Los cambios en los tiempos políticos demuestran toda su dimensión en los pasillos de Comodoro Py. El juez federal Ariel Lijo decidió cortar toda vía de comunicación con Julio De Vido pocos días antes de que el ex ministro fuera detenido por orden de dos de sus colegas.
Una similar actitud a la de su hermano Alfredo, que supo ser operador del ex ministro de Planificación Federal a lo largo de todo el kirchnerismo en los juzgados federales, donde se tramitan las causas de corrupción.
En su momento más complicado, cuando la posibilidad de ser encarcelado ya era algo muy tangible, De Vido quedó definitivamente desprotegido en su flanco de la justicia federal. En esas jornadas tan tensas el ex ministro tuvo durísimas palabras para con el juez Lijo. Luego hubo consecuencias directas con el arresto del ex ministro de Planificación.
Claro también en esas jornadas se conocieron las denuncias contra Lijo y su colega Rafecas, por parte de una ONG vinculada al Gobierno y el colegio de abogados de la calle Montevideo, que agrupa a los estudios de las grandes empresas.
El costado más vulnerable del juez es su hermano Alfredo, que es quien lo introdujo en la compra de caballos de carrera, quien hizo de nexo con el sciolismo y, lo más importante, un socio del camarista Eduardo Freiler, ahora suspendido por el Consejo de la Magistratura y cada vez más lejos de volver al cargo.