Parir. Dar a luz. Algo tan viejo como la humanidad misma. Sin embargo, aún genera controversia el cómo hacerlo.
A partir de la imputación por homicidio culposo a una pareja que en Neuquén decidió tener un parto domiciliario en el que murió el bebé, la polémica se desató en algo que todos consideramos natural: el hecho de nacer.
Si el sociólogo contemporáneo, Vicent Marqués, considera que lo social no es natural, es decir, todo lo que acontece a nuestro alrededor, los comportamientos, las acciones, las relaciones e instituciones que forman parte de nuestra vida cotidiana no son algo natural, sino que son un hecho social, entonces el decidir cómo parir también constituye un hecho social.
Vivimos en Latinoamérica, Argentina, y eso nos representa como sociedad. Según Marqués, cada grupo tiene sus propias pautas de normalidad, es decir que lo que para una sociedad es normal, puede no serlo para la otra. Por lo tanto, se puede decir que lo normal es lo que hace la mayoría. Nada es normal sino para quien cree que lo es.
Lo cierto es que las principales protagonistas en este suceso natural, son las mujeres. Y a ellas fue a quienes les consultamos.
Para Flor, está claro que decidir parir en casa es una cuestión de “sobretodo ser respetadas, conservar la intimidad y ese momento transformador para compartirlo sólo con quienes elegimos.”
Flor Carrozza de 36 años es madre, Licenciada en Comunicación y miembro de la Asociación Argentina de Parteras Independientes y de Las Casildas,” una agrupación que funciona con múltiples talleres sobre Violencia Obstétrica, charlas y asesoría online, centradas en la información como herramienta de poder”, aseguró Flor. En su página oficial cuentan que está “conformada por personas que desde distintas áreas generamos dispositivos y aportes con el objetivo de difundir información en torno a la gestación, parto y nacimiento”.
Según sus palabras, las mujeres al elegir por un parto domiciliario, “buscamos adueñarnos de nuestro cuerpo. Decidir sobre nosotras y sobre nuestras criaturas. Buscamos conectarnos con nuestro saber ancestral y sobretodo ser respetadas, conservar la intimidad y ese momento transformador para compartirlo sólo con quienes elegimos“.
Entiende que “un parto hospitalario es sumamente necesario cuando hay un embarazo no saludable o de riesgo”, por lo que “no es posible para todas las embrazadas parir su bebé en casa”.
El último año se registraron unos 7500 partos domiciliarios.
La búsqueda de un parto humanizado parece ser el común denominador al momento de decidir por un parto domiciliario. Pero uno solo puede decidir cuándo cuenta con información suficiente. Y en Las Casildas “elegimos informada y responsablemente. Decidimos, buscamos la opción afín a nuestras necesidades y expectativas, cuestionamos al sistema, nos hacemos cargo. No es una moda, no es un capricho, es una elección legítima y autónoma.”
En declaraciones realizadas por la jueza Carolina García, que actuó en la causa de la pareja neuquina imputada, aseguró que “parir en el domicilio no está prohibido por la ley. Y como principio jurídico, todo aquello que no está prohibido por ley, está permitido”
Según el fiscal Breide a cargo del caso, lo que se juzgó en ese caso en particular fue “la negligencia e irresponsabilidad en el actuar”. El fiscal contó a los medios que la pareja no había hecho un seguimiento del embarazo, ni siquiera con ecografías.
Para muchos se desató la polémica sobre aquello que se pudo evitar, sobre las decisiones de la pareja neuquina, y sobre todo sobre si el parto domiciliario es seguro o no. A partir de esto muchas mamás y futuras mamás, se sintieron afectadas por sus decisiones en cuanto a cómo y dónde parir. Porque se debe partir de la premisa que toda mamá desea lo mejor tanto para su embarazo como para su bebé.
“Me parece que es necesario transmitir toda la información, ya que en ese caso no hubo partera ni profesionales ni seguimiento. Los diarios hablan de parto domiciliario como algo malo pero este caso fue totalmente distinto debido a la negligencia de los padres de no contar con las medidas adecuadas.”, opinó Laura Janovich, mamá de 32 años.
Violeta Osorio, miembro de Las Casildas considera en su página que “lo que el sistema médico hegemónico puso de moda es el parto institucional, haciendo de un acto íntimo y sano un evento patológico e intervenido de manera rutinaria. Así que desde la lógica que institucionalmente usan, lo que existe como respuesta A es el parto hospitalario, pero no por nuestro bien o para huir de algo nefasto, sino porque es un gran negocio”.
