La joven Romina Tejerina fue condenada el 10 de junio de 2005 a 14 años de prisión por el asesinato de su hija, recién nacida el 23 de febrero de 2003, de quien Tejerina aseguró que había sido fruto de una violación. La mató en un baño del hospital tras asegurar que le recordaba a su violador.
El caso tomó trascendencia nacional. En las diferentes declaraciones públicas y judiciales que realizó en aquel momento, explicó que “el embarazo había sido provocado por una violación”. El hecho habría ocurrido en la madrugada del 1º de agosto cuando fue a buscar a una de sus hermanas a una bailanta en las afueras de San Pedro.
El supuesto agresor, identificado como Eduardo Vargas, un comerciante y hermano de un policía de la zona, estuvo detenido sólo 23 días y nunca fue condenado, ya que un juez lo “eximió” de culpas. Sin embargo, los jueces no dudaron en condenar a Tejerina, quien recuperó su libertad en 2012, después de haber cumplido los dos tercios de la condena.
El caso Tejerina llegó ahora a los cines, fue estrenado en el Gaumont, con formato documental. «La cena blanca de Romina», es la película dirigida por Francisco Rizzi y Hernán Martín, con guión de Olga Viglieca y producción del Grupo Ojo Obrero.
El título del documental hace referencia a «la fiesta que se hace cuando terminan la secundaria. No pudo tenerla Romina Tejerina: el día de su Cena Blanca estaba presa; había matado a la beba concebida tras una violación que quedó impune».