Por Rodolfo Palacios.
Cada caso policial tiene un campo de batalla. Hay crímenes que se resuelven en el plano de la psiquiatría. Probada la materialidad del hecho, queda demostrar si el acusado actuó consciente de sus actos o si actuó con sus estados alterados. De eso depende su destino: una condena judicial que lo lleva a la cárcel o un tratamiento en un psiquiátrico. Otras causas se definen con los testigos de un lado y del otro, con la suma de indicios. Pero la clave del homicidio de Ángeles Rawson, la adolescente de 16 años asesinada el 10 de junio, pareciera estar en la prueba científica.
La resolución del caso se juega en los exámenes de ADN. Hasta ahora, esa es la prueba fundamental para incriminar al único detenido: el portero Jorge Mangeri (46 años), cuyo perfil genético se halló debajo de tres uñas de la víctima. El grado de certeza de un ADN es del 99,9%. Es la prueba más valiosa porque ubica al acusado ante Ángeles al momento del crimen. Es decir: ella se defendió ante un supuesto ataque del portero.
“No hay manera de desvincular al portero. No se puede inventar una prueba de ADN y menos plantarla en tres uñas de la víctima. No hay contraprueba posible. Eso es irrefutable. Con esa sola prueba, alcanza para mandarlo a juicio. Pero tengo entendido que hay más elementos probatorios”, dijo a CyR un genetista que colaboró en la investigación del crimen de Nora Dalmasso, que pidió reserva de identidad porque no suele opinar abiertamente en casos en los que no tiene participación.
La estrategia de la defensa del encargado del edificio de Ravignani 2360, donde vivía Ángeles, es seguir la lucha en ese terreno: el abogado Miguel Ángel Pierri pedirá al juez Javier Ríos que se le extraigan pruebas de ADN al “círculo primario y secundario”. En rigor, Pierri apunta al padrastro de la chica: Sergio Opatowski, quien en realidad aparece como sospechoso de la prensa y no de la fiscal Paula Asaro. “En el expediente no aparece ninguna prueba que involucre a ningún miembro de la familia. Los rumores y los dichos de los vecinos, claro está, no figuran en las causas judiciales. Por suerte”, razonó una fuente con acceso a la causa.
Si el juez acepta la solicitud de Pierri, ¿se le extraerán sangre a la madre de la víctima, al padrastro y a su hermanastro? ¿Y si los análisis dan negativo? En ese caso, la suerte del portero como único imputado estaría echada.
“En este caso, todo se resuelve con la pericia genética. De todos modos, lo ideal es sumar todo tipo de indicios o pruebas. Se está actuando con celeridad y responsabilidad. Las pericias psicológicas y psiquiátricas dirán el perfil del acusado, pero no veo que en este caso sea una diligencia clave. Si lo serán más adelante, una vez probado el hecho, cuando haya que definir si actuó o no con los estados alterados”, dijo el psiquiatra forense Miguel Maldonado.
La estrategia de Pierri no es compartida por el otro abogado que lo acompaña en la defensa del portero, Marcelo Biondi, aunque los dos creen que a partir del análisis del genetista que propusieron ellos, Gabriel Boselli, existe ADN de otro hombre. Sin embargo, en las conclusiones de los peritos oficiales ese dato no aparece. Según Boselli, “las muestras de ADN presentan dudas porque no se mantuvo la cadena de custodias de las muestras”.
Mangeri fue llevado hoy nuevamente ante el juez de instrucción Javier Ríos, pero por tercera vez se negó a declarar. Mangeri admitió ante la fiscal Paula Asaro que el había asesinado a Angeles, pero esa declaración no tiene validez judicial, ya que lo hizo cuando había sido citado como testigo. Cuando estuvo ante el magistrado dijo que admitió ante la fiscal la autoría del crimen porque había sido hostigado por la policía, pero se negó a contestar otras preguntas.
Es evidente que la intención de los defensores de Mangeri es invalidar esas pruebas (de hecho en un principio dejaron entrever que habían sido contaminadas o plantadas), o aliviarle la imputación al portero: que pase de presunto asesino a cómplice o encubridor. Pero el caso debería dar un gran giro para que cambie su situación. Para los investigadores, por lo que han recolectado hasta ahora, hay un solo asesino.