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Cuál es el trasfondo de la pelea entre la Corte y el Consejo de la Magistratura

Lorenzetti quiere dar más poder a los jueces en el Consejo y que vuelva a ser conducido por un supremo. Critica al organismo por la falta de eficiencia.

Lorenzetti y Highton quieren más poder en el Consejo.

Lorenzetti y Highton quieren más poder en el Consejo.

Los recientes chispazos entre la Corte Suprema de Justicia y el Consejo de la Magistratura tienen un correlato judicial en una causa que proviene de la justicia en lo contencioso administrativo y que está en la Corte. Se trata del fondo de la causa que da marcha atrás con la reforma de 2007, expande el Consejo dándole más espacio a los estamentos técnicos y, lo más importante, le otorga la presidencia del Consejo a un delegado de la propia Corte.

Desde hace años Ricardo Lorenzetti argumenta que el Consejo es profundamente ineficiente y señala al organismo por la falta de jueces, la falta de infraestructura y las demoras en penalizar a magistrados. Lorenzetti ya tiene en mente que la Corte se expida sobre el tema.

En noviembre del año pasado los camaristas del fuero contencioso José Luis López Castiñeira y Luis María Márquez dijeron que el núcleo de la ley 26.080, que en 2006 reformó la composición del Consejo, no respeta el «equilibrio» entre los estamentos que exige la Constitución Nacional y les da «un claro predominio» a los representantes de la política en detrimento de los jueces, abogados y profesores universitarios.
Lo más insólito de este fallo fue la oportunidad. No sólo porque hace nueve años y cuatro meses que el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires presentó la demanda, sino también porque la sentencia se dictó cuando faltaban tres días para las elecciones presidenciales entre Mauricio Macri y Daniel Scioli.
La vieja ley que volverá a regir otorga a jueces, abogados y académicos un papel mucho más importante porque el quórum volverá a ser de 12 y esos tres estamentos sumarán 11 bancas, que incluyen la del representante de la Corte. Con la reforma que impulsó la Cristina Kirchner, el único sector que no había perdido nada era el kirchnerismo.
Para Lorenzetti existe una oportunidad política inmejorable: si la Corte recupera control sobre el Consejo tendrá una nueva herramienta para repartir poder a nivel interna. Puede ser su última chance de no ser consumido por la influencia de los nuevos jueces. Colocar al titular del Consejo podría ser un gesto para Rosatti o Rosenkrantz. El podría seguir presidiendo la Corte hasta el final de su mandato y mientras alguno de los dos podría recalar en la Magistratura.
El problema que existe de fondo es que ya anteriormente la Corte trató casos en los cuáles se discutía una nueva ampliación del Consejo y el máximo tribunal optó por rechazar esa posibilidad. Pero claro, ahora las necesidades son otras.