| El mayor asesino de la historia

La Corte Suprema le negó la libertad a Carlos Robledo Puch

Está preso desde 1972 y en 1980 fue condenados por diez homicidios. El máximo tribunal se negó a revisar una sentencia de la Corte bonaerense.

Robledo Puch está preso desde hace 43 años.

Robledo Puch está preso desde hace 43 años.

La Corte Suprema de Justicia rechazó un recurso presentado por Carlos Robledo Puch el mayor asesino múltiple de la historia criminal argentina, contra la sentencia que le denegó la libertad condicional, por lo que seguirá en prisión.

Los jueces Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco y Juan Carlos Maqueda rechazaron revisar la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires que no había hecho lugar a un escrito presentado en 2013 por la defensa de Robledo Puch, en la que solicitó que se le concediera la libertad condicional o, en su defecto, que se le aplicara una inyección letal.

En aquella oportunidad el defensor general de San Isidro, José Luis María Villada, quien lo patrocina en la causa, explicó a Télam que el pedido de la inyección letal «es una expresión de deseo de Robledo Puch de urgir su inmediata libertad», ya que esa medida no está contemplada en las leyes argentinas.

«Carlos Robledo Puch realmente está harto, está preso desde el 3 de febrero de 1972, es decir hace 41 años, nueve meses y doce días», dijo el defensor general, quien afirmó que los plazos están totalmente vencidos y que, según su opinión, por tratarse de una preso emblemático «los jueces tienen miedo de dejarlo en libertad».

Además, reveló que Robledo Puch cuenta con recursos económicos para poder vivir fuera de prisión, ya que tiene una propiedad y un depósito a plazo fijo de la venta de otra heredada de sus padres y que «tiene algún proyecto para poder irse del país», ya que le hicieron «una oferta para poder radicarse en un país limítrofe».

Robledo Puch, quien cumplió el 22 de enero pasado 63 años, fue detenido a los 20, en 1972, acusado de una serie de homicidios cometidos en su mayoría contra serenos, a los que asesinaba para poder robar.

Desde entonces, fue bautizado por la Policía y la prensa como «El Angel Negro» o «El Angel de la Muerte».

Fue juzgado en 1980 y finalmente condenado a la pena de reclusión perpetua más la accesoria por tiempo indeterminado por diez homicidios agravados, un homicidio simple, 17 robos y dos casos de abuso deshonesto.

 


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