El parto casero, como el de la pareja imputada, no es igual al modelo planificado y seguro que promueven los profesionales del Observatorio de Violencia Obstétrica. Para Osorio, los partos humanizados en domicilio no están en contra de la asistencia médica y se hacen sólo si los embarazos son de bajo riesgo para la mamá y el bebé.
Para ella, “la discusión no es si en casa o en institución, porque la elección sobre cómo, dónde y con quien parir es una elección que responde a la esfera de lo íntimo y privado. La verdadera discusión, el verdadero problema es la usurpación de nuestros partos, de nuestra salud sexual y reproductiva, de nuestra autonomía y soberanía por parte del sistema médico hegemónico”.
Así, la gran mayoría de los partos se realizan bajo normas hospitalarias. Laura Janovich, 32 años, resume su decisión de un parto institucional en “una visión tradicionalista que tengo sobre el parto”.
“Me parece muy interesante el parto domiciliario, admiro a las mujeres que lo hacen ya que considero que nacen en un entorno más tranquilo. Pero también considero que hay situaciones que pueden salirse de control en las que se necesitan médicos, y en mi cabeza priorizaba esa posibilidad“, afirmó Laura.
El miedo ante una posible eventualidad que ponga en riesgo la vida de la mamá o del bebé, es uno de los factores que suman a la hora de la elección.
Mariela Bayón de 35 años tiene una beba de 1 mes, Lupe, “descarté la idea de un parto domiciliario, sobre todo por miedo. Aunque, creo que las personas que optan por realizar un parto domiciliario es porque en ciertas instituciones no se respetan cosas importantes para el bebé y el vínculo con su madre como ser: el corte tardío del cordón, respetar la hora sagrada, el tiempo excesivo que se toman para los controles de rutina que atenta contra la lactancia y demás. Considero que son cosas que se pueden evitar. Pero, en mi caso, si no hubiese estado en la clínica en el momento que nació mi bebé, por una complicación que sufrí, hubiese corrido riesgo mi vida.”
Por su parte, Mariela Rojt, mamá primeriza, tuvo un parto programado en hospital privado y nunca consideró la posibilidad de tener un parto domiciliario por considerarlo “innecesariamente riesgoso”. Ella tiene la “convicción de que un hospital es el mejor lugar para parir”.
Existe una Ley Nacional de Parto Humanizado (ley 25.929), que según el Ministerio de Salud de la Nación garantiza “la atención del parto caracterizada por el respeto a los derechos de los padres y los niños y niñas en el momento del nacimiento. Es decir en consonancia con las necesidades y deseos de la familia que va a dar a luz.”
“Cuando se habla de parto humanizado, se habla de generar un espacio familiar donde la mamá y su bebé sean los protagonistas y donde el nacimiento se desarrolle de la manera más natural posible”, detalla la página del Ministerio.
Así, entre otros, las madres tiene derecho a:
-Ser informada sobre las distintas intervenciones médicas que pueden tener lugar durante el parto y postparto y participar activamente en las decisiones que acerca de las alternativas distintas si es que existen.
-Ser considerada como persona sana, de modo que se facilite su participación como protagonista de su propio parto.
-Un parto respetuoso de los tiempos biológico y psicológico, evitando prácticas invasivas y suministro de medicación que no estén justificados.
-Elegir quién la acompañe durante el trabajo de parto, parto y postparto.
-Tener a su lado a su hijo o hija durante la permanencia en el establecimiento sanitario, siempre que el recién nacido no requiera de cuidados especiales.
-Recibir asesoramiento e información sobre los cuidados de sí misma y del niño o niña.
Pero, dentro de las Instituciones Hospitalarias, esto no siempre se cumple.
Soledad de 31 años, tuvo un parto por cesárea en un hospital, aunque ella deseaba un parto natural: “Tuve una partera muy contenedora, pero cuando recuerdo ciertos momentos siento tristeza. Luego de suturarme me encontré en ese quirófano sola con dos personas que no conocía. Y me di cuenta que mi obstetra y partera ya no estaban y se habían marchado sin despedirse de mí.”
“No fue fácil para mí aceptar una cesárea. Lo viví con miedo y desolación. Estos sentimientos me abordaron desde el primer momento y cuando tuve a mi bebé en brazos intenté hacer todo lo que se suponía que debía, según todas las charlas a las que había ido. Pero nada alcanzó. Hubiese necesitado de la ayuda de algún profesional que pasara por mi habitación a conversar y contenerme en mi puerperio”, recordó Soledad.
