Por Rafael Saralegui.
“La Corte se equivocó. Prácticamente, anuló todas las leyes que promovían la democratización de la Justicia, cuando podría reglamentarlas y mejorarlas. Luego sale creando una comisión para acelerar los juicios penales porque eso tiene prensa”. María Laura Garrigós de Rébori no se anda con vueltas, dice casi todo lo que piensa. Es presidenta de la Cámara del Crimen y titular del movimiento Justicia Legítima, creado hace casi un año en respuesta a las declaraciones difundidas por la cabeza del Poder Judicial durante el enfrentamiento con el Gobierno por la demorada Ley de Medios.
De todos modos explica que concurre a las reuniones convocadas por la Corte para agilizar el fuero penal y dice que propone iniciativas que podrían derivar en mejoras en la práctica tribunalicia.
Garrigós tiene más de 30 años de trabajo en la Justicia y se apasiona cuando habla. No lo hace desde el lugar distante en que lo suelen hacer muchos magistrados y académicos. Eso tiene un porqué. “La Justicia no puede estar sólo en manos de los tribunales. Es un derecho de todos”, dice. En esa línea, Justicia Legítima está en los últimos pasos para constituirse como asociación civil abierta a la participación de cualquier persona. La única diferencia es que a los abogados se les cobrará más por asociarse.
“Para el 11 de diciembre, fecha en que se publicó nuestra primera solicitada, vamos a hacer una reunión. Esto es hoy una corriente de peso, con gente que se sienta a pensar. El hecho es que un número importante de gente que pensaba desde hace años en ciertas cuestiones se comenzó a reunir para debatirlo. Estamos hablando de la inserción de este poder en una sociedad democrática. Este es el más conservador de los tres poderes. Es necesario que empiece a hacer su autocrítica”, sostiene la camarista en diálogo con CyR.
Frente al cuestionamiento a las reformas impulsadas por el Gobierno en el Poder Judicial en detrimento de una reforma penal, por ejemplo, Garrigós dice que “el sistema penal toca a un número muy reducido de gente, pero son los que hacen más ruido. A la gente le afectan mucho más las cosas que se tramitan en los otros fueros. Quien no chocó alguna vez con el auto, no tuvo problemas con el consorcio, con un boleto de compra venta, con una sucesión, lo despidieron del trabajo o tuvo que despedir a alguien. Todas estas cuestiones afectan a mucha más gente que una reforma penal”.
-De todas formas ustedes acompañaron un proyecto de reforma penal.
-Nos presentamos ante el ministro Alak y ante la presidencia de la Cámara de Diputados. Es un proyecto original de Carlos Beraldi que ha tenido sucesivos estudios y modificaciones y que se ha ido mejorando. La investigación la lleva al fiscal, pero es superador al sistema que rige en la provincia de Buenos Aires y deja abierta la posibilidad del juicio por jurados.
-¿Usted está de acuerdo? Porque hay algunos jueces que dicen que la gente común no está en condiciones de juzgar.
-Todos estamos en condiciones de juzgar. Con una guía letrada no es tan complicado.
-¿Puede aprobarse en el Congreso en estos dos años que faltan?
-En los dos años que restan quizás se puede aprobar. Depende de la composición de la Cámaras y del grado de responsabilidad cívica de quienes integren el Parlamento.
Cuando habla de responsabilidad cívica y de estar a la altura de las circunstancias Garrigós se refiere a que la inseguridad ha sido tema de debate en las últimas elecciones con propuestas que no promueven un cambio de fondo, sino más parches. En ese sentido habla de los menores que se encuentran en conflicto con la ley, cuestión que livianamente se trató en los medios y entre los candidatos en el fragor de la campaña. “Con los menores hay que hace algo, pero rápido. Esos chicos carecen de oportunidades, tienen carencias de contención, de familia. Es necesario que accedan a las mismas cosas que los otros chicos. Pero no se trata sólo de una cuestión económica. Son otros abandonos. Con la AUH pueden tener acceso al médico, están mejor que hace diez años, pero no tienen en quien respaldarse. No tienen para quien comportarse bien”.
-¿Está de acuerdo con una ley penal juvenil, entonces?
-Hay que discutir un tratamiento juvenil, no creo que sea un problema penal. Estos pibes entran en la droga para liberarse de todo lo cotidiano. El Estado tiene que inventar formas que les resulten más atractivas que la droga. Que la rutina de la vida cotidiana les resulte más atractiva. Los menores en conflicto con la ley penal en situación de calle en la ciudad de Buenos Aires no son más de cien. Y de todos los que están en conflicto no son más seis mil. No es el verdadero problema. Llevamos 30 años de democracia y no hemos dado con la clave para solucionar esto.
-¿Qué opina de la despenalización del consumo de drogas?
-Está prácticamente despenalizado a partir de los fallos de la Corte.
-¿Cómo ve lo que está pasando en Uruguay con la despenalización?
-Es fantástico. Es maduro. Se necesita madurez social para llegar a ese lugar. Pueden tolerarlo.