Dos de los tres policías de la ciudad presos por el crimen del adolescente Lucas González admitieron ante la Justicia que dispararon sus armas contra el auto en el que la víctima iba con tres amigos.
El hecho ocurrió el miércoles 17 en el barrio porteño de Barracas. Los policías prestaron declaraciones indagatorias, durante las cuales se quebraron y lloraron en varias oportunidades.
Fuentes judiciales informaron a Télam que los policías dijeron que bajaron del auto Nissan Tiida de la División Sumarios y Brigadas de la Comuna 4 al grito de «policía» y con los chalecos identificatorios puestos.
Dijeron que también hicieron sonar la sirena, aunque no encendieron las luces azules del llamado «chichón» que se pone sobre el techo del rodado porque no funcionaban.
Los tres adolescentes que sobrevivieron a los tiros de los policías la mañana del miércoles último también declararon como testigos ante los investigadores.
Reiteraron que acababan de salir de un entrenamiento de fútbol, que compraron jugo en un kiosco y que pensaron que los iban a asaltar.
Peritajes pendientes
Ahora se aguardan para las próximas horas los resultados de los peritajes balísticos y de los teléfonos celulares de los tres sospechosos.
Con el peritaje balístico se espera poder determinar de cuál de las tres armas partió el disparo que le provocó la muerte a Lucas, dijeron las fuentes judiciales consultadas.
Tras pasar la noche en una celda de la Superintendencia de Investigaciones de la Policía Federal, el inspector Gabriel Isassi, el oficial mayor Fabián López y el oficial José Nievas los llevaron ante el juez Martín Del Viso.
A los policías se los acusa de los delitos de «homicidio doblemente agravado por haber sido cometido por miembros de las fuerzas policiales abusando de sus funciones y con alevosía de Lucas González, la tentativa de ese mismo delito contra los otros tres adolescentes, más privación ilegal de la libertad y falsedad ideológica».
Según las fuentes judiciales, ninguno de ellos aceptó responder preguntas pero realizaron un extenso relato en el que dieron su versión de cómo ocurrieron los hechos.
Tanto Isassi como Nievas se quebraron en reiteradas oportunidades mientras explicaban las circunstancias del episodio en el que murió Lucas.
Una investigación
Los policías contaron que trabajaban en la villa 21-24 en el marco de una investigación de la fiscalía 20 de la ciudad sobre venta de estupefacientes y que tenían «como objetivo» un domicilio al cual venían controlando porque se sospechaba que era un búnker de drogas.
Según relataron, en ese marco vieron el automóvil Suran azul en el que iban los adolescentes «en actitud sospechosa», en una esquina y que cuando retomó la marcha «hicieron un seguimiento».
«Negaron haber realizado una persecución y dijeron que se pusieron los chalecos, les hicieron sonar la sirena para que detengan su marcha y que bajaron al grito de ‘policía'», explicó una fuente de la investigación, quien agregó que «el jefe de la brigada era Isassi, quien era la persona en dar las instrucciones a los otros dos».
En ese momento, según coincidieron, la Suran arrancó para evitar la identificación y ante esa situación, se sintieron en peligro y dispararon.
«Nievas dice que cuando estaban por embestirlo, disparó cuatro o cinco balazos de frente a los pibes. López dijo que rodeó el automóvil por atrás y cuando escuchó los primeros disparos, también efectuó varios tiros. El único que no mencionó los disparos fue Isassi, quien no hizo ninguna referencia a esa situación», agregó la fuente.
Sin armas
Según el relato que hicieron ante el juez, ninguno de los tres dijo haber visto armas en poder de los adolescentes, al tiempo que tanto Isassi como López interrumpieron en varias ocasiones su declaración porque se quebraron y lloraron.
Fuentes judiciales explicaron que, ahora, el juez tiene diez días para resolver las situaciones procesales y que se espera para los próximos días la declaración de algunos testigos, entre ellos un hombre que paseaba un perro y que vio lo que pasó.