Por Rodolfo Palacios.

El cura Julio César Grassi nunca dejó de usar a los medios como estrategia de defensa. Ante cámaras lloró, besó su cruz, refutó las acusaciones, juró por Dios que era inocente y se refugió en periodistas amigos. Pero su postura mediática terminó por convertirse en un boomerang. La Cámara Penal de Morón ordenó su detención porque considera que violó sus condiciones de detención: hablar mal de las víctimas y volver a la Fundación Felices los Niños, donde tenía el ingreso prohibido.

Grassi fue condenado a 15 años de prisión.

Aunque resulte insólito, la segunda cuestión fue descubierta por una torpeza del mediático abogado penalista Fernando Burlando. Acostumbrado a ser un jugador de poker que siempre está un paso delante de la próxima jugada, esta vez cometió un error: en una entrevista con La Nación reveló que había llegado a ser el abogado de Carola Labrador, la mamá de Candela, la nena asesinada, gracias al padre Grassi. Y contó que se había reunido con él en la sede de Felices los Niños.

Además en una entrevista con Mauro Viale criticó a una de las víctimas, pese a que tenía prohibido hablar de las personas involucradas en el expediente. Es por eso que la Sala II de la Cámara Penal de Morón ordenó la detención de Grassi por abuso sexual y corrupción de menores porque consideró que violó las condiciones de su libertad. Pero el cura puede seguir libre porque el fallo considera que esa medida se efectivice cuando la sentencia quede firme.

“Es una injusticia que un hombre condenado por abuso sexual de menores esté en libertad y según el Comité contra la Tortura de la Provincia de Buenos Aire, el 72 por ciento de los presos bonaerenses están procesados sin condena”, dijo a CyR Juan Pablo Gallego, abogado querellante del caso Grassi.

–¿Por qué cree que la mayoría de los detenidos en cárceles son procesados que no recibieron conden a y Grassi está libre pese a tener dos fallos en su contra?

–Porque tiene contactos con el poder. Sobre todo con parte importante del Poder Judicial. De otro modo no se explica. De hecho hubo un libro escrito por el penalista Marcelo Sancinetti que fue financiado por la Conferencia Episcopal Argentina y fue una estrategia de defensa de Grassi.

Burlando dijo que se reunió con Grassi dentro de la Fundación.

–¿Qué opina de la postura que tuvo Jorge Bergoglio después de la sentencia a Grassi?

–En su momento, como autoridad máxima de la Iglesia argentina podría haberlo desplazado, aunque no lo hizo. Se mantuvo en silencio. Es importante que ahora como papa luche para combatir la pedofilia.

El abogado de la asociación Madres del Dolor, Claudio Mazaira, advirtió que el caso Grassi podría quedar impune si las apelaciones y demoras judiciales dilatan el expediente. “Una persona puede estar presa sin condena por robo y podemos tener un cura o un maestro de escuela acusado de cometer un delito sexual aberrante con una condena de 15 años y hasta dentro de cinco o seis años puede no ser plausible de detención. Eso puede pasar con el caso Grassi. Es más, puede pasar lo mismo que pasa con el caso de la muerte de Kevin Sedano, que se ha apelado con la intención de que la causa prescriba”, opinó Mazaira a CyR.

El 10 de junio de 2009, El Tribunal Oral en lo Criminal Nº 1 lo condenó a 15 años por dos de los 17 cargos que pesaban en su contra. Sin embargo, no quedó detenido: porque el caso todavía no quedó firme y es la Suprema Corte de Justicia bonaerense la que está analizando si confirma esa resolución.

Grassi quedó bajo sospecha en 2002, cuando el programa «Telenoche Investiga» de Canal 13 difundió un informe donde se ventilaban denuncias contra el titular de la «Fundación Felices Los Niños» por supuesto abuso deshonesto de menores a los que debía proteger.

“Hay una disparidad de criterios en la justicia. Por un lado, la Corte entiende que el artículo 7 del Pacto de San José de Costa Rica habla del derecho a  la libertad individual, pero el artículo 32 considera que ese derecho está subordinado al orden público y a  la seguridad d las personas. Antes, ante una disparidad entre las cámaras, se daba un fallo plenario: es decir los miembros de las salas se reunían para unificar criterios”, dijo Mazaira.

En diálogo con Radio Vorterix, el fiscal de Morón Alejandro Varela dijo que el sacerdote “está viviendo en una casa quinta alquilada sobre la avenida Gorriti, frente a la Fundación Felices los Niños».