| Eduardo Gutiérrez

El supuesto testaferro de López colaboró con la fundación de Michetti

Eduardo Gutérrez es el propietario del chalet donde vivía López en el Tigre. Compró una mesa en la cena de la recaudación de fondos de la Fundación Suma.

Gutiérrez, a la derecha, debe declarar.

Gutiérrez, a la derecha, debe declarar.

“No puedo dejar de señalar, que independientemente del éxito comercial y de la satisfacción de inversores y clientes, GRUPO FARALLON se encuentra comprometido con el respeto a la ETICA, a la HONESTIDAD, a la TRANSPARENCIA EN LOS NEGOCIOS, y con la RESPONSABILIDAD SOCIAL, como pilares básicos del crecimiento individual, empresarial y de nuestro País”.

En una carta firmada por su presidente, Eduardo Gutiérrez, el Grupo Farallón, una empresa fundada en 1985, con más de 900 empleados, dedicada a la obra pública y privada, da cuenta de sus principios y valores. Su forma de desarrollarse en el mundo de los negocios en la Argentina y en otros países.

Etica, honestidad, transparencia y responsabilidad (con mayúscula) son los valores que inspiran al titular del grupo, Gutiérrez, quien este jueves será indagado como sospechoso en la causa por la que se investiga por enriquecimiento ilícito al ex secretario de Obras Públicas José López, detenido en el convento de General Rodríguez con casi 9 millones de dólares.

Gutiérrez aparece como propietario del chalet que López ocupaba en el Tigre y desde donde salió hasta terminar su raid en el convento de General Rodríguez, comandado por la hermana Alba de 92 años, quien le iba a brindar consuelo espiritual, según la explicación que dio ante el juez la mujer de ex funcionario.

El contador de López, Andrés Galera, era el propietario del terreno donde se construyó la casa que López usaba los fines de semana, que cuenta con pileta y amarradero propio. Supuestamente, Gutiérrez le alquilaba la casa al ex secretario, pero el constructor habría declarado en la causa que mantuvo varias reuniones con López mientras se hacía la obra y que era él quien le daba las indicaciones. Galera tiene que declarar este miércoles y Gutiérrez el jueves, los dos como partícipes necesarios del enriquecimiento del ex secretario.

Según la página web del Grupo Farallón, la empresa encabezada por Gutiérrez fue adjudicataria de varias obras pública del gobierno nacional durante la gestión anterior. Por ejemplo, la ampliación y remodelación del Hospital Posadas, la construcción de viviendas del plan Procrear en San Nicolás y Tigre, la construcción del Museo Malvinas, y la pavimentación de rutas y calles, entre otras obras.

“Es dueño de medio Pilar”, dice una fuente de la zona. Gutiérrez tenía buenos vínculos con el anterior intendente de ese distrito, Armando Zúcaro, y esas buenas relaciones se ven en los carteles que hay en el distrito con obras adjudicadas al Grupo Farallón, como la construcción de escuelas. El grupo también llevó adelante barrios privados y edificio de oficinas en el mismo partido.

El Grupo Farallón también tiene obras en la ciudad de Buenos Aires. En una UTE con la empresa Bricons se le adjudicó la remodelación total del Complejo del Teatro San Martín, una obra de 160 millones de pesos, que todavía está en plena ejecución. Además, en sociedad con las empresa de Nicolás Caputo, el mejor amigo del presidente Mauricio Macri, el Grupo Farallón fue adjudicatario de la construcción de obras del Plan Procrear en la Estación Sáenz. También obtuvo la construcción de una parte del Metrobus de la Autopista 25 de Mayo, junto a las empresas Vialme y Rovella Carranza. Esta última también está sospechada de estar vinculada con el ex secretario López, según el dictamen del fiscal Federico Delgado.

Como otras grandes empresas, el Grupo Farallón aparece como colaborador de la Fundación Suma, la ong que encabeza la presidenta Gabriela Michetti. Gutiérrez fue con su esposa a la última cena de recaudación de fondos que organizó la entidad a fines del año último. Según una fuente cercana a Michetti dijo a CyR que Farallón había comprado una mesa en la cena que se realizó a fines de 2015. El costo de las mesas oscilaba entre los 15 y los 30 mil pesos. Por eso aparece el logo de la empresa en el banner publicitario donde se sacaban fotos los asistentes a la fiesta. Y por eso también figura en la categoría “colaborador” en la página de la Fundación Suma. Una suma que, en este caso, resta.