Por Rafael Saralegui
Los 24 aviones Texan que el gobierno argentino le quiere comprar a la fábrica norteamericana Beechcraft Defense Company por un monto de 300 millones de dólares, después de haber recibido la autorización correspondiente del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, tienen una paradójica historia detrás.
Se inscriben además en la nueva lógica del gobierno de militarizar el combate al narcotráfico, que tuvo su primera expresión con el decreto que autorizaba al derribo de aviones no identificados.
Cuando la actual Fábrica Argentina de Aviones (Fadea) con sede en Córdoba, estaba en manos privadas y era explotada por la Lockheed Martin Aircraft, durante los años 90 participó de un concurso para proveer a la Fuerza Aérea de los Estados Unidos de un avión de entrenamiento avanzado.
Ese concurso fue ganado finalmente por el prototipo que luego derivó en el Texan, que ahora quiere comprar el Gobierno argentino. La Argentina había participado entonces del concurso con el avión Pampa, producido y desarrollado en la fábrica de Córdoba. El avión argentino excedía los requerimientos de la USAF.
“El Texan tiene características similares al Pucará, es un entrenador avanzado. El Pampa es un poco más avanzado, más desarrollado. Compitió con este avión en Estados Unidos en un concurso, pero se quedó afuera porque superaba los requerimientos. Era para equipar a la Fuerza Aérea norteamericana a finales de los 90. Cuando la fábrica estaba en manos privadas. Este avión que van a comprar está más cerca del Pucará que del Pampa”, explicó un ingeniero que trabaja en Fadea hace seis años.
De todos modos, aclaró que es imposible para la fábrica volver a producir los Pucará “por una cuestión técnica. Ya cumplieron su vida útil. No tenemos en este momento un avión para reemplazar esa compra”. Justamente ayer voló por primera vez en Córdoba el prototipo IA-100, un avión de entrenamiento básico, el primer aparato desarrollado y producido en la fábrica militar.
La decisión de comprar los aviones Texan a los Estados Unidos, para controlar la frontera norte de vuelos clandestinos, piloteados por contrabandistas o narcotraficantes, fue cuestionada en los foros especializados por quienes apuestan por un desarrollo de la industria aeronáutica nacional. Ya que los aviones que se van a comprar tienen características similares a los Pucará o los Pampa, desarrollados en la Argentina.
“Otra de las ironías de la historia, para el programa JPATS la FMA le ofrecía a la USAF el Pampa y el concurso finalmente lo ganó el T-6, una versión estadounidense del Pilatus PC-9. Ahora es EEUU quien nos ofrece ese avión para sustituir a otros en uso en la FAA, y ocupar parte de las misiones que podrían estar cubiertas por el Pampa III. No es sorprendente esto porque EEUU siempre ha querido -y la más de las veces conseguido- bloquear el desarrollo de armamento propio en esta parte del continente a través de oportunas ofertas de armamento, y esta no es la excepción a esta política que busca que se opte por la vía fácil de la compra a bulto cerrado en vez de apostar al desarrollo nacional por medio del desarrollo del IA-73/UNASUR I, la modernización de los Pucará y Tucano”, sostuvo un forista en el sitio Intereses Estratégicos Argentinos.
Sebastián Zurutuza es asesor del senador Fernando “Pino” Solanas en temas de defensa. Ante la consulta de CyR, explicó que “todo lo que tiene que ver con el operativo fronteras, está basado en una serie de errores de concepto y de aplicación. No hay disponibilidad de recursos adecuados. También hay Información opaca, respecto de la operatividad de los radares. Una cosa es lo que te dice el Gobierno y otra lo que dice la Fuerza Aérea, el Ejército o Gendarmería. Hay internas entre ellas”.
Según Zurutuza en la frontera Norte “los aviones que se usaban eran los Pampa, A4 y los Pucará. La flota de Pucará ya cumplió de más su vida útil. Aunque algunos se les estaba repotenciando el motor. Evidentemente, hay que empezar a actualizar el material, ya que durante los doce años de kirchnerismo tuvimos uno de los más bajos presupuestos para Defensa en la región. Quedamos totalmente rezagados. Decir que comprar afuera es atentar contra la industria es una falacia”.
Según Zurutuza: “Tampoco hay caza interceptores. Ahora están viendo algo en Estados Unidos o en Italia. Hay tantos agujeros que pusieron el balde en la primera gotera que había que tapar. Por eso se toma la decisión de comprar estos aviones. Son de muy bajo mantenimiento. Es parecido a la función que cumple el Tucán en Brasil. Desde lo técnico puede ser una medida positiva. Pero, por supuesto, no debe quedar en una medida aislada. Generar una política general de defensa para recuperar el desmadre de los últimos 15 años”.