Es muy elevado el número y el porcentaje de imputados absueltos en la provincia de Buenos Aires en el marco de los juicios orales. Son individuos que han sido erróneamente imputados de la comisión de un delito.
Algunos de ellos han esperado la llegada del juicio oral, durante dos o tres años, detenidos en una unidad carcelaria, es lo que se llama prisión preventiva. La problemática adquiere especial relevancia cuando se investiga un homicidio, y finalmente se encuentra inocente al imputado.
En los casos de los homicidios, la desidia judicial es enorme y por doble partida. El daño que genera la negligencia lastima por dos. En efecto, por un lado la administración de justicia debe pedirle disculpas, aunque esto nunca sucede, al individuo que estuvo injustamente preso. Sin dinero en su casa, a veces sin hogar.
Es factible que egrese de la cárcel con un ojo menos, o habiendo sido abusado sexualmente en reiteradas oportunidades. Es probable que hasta los dientes haya perdido.
Pero también la administración de justicia debe pedir perdón, algo que tampoco ocurre, a los familiares del difunto. Los familiares del muerto han tenido muy legítimamente la lógica expectativa del esclarecimiento del hecho delictivo, y han puesto las sanas esperanzas en que la justicia encontrara, finalmente, al culpable del crimen.
Pero nada de eso, cuando el imputado es absuelto la justicia se queda sin nada. Todo vuelve a fojas cero, y las esperanzas de los familiares se van perdiendo como agua entre las manos. La realidad tribunalicia dice que cuando una causa vuelve a su inicio, nunca más avanza. Los familiares del fallecido jamás encuentran respuestas, ni esperanzas.
*Abogado penalista.