Por Rafael Saralegui
Algunas veces las ausencias dicen más que las presencias. Es algo que puede aplicarse a lo ocurrido en la cena en el Hotel Hilton con la que la AMIA festejó en la noche del martes 30 su 125 aniversario. Claro que hubo muchísimos y destacados miembros de la colectividad judía y funcionarios del Gobierno para participar de la celebración, que arrancó a las 20 y se prolongó pasada la medianoche.
Pero también hubo algunos vacíos importante. Casi no hubo dirigentes del peronismo, en cualquiera de sus vertientes, aunque muchos habían sido invitados. Sólo se vio entre la multitud que colmó la recepción antes de la cena al senador por San Luis Rodolfo Urtubey, presidente de la Comisión de Acuerdos del Senado.
Mientras los invitados pasaban con copas en la mano y platitos con sushi, salmón, humus y ceviche, entre otras delicias, se la podía ver por allí a Inés Weinberg de Roca, la candidata del presidente Mauricio Macri a ocupar el cargo vacante como titular de la Procuración General de la Nación, una decisión que depende en buena medida de Urtubey en particular y de lo senadores peronistas en general. Allegados a la candidata dicen que la postulación sigue adelante y que «en algún momento va a salir».
El presidente de la AMIA, Agustín Zbar, militó en su juventud en el radicalismo. Por eso no es de extrañar que hubiera dirigentes de la UCR como el histórico Enrique «Coti» Nosiglia, el ex diputado y ex ministro de Economía, Jesús Rodríguez, el diputado nacional Mario Negri, presidente del interbloque de Cambiemos. También circulaba por allí el ex camarista y ex diputado radical Ricardo Gil Lavedra, acompañado por su pareja, la escritora Claudia Piñeiro, a quien le pedían fotos como si fuera una rockstar.
El Gobierno tuvo también su nutrida representación encabezada por la vicepresidenta, Gabriela Michetti, los ministros de Relaciones Exteriores y Justicia, Jorge Faurie y Germán Garavano, el secretario de Asuntos Estratégicos Fulvio Pompeo, el secretario de Derechos Humanos Claudio Avruj, el secretario de Culto Alfredo Abriani.
La presencia de Garavano, justamente es la que hace notoria la ausencia en la cena de una de las fundadoras de Cambiemos, la diputado Elisa Carrió, quien pidió el juicio político para el funcionario por las conductas que desplegó desde su cargo en la causa AMIA. Garavano cambió al abogado que representa al Ministerio de Justicia en el juicio por las irregularidades en la investigación del atentado de 1994 para que no acusen a los ex fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia.
La querella de la AMIA en el juicio oral actuó en línea con Garavano y tampoco acusó a los fiscales. Esa decisión generó el rechazó de otros grupos de familiares que participan como querellante en el juicio oral. De hecho, ayer mismo la agrupación Memoria Activa presentó sus argumentos para sumarse al juicio político de Garavano.
Después de la recepción y antes de la cena, que tuvo al cordero como plato principal y variaciones de chocolate como postre, fue el momento de los discursos. Se sabe que la vicepresidenta Michetti no tiene la virtud de la oratoria. Expuso algunas construcciones gramaticales llamativas. Por ejemplo, cuando recordó que la AMIA había sido “atentada” por el ataque que en 1994 provocó 85 muertes y más de 300 heridos.
El presidente de la Corte, Carlos Rosenkrantz, amigo de Zbar y compañero de militancia en el radicalismo de Alfonsín, durante el retorno de la democracia, recordó al filósofo del derecho Carlos Nino como uno de sus mentores y cosechó algunos aplausos cuando enumeró los pilares que sostiene la actuación institucional de la AMIA.
En la misma línea, el presidente de la entidad, Zbar, recordó todas las áreas en la que se presta ayuda, como la bolsa de empleo, con sus cursos de capacitación, o la asistencia alimentaria. “La Comunidad se ocupa de cada una de las etapas de la vida según lo indica la ley judía: el casamiento, el nacimiento de la descendencia, la educación, el trabajo, la cultura, el bienestar de los carecientes, y el sepelio a perpetuidad en nuestros cementerios comunitarios”, enumeró.
“Y si de reparaciones hablamos, resulta indispensable mencionar aquella que nos sigue faltando desde hace casi un cuarto de siglo: la Justicia. El 18 de julio de 1994, la barbarie asesina del terrorismo fundamentalista islámico asesinó a 85 personas, hirió a más de 300, destruyó nuestra sede histórica y dejó en ruinas varias cuadras a la redonda”, indicó al recordar el ataque contra la sede de la calle Pasteur.
Luego hubo momento de distensión. Kevin Johansen cantó un par de canciones y más tarde Raúl Lavie entonó un fragmento del musical El Violinista en el Tejado, donde tiene el papel central del protagonista de Tevye, un lechero judío en la Rusia zarista. Por el lado de la farándula hubo un reconocimiento al actor Max Berliner, que acaba de cumplir 99 años. En una mesa cercana estaba la actriz Patricia Palmer, una de las más de 900 asistentes a la celebración.