Por Rafael Saralegui
El reemplazo de Eugenio Zaffaroni en la Corte Suprema de Justicia será imposible si el kirchnerismo no llega a un acuerdo con la oposición, debido que para nombrar a un ministro del máximo tribunal se debe reunir los dos tercios de los votos en el Senado. Ya el radicalismo anunció por medio de los senadores Gerardo Morales y Ernesto Sanz que no está dispuesto a dar los votos necesarios para un nuevo nombramiento.
El propio presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, dijo hace unos días que la Corte podría funcionar muy bien con cuatro miembros, aunque en las últimas declaraciones públicas que realizó esta semana dijo que el reemplazo de su colega es una cuestión política que debe resolver el Poder Ejecutivo.
Lorenzetti no logró el respaldo de los otros colegas de la Corte. Primero Elena Higthon de Nolasco y luego el veterano Carlos Fayt, salieron a decir que debía completarse el número de cinco integrantes. Higthon dijo además que sería preferible que se nombrara a una mujer, al recordar el fallecimiento este año de Carmen Argibay.
Uno de los nombres que circuló como posible reemplazante de Zaffaroni fue el de León Arslanian, pero el ex juez del proceso a las juntas y ex ministro de Justicia de Menem también dijo en público que no le interesa demasiado volver al Poder Judicial. Tiene motivos: su estudio es uno de los más cotizados de la City y cliente no le faltan.
El radicalismo tiene motivos para no acompañar al kirchnerismo en el nombramiento de un nuevo juez de la Corte. Recuerdan cuando acompañaron el nombramiento de Alejandro Gils Carbó; varios de los legisladores se sienten arrepentidos de haberla respaldado. Creen que Gils Carbó los defraudó cuando pasó a convertirse en una de las promotoras de la agrupación Justicia Legítima y fue una de las abanderadas de la fracasada iniciativa del Gobierno de “democratizar” la Justicia.
La única posibilidad de que el radicalismo pudiera aceptar votar a un candidato del kirchnerismo es que se tratara de alguien inobjetable. “Si se nombre existe sólo lo sabe Cristina y no se lo dijo a nadie”, comentó a Crimen y Razón, un operador judicial del peronismo porteño.
“No queda otra que sentarse a discutir políticamente, no hay otra salida, pero eso es algo que el Gobierno parece no muy dispuesto a hacer”, dijo a su vez un abogado de militancia en el radicalismo.
-¿La Corte necesita un penalista, no?
-No se engañe, el derecho penal tiene mucha prensa, se habla mucho en los medios, pero es apenas el cinco por ciento de los casos que se tramitan en los tribunales. Las cosas que le pasan a la gente se resuelven en otros fueros-, aclara el letrado.
“Las cosas serían más fáciles si hubiera que nombrar a dos jueces. Y ahí habría un reparto: uno del radicalismo y otro del peronismo. Ahí aparecerían los votos. El tema es que Fayt dijo que se queda. Pero se trata sólo de una cuestión de tiempo”, agrega el operador del peronismo. Su colega radical coincide con el diagnóstico: “Fayt sólo va a salir de la Corte adentro de un cajón. Pero tiene 96 años. Habrá que esperar”.