| Peleas de bandas

La guerra narco en la villa 1-1-14 ya dura una década

Tres grupos dirimen el control del territorio a los tiros. La villa es un shopping de drogas donde los compradores van en busca de drogas diversas. Hubo 50 muertos en los últimos años.

El escenario del último tiroteo.

El escenario del último tiroteo.

Por Ignacio Ramírez

Es una guerra que ya supero la década. Las muertes comenzaron en el 2000. El control territorial se dirime a los tiros. Nada puede frenar el avance de los capos de la villa.  Si se contabiliza las masacres, fusilamientos,  balaceras, homicidios por ajustes de cuentas y los consumidores, satélites o dealers  que murieron, las muertes en la villa 1-11-14 del bajo Flores superan las 50 en los últimos diez años.

Las escenas de tiroteos son diarias. La incesante peregrinación de adictos y consumidores de todas las clases es diario. Pese a  las peleas entre bandas y a la dominación de  grupos narcos, nada detiene la venta y expendio minorista. Los jóvenes ingresan al terreno, entre soldados y satélites, para acceder a comprar marihuana, paco, o cocaína barata.

Ya no es un mito el arsenal que cuentan los narcos. Tampoco la producción de cocaína en los laboratorios internos de la villa 1-11-14, como lo denunció La Alameda.

Vecinos, y fuerzas de seguridad que  trabajan en el terreno coinciden que la guerra es una realidad. La expansión narco, más la gran cantidad de clientes que llegan al lugar, dan cuenta de un aumento de la violencia de un negocio descontrolado, donde las tres bandas que operan mayoritariamente ya no respetan a sus pares narcos.

La guerra se dirime entre los peruanos  abocados a la cocaína y el paco, por otro lado, los paraguayos  que trafican marihuana y los colombianos. Ya no importa que los narcos representen menos del  1 por ciento de los que habitan el lugar. Los vecinos viven el terror de los ajustes, y los fusilamientos. Ya nadie se anima hablar, ni declarar. Hay un pacto de silencio tácito, que si se viola, trae muerte al que habló y a sus familias. De esta forma, se explica el último cuadruple crimen ocurrido en la noche del domingo.

En el shopping narco de la Villa 1-11-14 abundan los satélites y esquineros. Su rol, es identificar compradores, policías y buches. La protección a las bocas de expendio es comandada por más de 300 jóvenes armados.

“Los consumidores vienen de la Capital, y el conurbano. Buscan precio, y calidad. Rara vez viene gente que no tenga contacto con la logística satélite, que garantizan la seguridad de la transacción. Pero también hay otro negocio, el robar a los consumidores, y mexicanizarlos” , relata un efectivo de la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la Policía Federal, que trabaja en el terreno desde el 2010.

La villa 1.11.14 está en guerra hace una década. Mientras tanto, Marco Antonio Estrada González, alias “Marcos”, líder de la banda narco que gobierna con violencia la Villa goza de arresto domiciliario en su casa de Ezeiza. Los paradigmas del negocio de la droga.


Compartir: 
Etiquetas:  ,