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El establishment olvida los modales y baja al fango de la campaña

Por Alejandro Bercovich

El miércoles 4 de septiembre, cuando la poderosa Asociación Empresaria Argentina (AEA) vuelva a reunirse en pleno después de meses para escuchar a Mauricio Macri, el país puede ser muy distinto al de hoy. Y también al de exactamente un año atrás, cuando ese mismo club de millonarios organizó otro acto -también en el Sheraton de Retiro- donde Paolo Rocca confesó públicamente que de Techint habían salido varios bolsos con dinero que recogía el chofer de la mano derecha de Julio De Vido, hoy preso.

La nueva cumbre de AEA, para la que ya se cursaron las primeras invitaciones, promete convertirse una vez más en la caja de resonancia de los deseos del establishment para el mediano y el largo plazo. El año pasado, con el escándalo de los cuadernos de Oscar Centeno todavía en boca de todos, Macri pasó bien temprano a saludar y les cedió la palabra a Marcos Galperín (MercadoLibre), Luis Pagani (Arcor) y Héctor Magnetto (Clarín-Telecom), entre otros. La corrida cambiaria ya se había llevado puesto a Federico Sturzenegger y había devuelto al país a los brazos del Fondo Monetario, pero todavía no se había cargado a Toto Caputo, eyectado un mes después del Banco Central. El dólar aún valía 30 pesos y la reelección era prácticamente un hecho.

La situación política y económica, un año después, es bien distinta. Cristina Kirchner se bajó de la candidatura presidencial y Macri aparece en las encuestas empatado con el exjefe de Gabinete que ella amadrinó. Pagani se cuida de hacerlo público pero se cuenta entre los industriales más furiosos con la gestión de Cambiemos. Arcor se encamina a anotar su tercera pérdida de la historia en un balance anual (acaba de cumplir 68 años y las únicas hasta ahora fueron las de 2002 y 2018).

El dueño de Techint, en cambio, mantiene su apoyo irrestricto a la “re” del Presidente. No es que no le hayan pasado cosas a él también: Hacienda debió limitar el monto de los subsidios que Rocca pensaba embolsar por las inversiones de su petrolera en Vaca Muerta, las más cuantiosas después de las de YPF. Pero compensa con lo que ganó en otros negocios energéticos y también con lo que le reportó la devaluación del peso, que licuó su costo local.

Los otros dos oradores estrella de aquella mañana febril en el Sheraton, Galperín y Magnetto, se cuentan entre los pocos ganadores de un modelo sin demasiados beneficiarios, que debió incluso reponer las retenciones a los exportadores de granos cuando volvió la tutela del FMI. Y que a una semana de las elecciones apuesta a mantener el “voto campero” con un mimo apenas protocolar: la devolución del rango de ministerio a la cartera de Agricultura.

¿Acaso alguno de sus colegas del agro podría reprocharles algo a Magnetto o a Galperín? ¿No es lógico que los empresarios voten en función de sus rentabilidades? La plataforma de comercio electrónico del heredero de la curtiembre SADESA viene de pegar un salto tecnológico para convertirse en un banco online que ahora la banca tradicional tiene que correr de atrás para que respete las estrictas regulaciones del sector. El multimedios de la trompetita, por su parte, consiguió quedarse con Telecom y facturó en el primer semestre de este año el doble por publicidad oficial que su inmediata escolta: el grupo Viacom, dueño de Telefé.

Marxistas de Groucho

Las simpatías y antipatías de los hombres de negocios se expresan desde hace meses en términos contantes y sonantes, aunque todos digan que no colaboran con las campañas por miedo a quedar otra vez “encuadernados”. Pero la recta final hacia las PASO convenció a algunos ejecutivos y CEOs de grandes empresas de abandonar la pose imparcial y apartidaria que cultivaban hasta ahora y de asumir otro rol: arremangarse para militar como cualquier hijo de vecino por la reelección de Macri.

Es el caso de quienes crearon y más participan de “Nuestra Voz”, el grupo de chat donde conviven desde hace un tiempo 256 gerentes y dueños de empresas líderes. Más allá de disidencias puntuales que plantearon pesos pesado como Jorge Pablo Brito (Macro), Hugo Sigman (Elea) y hasta Gastón Parisier (BigBox y Flybondi), tal como se ha informado en esta columna, el tono general de la conversación allí es de un apoyo cada vez más desembozado al oficialismo. Quedó en evidencia el fin de semana pasado, cuando acordaron lanzar en conjunto una campaña para que el Senado apruebe los pliegos de 100 candidatos a jueces que impulsa el ministro de Justicia, Germán Garavano. Una inquietud que difícilmente tendría un empresario en épocas de recesión, tasas de interés prohibitivas y riesgo de devaluación.

