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La llegada de Aníbal Fernández al Ministerio de Seguridad: los cambios que se avecinan

Fin a las pelas con Berni y Perotti. Qué pasa con las fuerzas.

Aníbal y Alberto: eran tan jóvenes.

El arribo de Aníbal Fernández al Ministerio de Seguridad de la Nación supone el final de un clásico en estos dos años de gobierno del Frente de Todos.

Se terminaron por fin las peleas entre la ministra saliente, Sabrina Frederic, y su par de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni.

Berni nunca se privó de criticar en público y en privado la gestión de la ministra, a punto tal que parecían integrar dos espacios políticos diferentes.

Proveniente del mundo académico, sin experiencia en gestión, el paso de Frederic se lo recordará sobretodo por sus declaraciones sin sentido.

Por ejemplo, cuando dijo que Suiza era aburrido porque no pasaba nada, lo que generó una devolución amistosa del embajador de Suiza en la Argentina y otra furiosa de Berni.

Recibimiento

El desembarco de Fernández en Nación tuvo un buen recibimiento por parte de su colega bonaerense.  Esta mañana dijo a modo de bienvenida que «nadie puede discutir su capacidad de trabajo y de gestión».

El fin del ciclo de Frederic también pone fin a otro conflicto con una de las provincias más grandes: la de Santa Fe, que sufre, en especial en Rosario, el fenómeno narco.

Hace apenas un par de semanas la ministra se negó a enviar más efectivos federales, lo que generó el enojo del gobernador Omar Perotti.

Esta mañana, después de su reunión con Frederich, Fernández ya avisó que tiene previsto mantener un encuentro con el mandatario santafesino.

El nuevo ministro mantendrá a las cúpulas de las fuerzas de seguridad, que por ahora se mantendrán sin cambios, según trascendió.

No ocurrirá lo mismo en el Ministerio ya anunció su decisión de ocupar los casilleros de la cartera con gente de su entera confianza.

La incorporación de Fernández al elenco que encabeza el otro Fernández es importante porque se trata de un dirigente con una enorme capacidad de trabajo y de un hábil polemista.

Justamente, uno de los grandes déficits del gobierno nacional es la carencia de espadas mediáticas que lo puedan defender en el debate público.