Por Cecilia González

Argentina, lunes de un mundo raro.

-Gracias a este pormenorizado informe de La Nación nos enteramos de que la canciller argentina Susana Malcorra gastó unos 87 millones de dólares (recursos públicos) en su fallida candidatura para la ONU, además de que 13 funcionarios trabajaron medio tiempo en su campaña. La ministra acumula muchos descalabros: no logró ser secretaria general de la ONU; desmintió a Macri, o sea, su jefe, por el falso diálogo sobre Malvinas y apoyó a Clinton hasta el último día de la campaña estadounidense. Es mucho ¿no? http://www.lanacion.com.ar/1955950-susana-malcorra-gasto-13…

-Sobre los gastos, ¿alguien ya hizo la cuenta de cuántas pizzas o cuántas guarderías se podrían haber comprado/construido con los 87 millones de dólares? Vieron que es la nueva tasa de medición del gobierno, pero yo soy muy mala para las matemáticas.

– Si es cierto que Malcorra (y el gobierno en general) anda rogando tanto por una llamada entre Trump y Macri, aunque hablen difícilmente se podrá interpretar como un éxito diplomático. Me divierto por anticipado con los intentos que harán Macri y el resto de los líderes mundiales que apostaron por Clinton para amigarse ahora con el empresario.

-Acá siguen las comparaciones forzadas en los medios, según las fobias y filias políticas: que si Trump es como los Kirchner, que si es como Macri… Oigan, no todo pasa por el tamiz argentino, no hay modo, exageran, aunque reconozco que la pelea tuitera post electoral entre Trump y el New York Times me hizo recordar el Periodismo de Guerra que se hizo acá. Ya sabemos quién ganó esa guerra. Lo vemos (y leemos) todos los días.

– El impacto del triunfo de Trump genera contradicciones flagrantes como la indignación ante sus posturas xenófobas, racistas y discriminatorias por parte de políticos y periodistas que acá promueven posturas xenófobas, racistas y discriminatorias. Capaz quieren el monopolio.

-Mientras el mundo cambia, el gobierno argentino sigue en campaña y los funcionarios, con la espontaneidad a la que nos tienen acostumbrados (?) van a tocar timbres para hablar con “la gente”. Hay que reconocer que la estrategia es muy buena, sobre todo porque impiden que los periodistas vayamos a cubrir sus famosos “timbrazos”, así que todas las fotos que se publican en todos los medios son únicamente las fotos oficiales de funcionarios atentos y ciudadanos sonrientes. Un mundo feliz. Qué envidia ¿no?

-El presidente dio una entrevista a La Nación en el lanzamiento de su canal televisivo y dejó en claro que el caso de los Panamá Papers está cerrado. Se le olvidó el pequeño detalle de que eso no lo decide él, sino la justicia que sigue investigando las empresas off shore en las que aparecía como director y que sí tuvieron operaciones comerciales, cosa que había negado. Ah, casi se puso a llorar cuando habló de los pobres. Y casi me conmueve, pero de pronto recordé que en menos de un semestre su gobierno dejó en la pobreza a por lo menos un millón y medio de argentinos. Hoy deben ser más. Las lágrimas se me secaron.

-Con la sensibilidad social que caracteriza a algunos políticos, el senador macrista Federico Pinedo justificó el aumento de los salarios de los legisladores y se metió a la competencia por la frase de la semana, del mes, del año: “Gano 83 mil pesos, con la inflación que hay es difícil». No, pus sí. Imaginen los miles de trabajadores que ganan 10 veces menos que él y que padecen la inflación acumulada del 45 por ciento. No sé cómo hacen para sobrevivir, lo malo es que, a diferencia de los legisladores, no pueden aumentarse los salarios por decreto.

-¿Sabían que en Santa Cruz, de manera inédita, murieron 370 pingüinos a mordidas? Ay, la literalidad argentina.

-Lo bueno es que los medios tienen a bien informarnos con cierta frecuencia los avances de la huerta de Awada en Olivos. Más que los tomates y la albahaca orgánica, lo que me sorprende es que la primera dama supervise los cultivos ¡en tacones! Así la muestran las fotos. Eso es un talento, ¿eh? Habrá también huerta en el techo de la Rosada. Capaz lanzan el programa Huertas para todos y todas.

Fuente: Facebook de la autora.