Lagomarsino en su única conferencia de prensa.

La jueza Fabiana Palmaghini, a cargo de la instrucción en la causa en la que se investiga la muerte del fiscal Alberto Nisman, ordenó un allanamiento en la vivienda de Diego Lagomarsino, el licenciado en informática y propietario del arma que causó la muerte del funcionario judicial que estaba a cargo de investigar el atentado a la AMIA.

El allanamiento se lleva a cabo en la localidad de Martínez, en el partido de San Isidro, donde reside Lagomarsino, y el procedimiento está a cargo de la Policía Metropolitana.

Este experto en informática que trabajaba bajo las órdenes de Nisman con un sueldo de 41.000 pesos, declaró haber suministrado al fallecido fiscal un arma de su dominio desde la cual salió el disparo que provocó su muerte.

Actualmente, este ex colaborador de la fiscalía encargada de investigar la causa AMIA está imputado por haber entregado esa pistola calibre 22 a Nisman un día antes de que apareciera sin vida en su departamento de Puerto Madero.

Se podría decir que la situación de Lagomarsino en la causa se complicó cuando la semana pasada la jueza Sandra Arroyo Salgado sostuvo que Nisman había sido asesinado el sábado 17 de enero. Ese momento podría coincidir en el tiempo en que el técnico estuvo en el departamento de Nisman para llevarle el arma.

En tanto, esta mañana el abogado Maximiliano Rusconi, defensor de Lagomarsino, presentó un escrito para que se reinicien los análisis sobre los teléfonos y las computadoras del fiscal, suspendidas por un recurso presentado por la jueza y exposa de Nisman, Sandra Arroyo Salgado.

Los primeros análisis habían arrojado que el domingo 18 de enero, entre las 7 y las 8 de la mañana, hubo una «conexión local» en la computadora de Nisman, algo que contradice el horario de muerte estimado por el cuerpo médico que trabaja para la querella de Arroyo Salgado, quien acusó cuestiones de «privacidad» para suspender los peritajes.

«Cuando el día miércoles se conocen estos resultados, que demuestran que hay una conexión local en la mañana de ese domingo en esa computadora, el perito de la querella pide retirarse unos minutos, y llamativamente, una o dos horas después aparece un escrito en el juzgado solicitando la interrupción de esa pericia», sostuvo el abogado.