| En La Matanza

Investigan si la banda de poliladrones participó en secuestros

La banda mixta habría participado en secuestros extorsivos. Roban botines de otras bandas y cometían delitos de todo tipo. Cuatro subcomisarios detenidos.

Los siete efectivos de la Policía Bonaerense que supuestamente participaban de una banda mixta en La Matanza afrontan imputaciones de todo tipo, pero además se investiga si participaron en casos de secuestros extorsivos ocurridos en la zona.

Según se informó, los siete detenidos «les facilitaban los uniformes a los demás integrantes de la organización; falsificaban los libros de actas con operativos que en verdad no se hacían y que a la misma hora y en la misma zona eran zonas liberadas para robos de la banda; le informaban a la organización si los estaban investigando o no; tomaban botines secuestrados de otras bandas y se los entregaban a la propia para que los redujeran; amparaban desarmaderos donde se colocaban los vehículos robados por sus cómplices y, aunque todavía no está probado, es posible que hayan participado de secuestros».

De hecho, en uno de los allanamientos se encontraron valores entregados a cambio de la liberación de un secuestrado. A raíz de la pesquisa, fueron separados de sus cargos dos comisarios mayores –casi el grado más alto de la Bonaerense–, a quienes todavía no se les imputa conocimiento de la banda y los delitos, pero en cualquier caso se les adjudica, como mínimo, desconocimiento de lo que estaba ocurriendo, informa el diario Página 12.

Los siete oficiales detenidos son de importancia: cuatro subcomisarios, un oficial principal, un subinspector y un capitán. Todos eran parte de la Departamental de Investigaciones de La Matanza, que abarca a ese inmenso municipio, pero también a otras dos zonas calientes del conurbano: San Martín y Tres de Febrero.

«Pese al hermetismo, trascendió que la punta del ovillo surgió en una investigación sobre un secuestro. Se siguió el hilo conductor de un teléfono que se usó en aquel caso de secuestro y las escuchas permitieron sumar evidencias. La pesquisa estaba en ese momento en manos del fiscal federal Sebastián Basso, quien le llevó las evidencias al juez Jorge Rodríguez. Después, participó personal de Asuntos Internos de la Bonaerense, la SIDE y el Ministerio de Seguridad provincial», agrega el diario.

Algunos de los siete policías extorsionaban a otras bandas, es decir que amenazaban con detenerlos si no entregaban parte de un botín, por ejemplo, obtenido en un robo a un camión. De esa forma, la organización de los polichorros se quedaba con lo que conseguían en sus robos y también lo que robaban otras bandas.

Además, los cuatro no-policías entraban y salían de las dependencias de la Bonaerense con total libertad e incluso participaban de operativos en los que directamente se llevaban parte de lo secuestrado. El uso de uniformes por parte de los no-policías, suministrados por los policías en actividad, estaría probado y justamente el objetivo era que participaran de operativos y se llevaran botines de otras bandas.

«Sin embargo, la envergadura de los oficiales que intervinieron, todos oficiales jefes, hace pensar que hubo de por medio delitos de mayor rango. Por de pronto, estaría probado que la banda incursionaba en todo lo que tenía que ver con automotores: esto significa robo, corte, desarmado y venta de repuestos. La especialidad eran vehículos de alta gama, por lo general importados, en los que hay una escasez de repuestos nuevos», agrega Página 12.

La sospecha es que la banda de polichorros se dedicaba a un delito de otro nivel: los secuestros exprés. A veces orientándose por el nivel del auto de la víctima, siempre vehículo importado, a veces guiándose por algún dato. La existencia de esta organización explica que la zona oeste La Matanza-San Martín-Tres de Febrero haya sido escenario de la mayoría de los casos conocidos y de gran parte de los que no se denunciaron.

Además de la banda de los once –siete policías y cuatro no-policías–, el Ministerio de Seguridad decidió pasar a disponibilidad a dos comisarios mayores, es decir dos hombres del segundo máximo rango en la Bonaerense. Uno era el jefe de la Departamental de Investigaciones de La Matanza y el otro, el jefe zonal, o sea el oficial encargado de supervisar toda la estructura policial del oeste del conurbano.