| Impunidad

La investigación por la desaparición de María Cash se enreda (aún más)

Hay un hombre detenido por aportar información falsa y amenazar a la familia. El padre de María murió en un accidente mientras buscaba a su hija. Piden crear un agencia nacional de búsqueda de personas.

María desapareció hace tres años y medio.

María desapareció hace tres años y medio.

Por Javier Sinay

A tres años y medio de la desaparición de María del Carmen Cash, un hombre fue detenido la semana pasada por obstruir la investigación aportando pistas falsas y amenazar a la familia a través de mensajes de texto. La situación es extraña: José Luis Zárate ayudó a Carlos Federico Cash, el padre de la joven perdida, a buscarla en julio de 2011. Carlos Federico Cash estaba desesperado: frente a la desorganizada respuesta que las autoridades de la provincia de Salta y del Estado nacional le daban, él mismo salió a las rutas. Pero hoy el mismo Zárate está en el ojo de la Justicia.

Consultado por Crimen y Razón, Máximo Cash –el mayor de los hermanos de María– dijo no estar al tanto: “Hace tres semanas que no sabemos nada; para tener noticias hay que comunicarse con el juzgado”. Desde la fiscalía federal de primera instancia número 2 de Salta, el fiscal Eduardo Villalba, en cambio, explicó: “Zárate sostuvo haber visto a María Cash, aseguró tener datos concretos al respecto, se comprometió a demostrarlo y se le secuestró documentación. Pero la conducta asumida por el hombre arroja serias dudas en cuanto a su verosimilitud”. Ahora la Justicia federal salteña busca descubrir qué intereses mueven a Zárate.

“Confiamos en que Gendarmería investigue, porque sigue recibiendo llamados telefónicos y datos”, dice Máximo Cash. “Cuando mi viejo murió, nosotros nos dejamos de mover. Es que cada uno tiene que continuar su vida. Mi viejo tenía su vida hecha, pero yo tengo 36 años y mis hermanos, 34 y 29. Nosotros seguimos con la búsqueda, pero debemos abocarnos a la vida”.

Carlos Federico Cash, que en los primeros días de la búsqueda atendía el teléfono con desesperación contenida, desde algún lugar del norte del país, rogando que por fin apareciera del otro lado de la línea alguien que le diera información real y concreta sobre su hija María, recorrió las rutas argentinas persiguiendo ese fantasma durante tres años. Hasta que el 28 de abril de 2014 encontró la muerte en un accidente de autos en la ruta nacional 152, cerca de la localidad de Puelches, en La Pampa, mientras conducía su viejo Renault Clio blanco hacia el norte del país. Tenía 70 años.

Al momento de desaparecer, su hija medía 1,70 metro; tenía cabello castaño no muy oscuro; ojos marrones; y un lunar en la mejilla izquierda, delante del lóbulo de la oreja. María Cash había salido de su casa el 4 de julio de 2011. Su padre la había despedido en la estación de Retiro, a las ocho de la noche, y la había dejado en el interno 1690 de la empresa Mercobus. Cash viajaba hacia Jujuy para pasar unas semanas vendiendo la ropa que diseñaba, pero nunca llegó. Tendría que haber bajado en Jujuy a las seis de la tarde del 5 de julio, pero descendió antes, en Rosario de la Frontera, en Salta. Quizá porque se sentía incómoda con algunos de los pasajeros. Desde allí hizo dedo hacia el sur y retrocedió hasta Santiago del Estero: no está claro si se confundió. El 6 de julio, pidió un teléfono prestado y llamó a Juan Pablo Dumón, un amigo que la esperaba en Jujuy, para avisarle que iría. Más tarde llamó a su casa desde Pampa del Indio, ya en Jujuy. Llegó a decir que no estaba bien y que se había quedado sin dinero, pero la comunicación se cortó. Después apareció, sin demasiada lógica, en diferentes imágenes de cámaras de seguridad, caminando en los peajes de Salta, y su paso por hospitales y destacamentos médicos quedó registrado en los libros de actas, pero nunca Cash fue atendida porque abandonó cada uno de estos sitios antes de que su turno llegara.

El expediente ya tiene más de 40 cuerpos de 200 fojas cada uno y una de las hipótesis que más resuenan es la de la pérdida del conocimiento. En un informe difundido por el Juzgado federal, un perito sostiene: “Dado su comportamiento entre el 4 y 8 de Julio de 2011, María habría ostentado un alto grado de vulnerabilidad emocional que no le habría permitido poner en acción respuestas adaptativas que le permitieran preservar su integridad frente a situaciones de riesgo real”.

“Desde 2011 venimos haciendo presentaciones para que el Congreso cree una Agencia Federal de Búsqueda de Personas, una suerte de FBI argentino que centralice el pedido de paradero de la gente desaparecida”, dice ahora Máximo Cash. “Hoy en día esa tarea la hacen el Ministerio de Justicia, que tiene una base de datos, y Red Solidaria, una ONG que busca a niños y adolescentes perdidos. Pero todo está demasiado fragmentado”. El proyecto contó con más de 90 mil firmas de apoyo ciudadano en un petitorio en Change.org, fue redactado por un abogado amigo de la familia (Martín Etchegoyen Link) y en septiembre del año pasado fue presentado en la Cámara de Diputados por la legisladora Patricia Bullrich (de Unión Pro). “En el siglo veintiuno, donde la información circula en cuestión de segundos y las distancias se acortan a través de Internet y las redes sociales, es inadmisible la dispersión y falta de unificación tanto de datos, como de políticas públicas entre las distintas jurisdicciones del país”, se lee en los fundamentos de la iniciativa. “La propuesta consiste en la coordinación y seguimiento de las tareas de búsqueda, en casos de personas desaparecidas, extraviadas y perdidas en el territorio nacional, o introducidas al mismo con posterioridad a su desaparición en terceros Estados”, explicó entonces la diputada Bullrich. Pero ahora Máximo Cash muestra un panorama desolador: “Por ahora sólo tenemos cinco o seis firmas del Pro. El radicalismo dijo que lo iba a firmar, pero no lo hizo. Y estamos buscando el consenso del massismo”.

Por otro lado, en abril de 2014, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación aumentó el monto de la recompensa en 400 mil pesos para quienes pudieran aportar datos sobre la chica perdida, y puso a disposición el número de teléfono (011) 5300-4020. “Mi hermana tiene que aparecer sí o sí, de la manera que sea y como sea”, dice Máximo Cash.


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