Un entramado de sociedades vinculadas con la participación de personas que se repiten en las diversas composiciones societarias permitieron a los hermanos Sergio y Pablo Schoklender desviar más de 206 millones de pesos que debían ser destinado a la construcción de viviendas sociales en el plan Sueños Compartidos de la Fundación Madres de Plaza de Mayo.
Así lo sostuvo el juez federal Marcelo Martínez de Giorgi cuando procesó a los dos hermanos y a los ex funcionarios José López y Abel Fatala por administración fraudulenta. Hebe de Bonafini también fue procesada como partícipe necesaria, aunque el juez no le adjudica a ella haberse quedado con el dinero, ni desvío de fondos.
Los dos hermanos, según el auto de procesamiento, tenían un amplio poder que les permitía realizar todo tipo de operaciones en el manejo de la Fundación, que aprovecharon para retirar enormes sumas de dinero en efectivo, comprar sociedades, empresas, terrenos, un colegio, departamentos, coches, aviones, motos y pagar lujosas estadías en hoteles de Bariloche y Tierra del Fuego que se pagaban, llamativamente, en efectivo.
“Se consideró probado en el expediente que los hermanos Schoklender, en su calidad de apoderados de la FMPM, tuvieron una activa participación en la gestión y ejecución de las construcciones que se adjudicaran a esa institución, y que con posterioridad, una vez ingresados los montos correspondientes a esas obras en las arcas de la institución, desviaron la suma de $ 206.438.454,04, que canalizaron a distintas personas y empresas a través de cheques y transferencias a sus cuentas bancarias”, sostuvo el juez en su resolución.
El juez consignó que las empresas Meldorek S.A. y Antártica Argentina S.A., entre otras que se adjudican a Sergio Schoklender, percibieron valores sin contraprestación alguna relacionada con la actividad propia de la Fundación y, a través de su cobro, imposibilitaron seguir su rastro, en maniobras de lavado de dinero en las que participaron otras personas que eran directivos de las compañías involucrados, allegados a los Schoklender o presta nombres.
Buena parte de las sociedades que aparecen mencionadas tienen un domicilio coincidente: Alvarez Thomas 198, en el Edificio La Algodonera, en esa zona de la ciudad que las inmobiliarias definen como Palermo Hollywood, donde Schoklender tenía oficinas y dio algunas entrevistas cuando estalló el escándalo y fue separado de sus funciones en la Fundación.
Claro que Schoklender negaba entonces que las oficinas fueran suyas. Cuando algún colega lo entrevistó dijo que se las habían prestado. Algo que podría ser cierto por un detalle: en medio de una nota Sergio abrió un cajón del escritorio y sacó un atado de cigarrillos de la marca que fumaba en aquella época. Difícil que supiera donde estaban los fasos sino la oficina no era suya o iba bastante seguido.
Meldorek fue comprada por Schoklender, según el juez, en el año 2010 por un valor total de 1.160.000 dólares. Al parecer, el objetivo central no era comprar la empresa en sí, sino los dos aviones que tenía en su patrimonio, de acuerdo con la declaración del piloto y abogado que participó en la operación y que fue luego incorporado como accionista minoritario y director suplente de la firma.
La compañía tenía dos aviones: un aparato estaba identificado con la matrícula LV-BHX que corresponde a un Cessna Citation, y cuyo valor según la Policía de Seguridad Aeroportuaria, oscilaría entre U$S 1.000.000 y U$S 2.000.000. La otra aeronave identificada con la matrícula LV-MNR, es un avión Pipper valuado entre 400 mil y 800 mil dólares. Meldorek tenía además como patrimonio una cupé Ferrari, un barco y un departamento, que luego pasaron a otra sociedad, aunque se supone que quedó en manos de los nuevos dueños.
Según testimonios de directivos y docentes de la escuela Jean Piaget, en el barrio de Chacarita, a la que concurría el hijo de Sergio Schoklender, el mayor de los hermanos empezó a colaborar con la sociedad dueña del colegio cuando hubo problemas financieros y luego directamente la compró. Hay testimonios de profesores que dijeron haber ido a cobrar el sueldo en efectivos en las oficinas de Meldorek, en Alvarez Thomas 198. El colegio finalmente cerró sus puertas en 2012.
“Sergio Mauricio Schoklender, habría desviado los fondos hacia la empresa “Antártica Argentina S.A.”, lo que habilitaba la libre disposición de los mismos por parte de Alejandro Gotkin y del propio Schoklender. Asimismo, se denunció un amplio entramado de sociedades a las que los nombrados estaban vinculados, habilitándose la sospecha de que todas ellas se trataban de empresas pantallas a través de las que se habría hecho posible el blanqueo o desvío de fondos”, sostuvo el juez.
A través de Antártica Argentina, Schoklender compró varios terrenos en José C. Paz, que supuestamente iban a ser destinados a la construcción de viviendas, pero que luego quedaron ligados a esa compañía. Antártica consignaba el mismo domicilio en el edificio de La Algodonera, un viejo edificio reciclado, que tiene seguridad durante las 24 horas y una enorme pileta en la terraza.
Un informe de la Administración Federal de Ingresos Públicos sostiene que Sergio Schoklender el 28 de agosto de 2009 compró a Christa Petra Rohland el lote N° 13 del “Barrio Parque El Patacón”, partido de Pilar, por el que abonó U$S 145.000 en efectivo en el mismo acto. El 10 de septiembre de 2009 adquirió una motocicleta marca Kawasaki, ZX 14, dominio 443 DBJ.
Y con el dinero que retiraba en efectivos, Schoklender pagó al menos un par de viajes en efectivo. “En el año 2009 Viviana Sala y Sergio Schoklender reservaron dos habitaciones en el mencionado hotel (Pire Hué) entre el 15 de julio y el 15 de septiembre de ese año, servicio por el que abonaron U$S 46.800 en efectivo”, dice el procesamiento. En el 2009 y en el 2010 pagó unos 60 mil pesos por varias estadías en Las Hayas Resort Hotel, de Tierra del Fuego.