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Ex fiscal Di Pietro: «Por fin hay un Papa que quiere dividir la fe de los negocios»

Por Rafael Saralegui.

Antonio Di Pietro, el ex fiscal italiano que en los años 90 llevó adelante una cruzada judicial contra la corrupción conocida como Mani Pulite, se inquieta, se pone nervioso, cuando la traducción no es precisa y sus palabras no tienen el significado exacto que él busca. En una extensa charla con tres periodistas relató su experiencia, evitó hablar de política interna argentina, aunque dio unas definiciones jugosas y se mostró esperanzado con que el Papa Francisco termine con la falta de transparencia y los negocios sucios del Instituto para las Obras de la Religión (IOR), el poderoso banco del Vaticano.

“Tengo la impresión de que finalmente hay un Papa que quiere dividir la fe de los negocios”, dice Di Pietro, quien estuvo de visita en Buenos Aires para participar del Primer Congreso Internacional de Transparencia y Gobierno Abierto, organizado por el gobierno porteño y que fue inaugurado por Mauricio Macri la semana pasada.

A causa de una investigación de la Justicia italiana, el 29 de junio fue detenido monseñor Nunzio Scarano acusado de corrupción, fraude, lavado de dinero y calumnias a través del IOR y la Administración del Patrimonio de la Santa Sede, por haber intentado reciclar 20 millones de euros de una familia de armadores napolitanos. Scarano fue arrestado junto un agente de los servicios secretos italianos y a un financista después de retirar 600 mil euros de una cuenta del banco del vaticano.

Di Pietro fue el líder del proceso que se conoció como "manos limpias".

Di Pietro fue el líder del proceso que se conoció como «manos limpias».

-¿Cuáles son los vínculos que existen entre el IOR, la política italiana y los negocios ilegales?, le preguntó CyR al célebre ex fiscal y parlamentario.

-Es la misma relación que existe entre la caja fuerte de un banco y el directorio de ese banco. El sistema económico de Italia está conformado por relaciones financieras, tanto legales como ilícitas. Las ilícitas pasan a través del sistema bancario. La caja fuerte del IOR es muy segura, muy reservada y muy usada por toda la nomenclatura de los políticos y financistas italianos.

-¿Cree que el Papa Francisco puede terminar con la corrupción en el banco vaticano?

-Si el buen día se ve desde la mañana, los primeros pasos que está dando Francisco nos dan la idea de que puede haber un buen amanecer. Porque tenemos la impresión de que finalmente hay un Papa que quiere dividir la fe de los negocios.

-En su reciente viaje a Brasil, el Papa dijo que no sabía aún que iba a a hacer con el IOR. ¿Para usted que debería hacer?

-No tengo ninguna duda de que la Iglesia Católica necesita una fundación o una banca, que debe ser el instrumento para difundir la fe en todo el mundo. Lo que no puede ser más es la estructura de reciclado de dinero ilícito. Es necesaria una mayor transparencia. La comisión que ha creado Francisco es la que debe realizar estas reformas.

Durante su paso por Buenos Aires Di Pietro mantuvo dos encuentros muy reservados: se reunió con el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, tal como informó la semana pasada CyR, y con el intendente del Tigre y precandidato a diputado, Sergio Massa, a quien le ofreció asesoramiento en la redacción de leyes para combatir la corrupción. Pese a las reuniones que mantuvo con dos hombres que hoy aparecen alejados del Gobierno, Di Pietro se manejó con cautela en sus repuestas. Por ejemplo, no quiso explayarse sobre la corrupción en la Argentina, porque dijo que sólo conocía los casos por lo que había leído en los diarios.

-¿Cuál es su opinión sobre la situación de la corrupción en la Argentina?

-Sólo conozco por lo que he leído en los diarios internacionales. Algo que he visto como fiscal, como parlamentario italiano, parlamentario europeo, es que la corrupción es un hecho sistemático en todos los países. En todas partes se está diversificando mucho, cambia de estructura, se sofistican los elementos para cometerlas. Nunca tuve relación con las autoridades judiciales argentinas, vinculado con casos de corrupción

Di Pietro llegó a Buenos Aires para participar de un congreso sobre transparencia.

Di Pietro llegó a Buenos Aires para participar de un congreso sobre transparencia.

del Mani Pulite.

-Pero al ser usted un experto en corrupción, ¿cuál es su percepción sobre la corrupción en la Argentina?

-La corrupción no se pesa por kilo y no se puede generalizar, es una afirmación que un especialista no puede realizar, ya que se puede ofender mucha gente que no es corrupta. Hay muchos jueces políticos, periodistas, empresarios que no son corruptos y se pueden ofender. Como me considero un experto no se puede generalizar, decir un 50 por ciento de la Argetina es corrupto está mal. Es una afirmación que un especialista no puede y no debe realizar.

De todos modos, yo te puedo decir que el sistema de la política, de las empressa y de la comunicación puede sobrepasar los sistemas de control. Creo que los fiscales no pueden y no deben comportarte como escribanos, no tienen que esperar que las pruebas se las lleven arriba del escritorio. Con esto no quiero decir que hay que invertir la carga de la prueba. Pero cuando uno ve que el tenor de vida de un funcionario no es adecuado a sus ingresos formales, considero que se debe abrir una investigación.

-¿Cómo se combate la corrupción en la política?

-En un estado de derecho hay que establecer reglas preventivas, por ejemplo, hay que prohibir que se presenten como candidatos personas condenadas. En todos los niveles, las personas que estén procesadas no pueden ocupar cargos de gobierno.

-¿Que opinión le merece la decisión de la presidenta de Brasil, Dilma Rouseff, de separar de sus cargos a los ministros acusados de hechos de corrupción.

-Ojalá en Italia hubiera una autoridad fuerte, que hubiera realizado lo que hizo la presidenta de Brasil de separar de sus cargos a los corruptos.

Di Pietro explicó que cuando estuvo en el Parlamento Europeo propuso un diseño de un paquete de leyes para quien desarrolla una actividad periodística, debe ser en un editor puro, es decir, no tener otros negocios. Explicó que Silvio Berlusconi gestiona casi la totalidad de los medios escritos y televisivos en Italia y que usó ese poder para decir que todo lo que hizo él está bien y que todo lo que hace la oposición está mal. Además, opina que uso sus medios para aparecer ante la opinión pública como una víctima de la persecución de los jueces.

“La corrupción es un problema cultural. Su puede combatir con educación, con la prevención y con el control. Pensar que se puede combatir sólo con la sanción o la condena es un error”, dijo el célebre fiscal. Y lo ilustró con un ejemplo. Un automovilista que viaja entre Suiza e Italia, antes de cruzar la frontera respeta las velocidades máximas, pero al entrar en la península pisa el acelerador hasta llegar a los 180 kilómetros por hora. “En un lado está la costumbre de respetar la ley y en otro no”, concluye.


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