“En el parto domiciliario se permite el llamado parto fisiológico, es decir, un proceso a tiempo de tu cuerpo y el del bebé. No se acelera, no se interviene. Las parteras están allí como guardianas silenciosas que acompañan el nacimiento, pero el trabajo lo hace tu cuerpo. Se respeta tu cuerpo y el del bebé. Es el mayor proceso de empoderamiento que pensé vivir jamás”, relató Flor Carrozza.
El momento de parir y luego el primer encuentro con el bebé son los momentos más esperados por las mamás. Donde surgen un montón de dudas y sentimientos por primera vez.
Soledad lo cuenta a través de sus vivencias, “me molestó ser mirada como una persona que no comprendía nada de la maternidad. Necesitaba tanto como mi bebé comprender que pasaba. Que me abracen y me digan que íbamos a estar bien.”
“Las instituciones médicas en general están atravesando una crisis de legitimidad. Se les está quitando el velo a muchas prácticas violentas, invasivas e innecesarias y sobretodo con un fuerte interés corporativo», expresó Carrozza.
“¿Qué estará pasando en las instituciones que cada vez más personas eligen alejarse de ellas?”, cuestionó Flor Carrozza ante una realidad: cada vez son más las mamás que buscan en el parto domiciliario la respuesta frente a la violencia de algunas instituciones hospitalarias.
Aunque, no todas son así. Para Flor Carrozza, “la Maternidad Estela de Carlotto, MEC, ubicada en Moreno, es una de las pocas instituciones respetuosas de la mujer y sus procesos. La MEC tiene un modelo asistencial basado en la fisiología, por lo que no se realizan intervenciones innecesarias. Sería un modelo ideal pero real de parto humanizado en institución.”
Pero, ¿qué tan seguro es un parto domiciliario, en caso de surgir una emergencia?
“En un parto domiciliario planificado, se elabora previamente el denominado plan B, con centro asistencial prefijado y obstetra al tanto.”, explicó Carrozza.
La Licenciada en Obstetricia Ana Racú (MN 8213), amplió al respecto “en resumen para poder llevar a cabo con éxito un parto programado en casa, se requiere: confianza de la madre en la realización del parto domiciliario y los profesionales que la asistan, madre y embarazo sano o considerado de bajo riesgo, profesionales idóneos, equipo adecuado para la asistencia y prefijar un lugar de derivación en caso de necesidad”.
“Solo un embarazo normal y una mujer que confía en sus capacidades y siente que la casa es segura para ella pueden aspirar a tener su parto en domicilio. Nos manejamos con protocolos extranjeros para determinar en muchas situaciones particulares si se puede realizar el parto en domicilio, si se debe interconsultar y contar con un especialista o bien, si no puede tener su parto en domicilio”, aseguró Racú.
Pero, actualmente el parto domiciliario planificado, económicamente no es accesible para todas las mamás. “Hay que ahorrar y ya hay casos de reintegros con algunas prepagas”, dijo Flor de Las Casildas. Por esta razón, muchas embarazadas se ven en la necesidad de recurrir a instituciones públicas.
Romina Matto tiene 35 años y con 34 semanas de embarazo, ya le cuesta dormir, encontrar la posición adecuada para su enorme panza. En un principio consideró junto a su pareja, la posibilidad de un parto domiciliario, tiene amigas que así lo realizaron, “pero a medida que fue avanzando el embarazo y se presentaron algunas complicaciones, como exceso de líquido amniótico, descartamos la posibilidad”.
Romina cree que “normalmente en hospitales o clínicas privadas se respeta más un tema de organización institucional, por lo que el nacimiento se convierte en una experiencia médica para el bebé y no en un recibimiento amoroso. La situación para los papás también es distinta en casa, al no ser tan intervenida.”
Por lo que ella considera que, “si se realiza a conciencia, con buenos profesionales de apoyo, el parto en casa debe ser algo maravilloso. Se trata de recibir al bebé en su propio espacio. Se impregna por completo del lugar en donde nace. Es su nido y cuando se muda de una clínica al hogar, puede vivir de manera estresaste ese desarraigo temprano”.
Las voces son tantas como mamás embarazadas existen. Pero en algo coinciden. Todas ellas desean tener un parto saludable y seguro tanto para ellas, como para sus bebés. La Ley de Parto Humanizado, con todos sus beneficios, ya existe. Sería bueno ponerla en práctica en todos lados y para que todas las mamás por igual puedan disfrutar con plenitud la naturaleza de dar a luz.
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