La decisión de la Sala I de la Cámara de Casación Penal Federal de abrir la denuncia del fallecido fiscal Alberto Nisman contra Cristina Kirchner por el supuesto encubrimiento de los acusados del atentado a la AMIA, a raíz de la firma del memorándum con Irán, explica varios movimientos de la actualidad en el máximo tribunal penal del país.
Firmaron en sintonía Gustavo Hornos, Mariano Borinsky y Ana María Figueroa. La decisión de esta última es sin duda la más llamativa porque durante 2015 Figueroa era una aliada del kirchnerismo en la Cámara de Casación y siempre se pensó que votaría en contra de la apertura.
La jueza terminó mal con el gobierno anterior. El ex viceministro de Justicia Julián Alvaraez y Eduardo Wado De Pedro le prometieron en una reunión en Olivos que sería candidata del Gobierno a la Corte Suprema de Justicia una vez que se veía que el proyecto de Roberto Carles para sumarse al máximo tribunal no iba a progresar.
Nada ocurrió, Figueroa apoyó al entonces oficialismo en temas sensibles como la remoción del juez Luis Cabral o la validéz del memorandum con Irán pero nunca fue recompensada.
Discutió fuerte con Alvarez y al tiempo lo acusó de filtrar el dato de que se había comprado un departamento en Recoleta que es difícil de justificar. También, debe decirse, tuvo sus beneficios: su hijo con un CV más bien ordinario escaló con enorme velocidad en la Casación.
La decisión de Hornos y Borinsky es más entendible. El primero tiene diálogo frecuente con el amigo del presidente Nicolás Caputo. Sin embargo, fue el más reticente a la confección del fallo que organizó Borinsky. Para Hornos la única finalidad de la apertura de la causa es volver a ordenar prueba y que, en ese escenario, surja algún dato nuevo. «Así como está ni siquiera va a ser posible llamar a alguien a indagatoria», deslizó Hornos.
Borinsky es tal vez el más convencido. A pesar de que ni Daniel Rafecas ni la Cámara Federal encontraron delito, el juez se mostraba convencido de que era preciso abrir el caso y convertirlo en un expediente. Fue el más levantó el perfil, hasta tal punto que ayer dio una entrevista al canal TN.
Su cercanía con el abogado y ex número dos de la ex Side Darío Richarte, amigo del presidente de Boca y denunciado por Carrió por tráfico de influencias Daniel Angelici, explicaría parte de esta determinación así como también el hecho de que Borinsky es contrario al criterio de Rafecas, Freiler y Balestero, los tres magistrados que hasta ahora no encontraron delito alguno en este caso.
El otro dato de color es que los jueces filtraron durante la mañana de ayer que ordenarían abrir la causa, pero mientras los noticieros lo daban como cierto el fallo no salía. Algunos periodistas se pusieron nervios y el Centro de Información Judicial (CIJ) sacó un comunicado durante la tarde para decir que estaban los tres camaristas trabajando en la resolución. Algo nunca visto.