El policía prestaba servicios en la comisaría 42 de Bariloche y la muerte de la joven ocurrió en jurisdicción de la misma comisaría. Una versión que sostiene la familia del policía es que Muñoz estaba investigando el crimen de Micaela y que sus datos podrían llevar a policías como supuestos involucrados en el homicidio de la mujer.
El cuerpo de Muñoz estaba siendo sometido esta tarde a una autopsia, aunque había trascendido que el cuerpo tenía un disparo en la cabeza, según publicó el diario Río Negro, que también sostuvo que estaba vestido con su uniforme policial y que su policía reglamentaria estaba a pocos metros.
En el caso interviene el juez Bernardo Campana y el fiscal Martín Goveto. La causa inicial fue la que se comenzó a instruir tras la denuncia por la desaparición del policía. Luego se iniciaron otros expedientes cuando se comenzaron a descubrir que algunos efectivos de la policía desplegaban distintas acciones para encubrir el caso. El fiscal reconoció esta tarde que existen “coincidencias llamativas” entre las muertes de Micaela y Lucas por el lugar del hallazgo de los cuerpos.
El fiscal Govetto sostuvo en una conferencia de prensa que «la fiscalía no tiene dudas de que se trata de un homicidio» y expresó: «No descartamos ninguna hipótesis».
“Se realizaron allanamientos ilegales. Por ejemplo entraron en la habitación donde vivía Lucas sin orden judicial”, explicó la abogada Chueri, en diálogo con CyR.
“La noche del 14 de julio, los oficiales Luis Daniel Irusta y Maximiliano Morales entraron, sin orden judicial, en el domicilio de Muñoz, ubicado en Moreno y Frey.Irusta y Morales revisaron todas sus pertenencias y la computadora del policía. Muñoz era amigo de ambos”, informó el diario. Por ese procedimiento los dos policía están siendo investigados.
También se investiga otro hecho llamativo. “Un agente vinculado con Investigaciones compró un chip telefónico a nombre de Muñoz en otra localidad de la provincia, en Catriel, cuando ya estaba desaparecido. Supuestamente para hacer creer que Lucas ya no estaba en Bariloche y se había ido por su cuenta”, explicó la abogada. Ese policía fue identificado como el sargento Néstor Meyreles y está detenido por el delito de encubrimiento agravado y abuso de autoridad. La compra de ese chip coincidió con el rumor que circuló en Bariloche acerca de que Muñoz estaba fuera de la ciudad.
Ante las sospechas sobre algunos de los efectivos de la policía provincial, se dio intervención a la Gendarmería Nacional que se encargó de la realización de las pericias. “Pedimos el apartamiento de un sector de la policía”, dijo la abogada. Otro dato llamativo es que el cuerpo fue encontrado el mismo día en que el gobernador Alberto Weretilneck se encontraba en la ciudad.
El gobernador de Río Negro dijo en declaraciones a la prensa local que «no hay razón» para que renuncien el ministro de Seguridad, Gastón Pérez Estevan, y el feje de la Policía, Mario Altuna, pero advirtió que «lo que sí va a haber es un cambio profundo en la conducción» de la fuerza en Bariloche.
“Hay varias hipótesis, pero preferimos no decirles para no entorpecer la investigación. Un dato no menor es que Lucas hacía sólo ocho meses que estaba en Bariloche. Hay algo que lucas vio, escuchó, presenció algo”, indicó la abogada. Algunas de las versiones hablan de una investigación sobre tráfico de drogas, pero las hipótesis son varias. Las sospechas apuntan a un grupo de policías.