Se trató de un enorme engaño. De un gigantesco ocultamiento a toda la sociedad argentina y a los familiares de las víctimas de la mayor tragedia marítima de la historia de nuestro país.
Veinte días después del hundimiento del submarino ARA San Juan en las aguas del Atántico, la Armada Argentina ya sabía la ubicación donde quedó la nave, pero no se informó hasta casi un año después.
Quien dio esa información fue el contralmirante Enrique López Mazzeo, ex comandante de Adiestramiento y Alistamiento de la Armada, uno de los seis procesados en la causa que lleva la jueza federal Marta Yáñez.
Según su declaración, la Mariano ubicó al submarino el 5 de diciembre de 2017, o sea veinte días después de la desaparición de la nave.
Pero ese dato se mantuvo la reserva hasta que el 16 de noviembre de 2018 cuando se informó en forma oficial sobre lo que se sabía desde casi un año antes.
Nueva declaración
López Masseo declaró nuevamente la semana pasada ante la Cámara Federal de Comodoro Rivadavia al ampliar su declaración indagatoria.
«Teníamos detectada la posición del submarino y por eso teníamos coordinados con la marina británica el 5 de diciembre el pedido de un vehículo autónomo porque sabíamos que únicamente podía estar en dos cañadones, que no podíamos verificar con todos los medios internacionales requeridos», declaró el oficial.
«Hubo submarinistas que se fueron en el buque la cápsula de rescate, operando con la Marina de Estados Unidos. O sea eso muestra que la confianza internacional existe en nuestra gente», agregó ante los camaristas Javier Leal de Ibarra, Aldo Suárez y Hebe Corchuelo de Huberman.
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Al referirse al hallazgo a los 20 días del naufragio, López Mazzeo cuestionó “la forma inaudita en la que se extendió la agonía de los familiares y seres queridos, integrantes de la familia naval”.
Cuando prestó declaración indagatoria el 25 de noviembre de 2019, ante la jueza Marta Yáñez, el mismo López Mazzeo había señalado que “nunca” había presenciado “mayor ignominia hacia la Armada que la actitud cobarde y mentirosa” de quiénes eran sus superiores.
Sostuvo que “movidos por intereses personales provocaron la demora en el hallazgo del naufragio, ignorando y desprestigiando el trabajo profesional al que afanosamente se entregó el personal naval durante la búsqueda de sus camaradas”.
Las fechas del engaño
Para pasar en limpio lo que declaró el jefe naval es necesario repasar las fechas de la tragedia, para entender la magnitud del ocultamiento.
El submarino desapareció el 15 de noviembre de 2017, cuando navegaba desde Ushuahia hacia su base en Mar del Plata, con 44 personas a bordo.
Y ahora se sabe que el buque científico AGS-61 “Cabo de Hornos” de la Armada de Chile informó el 5 de diciembre de 2017 su posición a la Armada Argentina, es decir, sólo 20 días después de su desaparición.
Sin embargo, el gobierno de Mauricio Macri contrató a la empresa privada Ocean Infinity que realizó una segunda búsqueda que concluyó el 17 de noviembre de 2018, en el mismo sitio que se conocía desde el año anterior.
Indagatorias
La abogada Valeria Carreras, que representa en la causa a un nutrido grupo de familiares de las víctimas, explicó que «no hay un papel que diga porque lo ocultaron».
La declaración de López Mazzeo complica aún más la situación del ex jefe de la Armada Marcelo Srur, del exministro de Defensa Oscar Aguad y del ex presidente Macri.
El fiscal ante la Cámara Federal , Norberto Bellver, informó hace diez días que pedirá que los tres presten declaración como sospechosos en la causa a cargo de la jueza Yánez.