Por Ignacio Ramirez.-
Finalmente, el Gobierno aceptó la renuncia del juez Alfredo Barbarosch, ex integrante de la Sala I de la Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de la Capital Federal, que había sido denunciado repetidas veces por malos tratos a sus propios empleados.
El ex camarista cobrará en abril su primer jubilación de privilegio sin importar las serías acusaciones que tenía en su contra de mal desempeño, acosador, vago y violento.
El decreto 293/2014, que será efectivo el 15 de abril próximo, rompió la posibilidad de que se celebrara el Jury de Enjuiciamiento, que por la gran cantidad de pruebas acumuudas iba a finalizar con una lapidaria destitución del magistrado.
Al Ejecutivo aceptar la renuncia del juez maltratador Barbarosch podrá jubilarse como juez, y gozar de una suculenta prerrogativa previsional. Sin importar los cargos y denuncias de reiteradas inasistencias y malos tratos contra sus empleados de la cámara y diferentes fiscales.
La relación conflictiva que mantuvo por años con sus colegas y funcionarios de la Cámara se resume de la siguiente manera: más de catorce jueces y varios empleados fueron sus víctimas: maltratos verbales, acoso laboral de todo tipo, gritos, peleas de puño y reiterados hostigamientos con amenazas de por medio. Un claro ejemplo de un uso abusivo de su autoridad en todas sus formas y colores.
Algunos frases de cabecera del doctor utilizadas en la labor diaria que eran moneda corriente: “mentirosos”, “confabuladores”, “vos que miras chiquito con esa sonricita”, “cállate la boca”, “no hables”, “cobardes!”, “te prohíbo que llames a mi relatora”, “cuando yo te hablo no agaches la cabeza y te hagas el boludo, me entendiste”. “que te pasa, que te pasa?”, “sos un hijo de puta”, “vos sos un forrito”, “buchón”, “te espero afuera, en la esquina”, “yo soy Barbarosch, a mi también me tenes que leer”, “vos no sabes quien soy yo”, “cagón, me tenés miedo”, “mejor que te calles la boca, no sabes con quien te metiste”, “a ese ya voy a bajarlo del pony”.
Entre las denuncias formuladas, el expediente 394/10 está referido al uso excesivo de las licencias del juez y, ausencias por motivos personales que pasaban a ser permanentes. “La conclusión a la auditoría da que entre mayo de 2010 a octubre de 2011 de 2281 audiencias, estuvo ausente en 896 o sea casi un 40%; de la cuales 553 fueron por licencia y 346 por motivos particulares”. El camarista tiene el triste record de contar con 11 expedientes por presunto mal desempeño, ausencias injustificadas, entorpecimiento del trabajo, incitaciones a trenzarse a trompadas, insultos a sus pares en medio de audiencias y acoso laboral. Es recordada su pelea a golpes de puño con el camarista Luis Ameghino Escobar.
Barbarosch fue sancionado disciplinariamente en tres oportunidades por el Consejo de la Magistratura: con un apercibimiento el 15 de diciembre de 2005; el 21 de agosto de 2008 con una multa equivalente al 30 por ciento de sus haberes; y finalmente una advertencia el 3 de julio de 2009.
“¿Cómo puede ser que un magistrado intolerante, vago, y violento pueda gozar de una jubilación de privilegio?”, es la pregunta que se hacen empleados de la justicia porteña, que declaron en los sumarios en contra del camarista renunciado.