Consecuencia de la crisis. Más de 1.200 jóvenes se inscribieron hoy para aspirar a un cargo de guardia del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) en la unidad penal de Lisandro Olmos, en La Plata. Sólo hay 50 vacantes.
Desde la madrugada, los aspirantes rodearon la Unidad Penal N°1 de Lisandro Olmos, situada en 197 entre 50 y 52, en las afueras de la capital provincial, donde llegó a formarse una cola de casi un kilómetro, según reflejaron los medios platenses.
El Servicio Penitenciario había lanzado una convocatoria para recibir currículums de jóvenes de entre 19 y 34 años que deseen formar parte de la institución incorporándose como guardiacárceles en la Unidad de Olmos.
Según detallaron fuentes del SPB, los interesados podían acercarse a la unidad hoy y mañana a partir de las 7.30 y presentar su postulación, aunque por la cantidad de inscriptos se resolvió cerrar hoy mismo la inscripción.
El jefe del Servicio Penitenciario, Xavier Areses, explicó que “siempre que se hace una convocatoria de este tipo estamos por encima de los mil aspirantes”, y detalló que por el momento se cubrirán un total de 50 vacantes en Olmos.
La masiva respuesta a la convocatoria no significa que los jóvenes aspiran mayoritariamente a trabajar como guardiacárceles. Lo que demuestra es que los jóvenes buscan un trabajo estable, aunque no sea el preferido.
Es que el desempleo pega más fuerte entre los jóvenes. «El 22,8% de los jóvenes es demandante de empleo, es decir que está en situación de desempleo o trabaja involuntariamente pocas horas y está buscando, más de 8 puntos porcentuales por encima del conjunto de la población de la Ciudad”, mientras que “la tasa de desocupación de los jóvenes de la Ciudad” duplica la del total de la población porteña.
Estos datos se desprenden del estudio “La situación de los jóvenes en la Ciudad de Buenos Aires” desarrollado por la Dirección General de Estadísticas y Censos del Gobierno de la Ciudad de Buenos aires y publicado en el mes de mayo. La investigación da cuenta de que los y las jóvenes (15 a 29 años) representan casi una quinta parte (19,8%) de la población total de la Ciudad (606.000 personas) y están presentes en uno de cada tres hogares, consigna hoy una nota en Página 12.
La mayor parte de los jóvenes que se acercaron al Penal no contaban con un trabajo estable o estaban desempleados por lo que coincidieron en que era una buena oportunidad laboral la que se ofrecía.
Julio, un joven del barrio de Los Hornos, explicó que llegó al penal a las 5.30 “con la esperanza de conseguir un trabajo”, aunque aclaró que “no será nada fácil porque hay muchos inscriptos”.
Cristian, del barrio Aeropuerto, relató que si bien es albañil “hace cuatro meses» que está «sin trabajo, y acá se presenta una oportunidad que te garantiza un sueldo todos los meses”.
Lo mismo opinó Rosa, de 29 años quien, detalló que hace seis años “trabajo como independiente, pero mi papá trabajó en el Servicio Penitenciario y me avisó de la inscripción. Tengo una nena de 3 años y necesito de un trabajo más estable”, precisó.
Es que según consignó el jefe del Servicio Penitenciario, el sueldo inicial de un guardia alcanza a casi 34.000 pesos mensuales, lo que explica la cantidad de aspirantes inscriptos.
Areses admitió que muchos de los aspirantes se inscriben por una necesidad de trabajo y no por vocación.
Explicó que tras la inscripción que culminó hoy, el jueves se tomará un examen intelectual “de comprensión de texto y redacción para evaluar la cultura general”, y luego se hará el examen psicológico.
Los que aprueben esos dos exámenes se someterán luego a la revisión médica y física, y a partir de allí los seleccionados deberán iniciar un curso de capacitación de alrededor de un año.
Durante los primeros dos meses se le dictan «contenidos teóricos prácticos en diversas materias tales como derechos humanos, manejo de armamentos, defensa personal” y a partir de allí pasan a hacer prácticas en el penal en el que van a desarrollar sus tareas.
Areses detalló que estos guardias cumplen tareas complementarias a los que se forman en la escuela de oficiales del Servicio Penitenciario Bonaerense, que tienen una instrucción de dos años.
Precisó que entre esas tareas complementarias se encuentra el sistema de seguridad exterior para evitar posibles fugas y el monitoreo de los talleres de los que participan los internos, que en el caso de Olmos ocupa más de 7.000 metros cuadrados.
Areses desmintió, además, que tengan prioridad para el ingreso los que cuenten con familiares en la fuerza, y aseguró que “la selección será por estricto orden de mérito”.