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Críticas de un juez a Clarín y a los que hablan por boca de ganso al otorgar un arresto domiciliario

El juez Maffucci Moore resolvió de esa forma en una caso de una embarazada acusada de partícipe de un homicidio.

El juez criticó a sus colegas y a los políticos también.

Una pelea en medio de la cuarentena entre vecinos de Monte Grande, en el partido de Esteban Echeverría, en el sur del Gran Buenos Aires, terminó de la peor manera: con la muerte de una joven mujer de un tiro en la cabeza.

Por el caso fueron detenidos un albañil de 28 años y su pareja, una joven de 22, que fue quien le dio el arma. Pero esa no es la noticia. O no, al menos, en este caso para este cronista. 

El dato nuevo, lo llamativo -en definitiva el hecho fuera de lo común que se convierte en noticioso- es la decisión del juez de garantías Javier Maffucci Moore de otorgar el arresto domiciliario a la acusada con ácidas críticas a los periodistas, los abogados mediáticos, los medios, los “opinadores”, sus colegas judiciales y a las autoridades políticas, del gobierno actual y del anterior por la situación de crisis del sistema penitenciario bonaerense.

El crimen ocurrió el domingo 3 de mayo, pasadas las nueve y media de la noche, cuando se produjo una discusión entre Jorge Flores y su pareja Tamara Sassone, con Sara Pérez, otra vecina del barrio. Según el relato de otra vecina, Flores y Sassone estaban discutiendo esa noche con otra pareja. Sara estaba en la puerta de la casa de una amiga, a quien había ido a visitar porque estaba cansada del aislamiento.

La vecina cuenta que cuando Sara se acercó a ver qué pasaba, después de los gritos. Al parecer Sara le dice a Jorge que peleara mano a mano, “sin fierros”. Instantes después se produce la muerte.

La vecina cuenta que “Jorge le dice a Tamara «dame el fierro», que ahí están prácticamente en la puerta de su casa. Que Tamara no le quiere dar el fierro y Jorge la empieza a zamarrear, que la dicente no  veía que Tamara tuviese un arma, pero finalmente ve que saca un arma como del pecho, que tenia una campera negra, que saca el arma y se la da a Jorge  e inmediatamente éste le apoyó el arma en la cabeza a Sarita y le efectúa un disparo,cayendo Sarita al piso viendo una herida en su sien sangrante. Que le apoyó el arma, porque vió como que le empujaba la cabeza con el arma, a la vez que le decía «que te metés la concha de tu madre» y con el cañón del arma en la cabeza de Sarita le efectúa el disparo.

El caso quedó en manos del fiscal Andrés Devoto y no tuvo mayores complicaciones, dado la existencia de testigos del homicidio. Flores, de 28 años, y su pareja Tamara, quedaron detenidos, él acusado de homicidio y ella como partícipe por haberle entregado el arma que usó para matar a Sara. Para los dos pidió que se les dictara la prisión preventiva.

Pero el juez de Garantías Maffucci Moore resolvió otorgar el arresto domiciliario a Tamara habida cuenta que está embarazada de dos meses y esa condición la convierte en una paciente de riesgo en el actual contexto de pandemia de coronavirus y la situación de hacinamiento de las cárceles del Sistema Penitenciario Bonaerense.

Es evidente que el juez tomó nota de la polémica que se generó en las última semanas por el fallo del presidente de la Cámara de Casación Penal de la provincia de Buenos Aires,Víctor Violini, que resolvió hacer lugar a un hábeas corpus colectivo para resolver los arrestos domiciliarios de los detenidos por delitos leves. Esa resolución luego fue corregida por la Suprema Corte de Justicia tras los reclamos indignados de los opinadores seriales, de los medios hegemómicos y de los dirigentes de cambiemos que en los últimos cuatro años provocaron no sólo una inflación en la economía sino también en las cárceles, donde la población tampoco paró de crecer.

Maffucci Moore acepta que Tamara está acusada de un delito grave, pero por su condición de embarazada y su falta de antecedentes penales, resolvió otorgarle un arresto domiciliario, pero no en en su misma casa, debido a la cercanía con los domicilios de los familiares de las víctimas, de manera de evitar nuevas situaciones explosivas entre los vecinos.

Pese a su extensión y al uso indiscriminado de oraciones subordinadas, conviene leer este párrafo de su resolución:

“Que en este caso se aprecia como necesario otorgar su arresto domiciliario (no mediante el sistema de tobillera electrónica por que mal que les pese a los opinadores -total hablemos sin saber es un deporte nacional ampliamente difundido- que pululan – dentro y fuera del poder judicial, peor los de adentro porque demuestran de tal modo un absoluto desconocimiento de la realidad que los rodea y sobre la cual deben decidir- y hablan por boca de ganso en la realidad no existe disponibilidad concreta de ellos y, en todos los casos en que a esta sede le ha tocado intervenir, o nunca recibimos una respuesta – lo más habitual- o la respuesta ha sido -una vez más de parte de los organismos que no dependen del poder judicial- que hay que esperar, que no hay, que están por comprar, etc o por el estilo tornando en consecuencia ilusorio el beneficio otorgado), sin embargo ello tampoco podrá ejecutarse en el domicilio que ha aportado la defensa a la fecha, ya que ese sitio se encuentra a sólo tres cuadras del domicilio que fuera de la víctima y es de suponer que allí siguen viviendo sus familiares y vecinos, lo cual resulta absolutamente desaconsejable tanto sea en resguardo de sus derechos y sentires, como por la propia integridad de la encartada y del hijo por nacer que en definitiva es lo que este decisorio busca proteger”.

Luego critica a las autoridades políticas y a los periodistas:

“Como si esto no bastara, y como si tampoco fueran suficiente los reiterados (y vergonzosamente desoídos) reclamos de esta sede a las autoridades dependientes del Poder ejecutivo local (policiales y penitenciarias), e incluso a la propia titular del PE (la anterior, el actual y los anteriores también ya que al asunto no se ve limitado a banderías político partidarias sino que se arrastran en el tiempo con quién sea que esté a cargo del problema), acerca de la necesidad de brindar soluciones urgentes e inmediatas al tema que aquí nos ocupa, la crónica cotidiana nos da cuenta de los gravísimos hechos que esta situación genera. Y ninguno de ellos ni sus subalternos se hace cargo del tema con la seriedad que eso reclama como no sea para formar Comisiones que nada resuelven en concreto (eso sí para hablar mal de los jueces, pedir juicios políticos a tontas y locas sin ningún fundamento, y emitir opiniones de toda laya sin empaparse de los datos fácticos concretos la mayoría -incluidos obviamente la caterva de pseudo periodistas habitual- está muy fácilmente dispuesta a hacerlo total es gratis, no cuesta nada y parece que suma votos)”.

Y también le dedica un párrafo imperdible al diario Clarín, cuando se refiere al aumento de la cantidad de detenidos en cárceles y comisarías:

“Así, por poner un sólo ejemplo, el diario (quizás el de mayor circulación nacional) se permitió informar -en un rapto audaz de apego a la verdad- que en tres años en la provincia de Buenos Aires se duplicó la cantidad de presos en comisarías”.