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Dos grupos anarquistas reivindican en la web la quema de coches de alta gama

Por Javier Sinay.

Los fierros retorcidos del Mercedes Benz Clase C todavía humeaban cuando fue descubierto, en las primeras horas del domingo pasado: en el barrio porteño de Villa Ortúzar, un nuevo automóvil quemado se suma a una lista que ya asciende a 135, desde septiembre del año 2011, en la ciudad de Buenos Aires (especialmente en los barrios de Villa Devoto, Villa Urquiza y Núñez), en tanto en los primeros tres meses de 2013 ya fueron incendiados 35 coches.

Todos los blancos lucen con el capó carbonizado. Las pericias indican que el incendio se inicia con una bomba Molotov o con el rocío de alcohol fino en las ruedas delanteras. El caucho de los neumáticos se quema y las llamas ganan rápidamente el motor. En otras ocasiones, cortan la manguera de combustible y arrojan un fósforo al goteo de la nafta.

Este nuevo hecho se produjo alrededor de las dos de la madrugada del día domingo en Tronador y avenida Los Incas, a pocos metros de una garita de seguridad. Cuando el custodio vio las llamas, telefoneó a la policía. Los investigadores siguen ahora dos pistas: por un lado, podría tratarse de un grupo anarquista integrado por quince o veinte personas, que prende fuego los coches caros para atacar a la burguesía y minar el sistema. Estos mismos serían quienes difunden luego los hechos en Internet, firmando como “Amigxs de la Tierra”. Por otro lado, podría tratarse de una banda de jóvenes que destruye todo a su paso cuando sale de bailar, sin importar que sean autos nuevos o viejos, caros o baratos.

El incendio del Mercedes fue el último ataque incendiario.

El incendio del Mercedes fue el último ataque incendiario.

“Hace diez días hubo un detenido, en jurisdicción de la comisaria de Villa del Parque”, explica el abogado Javier Miglino, representante de varios de los afectados. “Le encontraron en la mochila tres botellas con combustible, tipo molotov. Ahora está en libertad, aunque sigue vinculado con la causa, toda vez que tiene domicilio en Ciudadela pero tiene la obligación de presentarse una vez por semana ante el tribunal. Ese joven fue encontrado en una situación llamativa de peligro, en un barrio donde ya hubo ataques de noche, Villa del Parque. Pero como no había ningún delito para imputarle, porque no había cometido ningún ataque, no pudo ser detenido durante mucho tiempo”.

En el local de la Federación Libertaria Argentina (FLA) de la calle Brasil no quieren tener nada que ver con la serie de coches quemados ni con el detenido, a tal punto que ni siquiera quieren hablar. Las palabras escuetas de los anarquistas se repiten también en la Biblioteca José Ingenieros, de Palermo, donde un muchacho amable pero breve explica: “Acá somos especifistas, pero los que queman autos son insurreccionalistas”. Una recorrida por los locales tradicionales del anarquismo argentino parece errar los pasos tras la pista de los coches quemados.

Mientras tanto, la Justicia tiene en marcha dos investigaciones: una a cargo de la Fiscalía de Instrucción de Distrito de los barrios de Saavedra y Nuñez, a cargo de José María Campagnoli, por estrago doloso, en un hecho de un coche incendiado en Núñez, adentro de un edificio. La otra, por daño calificado, a cargo del fiscal de instrucción Sandro Abraldes.

“Aparte de las hipótesis que hablan de bandas, se puede dar también la acción por reflejo: algún individuo que actúe solo para ser ‘famoso’”, sigue el abogado Miglino. “También hay hipótesis de que queman para distraer y robar en las cercanía, o de que los que están detrás podrían ser propietarios de garajes, o grupos de fuerzas de seguridad para crear caos”.

En lo que va del año incendiaron 35 vehículos.

En lo que va del año incendiaron 35 vehículos.

Sin embargo, el interrogante por la autoría se despeja inesperadamente ante los comunicados de dos grupos anarquistas que se adjudican las acciones como medio de protesta y de guerra social, y que circulan en varios blogs desde hace más de un año. “Nuestra arma es el fuego que propagamos”, decían los Amigxs de la Tierra en febrero de 2010, para informar de la quema de tres vehículos. Y en septiembre: “Nos sentimos bien al destruir los fines de los burgueses porque nuestro principio es la libertad”. Luego, en octubre: “A pesar de las diferentes formas de entender el mundo que existen, todos estamos en la misma, algunos deciden estar arriba de un auto, otro decidimos prenderle fuego”. En febrero de 2012 se quejan por las videocámaras de las calles porteñas al tiempo que reivindican la quema de un patrullero de la comisaría 23ª. “Nuestra propuesta es la destrucción de los coches y las propiedades de lxs burguesxs, atacarlxs en sus barrios, de Palermo a Villa Devoto todxs creen y están seguros que todo sigue igual, pero hay individuos que estamos hartos y pretendemos continuar la iniciativa de expandir la revuelta cotidiana”, consideran. Además de Palermo apuntan a otros barrios: Belgrano y Núñez.

Un nuevo grupo que se suma a la “lucha” se llama Núcleo Indomable por la Expansión del Fuego y ha emitido un comunicado en el que reclama para sí un atentado nocturno contra los tribunales de la calle Paraguay. Los dos grupos se identifican con la Federación Anarquista Informal (FAI), una entidad de origen europeo que propone la comunicación entre sus células a través de acciones y notificados como los que ahora conoce Buenos Aires. “De alguna manera, la FAI es como Anonymous, una especie de sello y no una organización en sí misma”, dice un anarquista que prefiere no descubrir su identidad y que se posiciona lejos de los ataques. “Pero más que despertar la bronca contra el capitalismo, este tipo de acciones genera una idea contra la militancia y el mensaje no queda claro”, explica. Y aclara, como excusándose: “Hay tantas interpretaciones del anarquismo como anarquistas”.

Los anarquistas porteños que queman coches adhieren a la corriente insurreccionalista, vigorizada durante las movilizaciones europeas antiglobalización (con los Black Block y el manifiesto “Ai ferri corti”), y se inspiran en sus compañeros italianos y griegos. En sus comunicados, los Amigxs de la Tierra y el Núcleo Indomable mencionan a una decena de militantes presos o muertos del anarquismo chileno, alemán, suizo, mexicano, estadounidense y español. Pero ninguno de ellos es argentino. Ni siquiera Freddy Fuentevilla o Marcelo Villarroel, cuyos nombres se repiten como un mantra de aerosol en las paredes porteñas. (Naturalmente, el internacionalismo es uno de los valores de un movimiento que maldice fronteras y estados).

Pero los Amigxs de la Tierra y el Núcleo Indomable podrían no existir más allá de sus breves textos y de sus fierros chamuscados: no tienen web, ni mail, ni perfil de red social. En el ambiente ácrata, nadie parece conocerlos. ¿Son reales estos grupos? Y si no, ¿quién está prendiendo fuego los autos?¿Es una banda de ladrones que busca dispersar la atención de la Policía para golpear más allá? ¿O es un grupo ejecutor de la política sucia de bajo vuelo?

En ese sentido, la pregunta es por Macri y por la guerra sorda que disputan la Policía Federal y la Metropolitana. “La Metropolitana sólo tiene un pedido de colaboración de parte de la Federal”, dice un vocero de la fuerza porteña. “La investigación la llevan ellos porque nosotros no tenemos jurisdicción. Por propia voluntad, hemos constatado que en una de las calles no había cámaras y estamos esperando un pedido de la Federal con las direcciones de los otros hechos. Pero para seguir constatando necesitamos una orden judicial que por ahora no se ha emitido”.


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