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La increíble amistad entre un director de cine y un ladrón de bancos

Un cineasta y un ladrón detenido forjan una relación duradera cuando planean una película.

Cuando buscamos en Netflix, por ejemplo, alguna película para ver en el fin de semana, nos aparecen vistosamente aquellas producciones que resuenan por la cantidad, por lo que tienen de “más”. Las películas más nuevas, las de más presupuesto, las de los actores más conocidos, las más premiadas, las más jugadas desde lo argumental, las más vistas o de las que más se está hablando.

Sin embargo, hay producciones muy curiosas y de distinto calibre que no nos aparecen enseguida y que sí nos sorprende encontrarlas, aunque sea de forma temporal, en esta concurrida plataforma.

Una de estas perlitas insólitas, sobre todo en relación con la representación de lo criminal en el cine, es “Apuntes para una película de atracos” del madrileño Elías León Siminiani, nominada a los Premios Goya al mejor documental 2019, también presentada en el Festival San Sebastián y en el último BAFICI en la sección Vanguardia y Género, con muy buenas recepciones por parte del público y la crítica.

El cineasta, el ladrón, su mujer y su banco

“Apuntes para una película de atracos” parafrasea desde el título, con algo de humor e ironía, a aquella película de Pier Paolo Pasolini (Apuntes para una Orestíada Africana, 1970). Es una mezcla muy personal entre documental, ficción y ensayo sobre el encuentro entre un cineasta fanático de las películas de “atracos” (el mismo realizador) y un ex ladrón de bancos (Flako, también conocido como el Robin Hood de Vallecas), dentro y fuera de la prisión.

En una entrevista con Crimen y Ficción (programa radial en AM1220 que, justamente, propone un puente entre los temas policiales y el cine) el director contó sobre el punto de partida, el detrás de escena y la actualidad de esta historia extraordinaria.

Siminiani se confiesa fanático de los “atracadores” y de las películas al estilo “Rififi” (Jules Dassin, 1955). Dice que siempre soñó con filmar una escena de robo boquetero: “ese momento en el que la trama se detiene para que ver cómo un grupo de personas, casi sin diálogos y sólo a través de la mirada y la acción hacen un proceso físico muy complejo… eso es cine puro”.

Y sobre el film agrega: “Me planteo abrir un proceso de vida: la relación que se establece entre un (ex) atracador que está en prisión y un cineasta fascinado por las películas de atracos. Y ver qué pasa. Me planteo, siempre con la zanahoria de hacer una película de atracos, hacer una crónica sobre lo que sucede entre estas dos personas”.

 “Atracos, libros y paternidad”

Durante la construcción del relato de “Apuntes para una película de atracos” se da un interesante de juego de espejos e de inversiones entre estos dos personajes que se retroalimentan entre sí. Siminiani apunta e investiga -desde el modus operandi de viejos ladrones hasta el diseño subterráneo de Madrid- para un posible robo que podría ser filmado. Flako, desde la prisión, escribe una novela.

Mientras, los dos debutan como padres en la vida real. «Cuando detienen a Flako, su mujer se pone de parto y yo, al mismo tiempo, me entero de que voy a ser padre», dice el director para explicar cómo la paternidad de uno se adentraba en el otro y fue un tema que, al igual que los detalles de los robos y los libros que él le enviaba a prisión, tuvo lugar en sus conversaciones.

Respecto a la literatura, “he investigado mucho sobre la gente que se ha reinsertado en la sociedad a través de la literatura y es muy interesante. En el caso de Flako tanto el libro como la película le sirvió para despistar tentaciones después de haber salido de prisión”.

“El proceso de conocimiento de él vino a poner sobre la mesa los prejuicios de identidad de clase. Esto es algo que hemos trabajado mucho él y yo. Entender quiénes somos y de dónde venimos. Yo tuve privilegios que el no tuvo y no podemos perderlo de vista y esto también se ve en nuestros hijos”, dice el director respecto a Flako, con quien hoy tiene una entrañable relación de amistad.  

Elías León Siminiani, aparte de sus películas independientes, dirigió dos series True Crimen (“El caso Alcàsser” y “El caso Asunta”), subgénero muy en boga en estos tiempos, también disponibles en Netflix. Ahora y en plena “desescalada” madrileña en épocas de pandemia, se prepara para rodar una tercera entrega.

Flako, quien todavía mantiene reservada su verdadera identidad, finalmente publicó su novela “Esa maldita pared” a través de LIBROS DEL K.O y ya están comprados los derechos para la versión cinematográfica. ¿Quién va a dirigir esa película? Todavía hoy es un misterio.