Por Ignacio Ramírez.
Cuando Jorge Leonardo Fariña, de educación incompleta, declaró ante el fiscal Guillermo Marijuan durante más de doce horas el 10 de junio último, desmintió todo lo que había dicho en el programa de Jorge Lanata sobre operaciones de blanqueo de dinero vinculadas con el empresario Lázaro Báez y se refirió a una jugada de ajedres para intentar explicar porque hizo lo que hizo.
Según el texto de su declaración indagatoria, a la que tuvo acceso CyR, el inversor que se peina con rodete, marido de la modelo Karina Jelinek, dio precisiones sobre sus inversiones y patrimonio.
Se definió como empresario y asesor financiero. Sin título universitario, estudió ciencias económicas en la Universidad de La Plata, dijo que era capaz de venderle hielo a los esquimales y prometerles ganancias extraordinarias.
Explicó que su actividad de consultor y auditor lo llevó a ser empleado de dos firmas. Trabajó en Real State Real Investments Fiduciaria desde marzo del 2011 hasta julio del mismo año. Dijo que cobró 70.000 pesos mensuales, de los cuales solo 6000 estaban en blanco, lo que motivo un juicio laboral posterior. Luego se desempeñó en la firma Wellmer Trading SA como director desde agosto hasta septiembre de 2012. Por estas tareas cobró alrededor de 270.000 pesos, según declaró.
El 25 de enero de 2010, compró un auto Audi TT coupe FSI por 209.300 pesos. Dijo que el origen de los fondos son producto de una herencia. Su padre fue empleado bancario 42 años, en dos oportunidades como subgerente general. “El origen de esos fondos fue la actividad laboral realizada y declarada durante 42 años, sumando a que con la muerte de mi padre, adquirió una herencia que dentro de mis criterios y a su parámetro considero importante”, informa es su declaración indagatoria.
Las mentiras verdaderas de la causa sobre lavado y dinero negro son contrapuestas. La versión televisiva choca con la que dio el joven empresario en la justicia. Fariña, que declaró como imputado, dijo que su vinculación con Austral Construcciones comienza en marzo del 2011, cuando conoce a Martín Baez en una reunión en Río Gallegos.
Llegó hasta él porque prestaba servicios para la empresa Leasing Asociados. Su misión era concreta, debía brindar asesoramiento sobre las formas de financiar la renovación de la flota de la constructora.
Así le propone a la familia Báez, armar un fideicomiso a través de Nación Fideicomisos para lograr una financiación de sus pasivos. Luego de ese negocio, le ordenan encarar una inversión inmobiliaria en Mendoza.
En abril de ese año, a partir de su casamiento con Jelinek, la relación con Daniel Perez Gadin, contador de Baez, se torna más difícil y le informa que preferían suspender el vínculo por su exposición mediática. El inmueble de Mendoza se termina convirtiendo en su indemnización en concepto de honorarios adeudados.
Fariña dice que meses después conoce a Federico Elaskar en noviembre del 2011, a través de un amigo en común Matías Molinari. Fariña intenta llevar a cabo a través de la financiera de Elaskar, SGI, una operatoria de descuento de los cheques percibidos por los proveedores de Austral Construcciones, pero la operación se cae por deficiencias en la estructura de la financiera SGI.
Fariña es contundente en su relato: “No armé sociedades en el exterior. No tengo ni tuve cuenta en el exterior. A Lanata; le dije ni mas ni menos lo que yo quería decir, y aplique lo que en el ajedrez se llama la estafa de Marshall.” Haciendo referencia a Frank Marshall que en 1912 en un partido de ajedrez sacrifica a la reina, cosa que teóricamente es la máxima que nunca se debería hacer. Al sacrificar a su reina, queda en posibilidad de hacer el enroque y al hacerlo, con su torre marca el jaque mate.