Lo más llamativo, no obstante, es el desparpajo con el que algunos de sus miembros salieron a defender exactamente lo contrario de lo que impulsaban apenas un mes atrás, solo porque en el medio se dio vuelta la voluntad oficial. Es lo que hicieron Gilbert Englebienne (co-fundador de Globant y del grupo “Nuestra Voz”), Daniel Elsztain (IRSA), Alejandro Gorodisch (Farmacity), Sebastián Bagó (laboratorio Bagó) y el banquero Patricio Supervielle. Todos ellos impulsaban la abolición de las PASO hasta que Marcos Peña dio la orden de hacer todo lo contrario, anoticiado de que quienes más dudan si acudir a las urnas este 11 de agosto son sus propios votantes.

El 25 de junio, Englebienne giró a uno de los subgrupos de whatsapp de “Nuestra Voz” una propuesta de texto para impulsar la campaña #NoAlDerrocheX PASO en redes sociales. La recibieron Parisier, Supervielle, Gonzalo Tanoira (CEO de Citrícola San Miguel), Martín Migoya (el otro co-fundador de Globant), Martin Cabrales (cafetero), Gerardo Martino (CEO del HSBC), Javier Goñi (Ledesma) y varios más. Decía así: “El 11 de agosto vamos a las PASO. No podremos elegir entre ningún candidato del mismo partido, o sea que será una réplica de las elecciones de octubre. Esto le cuesta al país $4.000 millones. Les pedimos a nuestros legisladores que trabajen en una reforma de la ley para que las próximas elecciones solo en aquellos distritos donde tenga sentido. Podríamos invertir ese dinero para mejorar escuelas”.

Un mes después, todos los mencionados -incluso Englebienne!- tipearon el hashtag #NoPasesLas PASO en sus respectivas cuentas de Twitter, Facebook y otras redes sociales. “Cuantos más votemos, más estamos cuidando la democracia”, dice uno de los volantes electrónicos que hicieron circular entre sus conocidos, donde también se incluye la consigna #VotarEsCrecer. Todo un homenaje a los principios de Groucho Marx.

Mala mía

En el caótico comando de campaña de Alberto Fernández admiten que su alusión a las altas tasas que paga el Banco Central por las Letras de Liquidez (Leliqs) fue improvisada y algo accidentada. El único objetivo, aseguran, era devolver la discusión de la campaña al terreno económico, que Macri busca evitar, y reponerse del fuego amigo que disparó Aníbal Fernández cuando comparó a María Eugenia Vidal con el femicida Ricardo Barreda. Del resultado, igual, no se quejan: en la carambola lograron asestarle un golpe al resbaladizo Martín Lousteau, a quien el precandidato del Frente de Todos consiguió devolver a la época en la que él mismo lo propuso como ministro de Economía, y en la que lo respaldó con las fallidas retenciones móviles de la resolución 125.

Son errores de cálculo en los que los políticos caen a veces pero que los empresarios no se pueden dar el lujo de cometer. Por eso ponen huevos en distintas canastas y así diversifican y potencian su lobby. Como Marcelo Mindlin, el CEO de Pampa Energía, quien visitó en su departamento de Puerto Madero al mismísimo Alberto Fernández, según publicó ayer Diego Genoud en el portal Letra P. Un Mindlin que viene apostando a ganador desde Carlos Menem, que creció mucho con Néstor Kirchner y que con Macri llegó al top 5 de los empresarios más poderosos del país.

¿Será como dijo en Chile el ex economista jefe del BID, Guillermo Calvo, otrora exégeta de Macri? El ahora académico de la Universidad de Columbia opinó que “Cristina es lo mejor que le puede pasar al país” porque “va a aplicar el ajuste con apoyo popular, culpando al gobernante previo”. Vaya a ocurrir o no, es lo que piensan muchos de los que consideran inexorable un ajuste devaluatorio después de las elecciones.

La cuestión es cuándo. Y eso, en parte, depende del domingo próximo. Todos los ojos, incluso los corporativos, están puestos en la provincia de Buenos Aires. Las encuestas que no se publican dicen que la imagen de Macri dejó de repuntar a mediados de julio y su intención de voto también se estancó, después de haber recortado a la mitad la diferencia de casi 10 puntos que le sacaba la dupla F-F hasta un mes atrás. Pero la incógnita es el corte de boleta, que en 2015 favoreció a Vidal con una diferencia récord de 6 puntos con el tramo presidencial por la mala imagen de Aníbal Fernández.

¿Será igual ahora? ¿Habrá que empezar a recalcular, como hizo Mindlin, antes de la cumbre de septiembre de AEA? En el grupo “Nuestra Voz”, al menos, lo harán sin problemas. Como quien pasa de un mes al otro de decir #NoAlDerrocheX PASO a proponerte que #NoPasesLas PASO.

Fuente: BAE


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