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El crimen de Angeles ya no tiene misterio: Mangeri tiene destino de cárcel de por vida

Por Rafael Saralegui

El homicidio que más conmovió a los porteños en los últimos años ha sido resuelto en su mayor parte y las dudas que aún persisten no son un obstáculo para que el único acusado tenga un destino de juicio y condena para pasar el resto de su vida en prisión. El juez de instrucción N°17, Javier Ríos, procesó a Jorge Mangeri por el delito de homicidio agravado por alevosía en perjuicio de la adolescente Angeles Rawson, le dictó la prisión preventiva y ordenó un embargo sobre sus bienes de un millón de pesos.

El magistrado incorporó la figura de la alevosía al homicidio al considerar que Mangeri conocía a Angeles desde que era chica, que muchas veces había estado bajo su cuidado, por lo que en el momento inicial del ataque la menor se vio sorprendida por tratarse de alguien con quien tenían un trato amable y casi familiar. Además, consideró que se trata de un hombre de 108 kilos y 1,78 metros que atacó a una jovencita de 51 kilos de peso. También se consideró un agravante que fue atada de manos y pies para inmovilizarla y que la muerte se produjo por las múltiples lesiones que provocaron la compactación del cuerpo dentro de un camión recolector.

Para el juez Mangeri actuó solo.

Para el juez Mangeri actuó solo.

Si bien el acta de procesamiento de Mangeri no explica el móvil del crimen, se deduce que el portero del edificio situado en Ravignani 2360, donde Angeles Rawson vivía con su familia ensamblada, intentó abusar sexualmente de la menor sin haber logrado su objetivo. Pese a que la autopsia no describe abuso sexual, los médicos de la Policía Bonaerense que examinaron el cadáver cuando fue encontrado en la planta de residuos del Ceamse de José León Suárez dijeron que tenía lesiones compatibles con un un ataque sexual.

El juez dijo que según la autopsia las lesiones que provocaron la muerte eran una fractura de la clavícula derecha, una fractura del maxilar inferior y otra fractura de la columna cervical y de la base del cráneo; y que el mecanismo probable de producción “fue a consecuencia del  aplastamiento progresivo de la superficie corporal en sentido antero-posterior”.

Como dicen los peritos forenses “el cuerpo habla”. Así fue en este caso: el material genético encontrado en tres dedos de Angeles Rawson son indubitables para demostrar que fue Mangeri quien la atacó. Dice el procesamiento que a fojas 786/816 se informó que “que en la uña del dedo índice de la mano derecha del cuerpo de A. R. se constató la existencia de material genético de la víctima y del imputado”. Y luego se agrega que en los análisis de ADN adicionales que realizaron los peritos “surge, en especial, que en la uña del dedo anular de la mano derecha y en la uña del dedo mayor de la mano derecha del cuerpo sin vida de A. R., se constató la existencia de  material genético que correspondería al imputado”.

El juez es preciso al describir el hallazgo del ADN que incrimina al encargado. “En ese orden de ideas resulta revelador el lugar en el  que se encontró el material genético que, en diferente medida, contendría ADN del causante. Los dedos índice, mayor y anular constituyen los tres dedos centrales de una mano humana. En el  caso, la derecha de la damnificada, por lo que la situación permite concluir que una de sus últimas acciones en vida, fue la de  defenderse contrayendo su mano y dedos con el fin de arañar a su  agresor, de forma que en ese momento se produjo la transferencia del material genético hallado luego en su cuerpo”, dice el acta de procesamiento.

Para el juez no hay dudas de que Angeles fue atacada cuando ingresó en el edificio. Sostiene que hay una cámara de seguridad situada en una edificio lindero que la muestra caminando hacia la entrada y que esa imagen fue reconocida por el padre de la víctima. También se funda en los testimonios de la empleada doméstica y del hermano de la adolescente, quienes dijeron que nunca ingresó en el departamento donde vivían, situado en la planta baja. Para el juez, Angeles regresó caminando desde su clase de gimnasia para almorzar, ya que a la tarde debía volver al colegio.

Angeles fue atacada cuando ingresó en el edificio.

Angeles fue atacada cuando ingresó en el edificio.

En un momento se informó que un morral de Angeles había sido encontrado dentro del departamento, pero el padre de Angeles aclaró que el morral que llevaba y quedó registrado en la filmación no era el mismo que se encontró en la vivienda. Respecto del juego de llaves que había en la casa se indicó que Angeles tenía dos llaveros.

Todos los vecinos del edificio negaron haber escuchado una pelea familiar el 10 de junio, cuando Angeles fue asesinada. Dos de ellos aportaron datos que incriminan a Mangeri: uno dijo que se lo encontró esa mañana en la terraza vestido con pantalones cortos, una remera y descalzo. Otro declaró que ese día pidió que sacaran la basura más temprano. Ninguno fue testigo del ataque.

“Por exclusión y por ser además el destino natural al que  se dirigía la víctima, bien puede sostenerse que la interceptación de su persona tuvo lugar en el interior del edificio en el que vivía, lo que coloca en un lugar protagónico al portero del edificio, J. N. M., quien se encontraba en funciones en ese horario. Así pues, a esta situación contextual se suma el informe de ADN practicado y que ha sido debidamente valorado, que permite sostener la presencia de material genético correspondiente a M. en los dedos índice, anular y mayor de la mano derecha de A. R.”, sostuvo el juez Ríos en el procesamiento.

Pese a que la defensa de Mangeri asegura que se hallaron restos genéticos de otro hombre, para el juez el encargado es el único acusado del homicidio de la adolescente. Si bien el procesamiento no hace referencia a ese testimonio no fueron considerados los dichos de un taxista que dijo haber llevado al portero hasta la planta del Ceamse. Pueden tratarse de las palabras de un fabulador. En la misma línea se inscriben los dichos de una vecina que habló de una pelea familiar.

Los elementos que hay en el expediente para incriminar a Mangeri son a esta altura concluyentes para dictar su procesamiento y es difícil que pueda escapar a su destino inexorable de juicio oral y cárcel por el resto de sus días.

Accedé al acta de procesamiento.

 

 

 


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