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Cristóbal López tiene un frente judicial complicado.
La Corte Suprema ya tiene en su poder una decisión crucial sobre el futuro inmediato de Cristóbal López: decidir si el concurso preventivo de Oil Combustibles tramitará en un juzgado comercial de Buenos Aires o en uno de la provincia de Chubut, que es lo que pretende el empresario.
La discusión de fondo es por los 8000 millones de pesos que debe el dueño de Indalo al fisco, por haber retenido el impuesto a los combustibles a través de su petrolera Oil y haberlos utilizado para expandir su grupo con la compra de otras empresas.
López pretende que el trámite se desarrolle en el juzgado de Gustavo Toquier en Chubut, algo entendible porque alguna que otra vez se habría visto a ese magistrado en asados en la casa de López en Rada Tilly.
El caso ya circula por la Corte y llegó allí por iniciativa de la IGJ que controla Sergio Brodsky, alfil de Daniel Angelici y Dario Richarte, los operadores del macrismo en el Poder Judicial.
Fue una nota con destino a Ricardo Lorenzetti que partió rumbo a la Corte ni bien el juez Julián Ercolini le embargó todos los bienes a Cristóbal. El ahora ex zar del juego ve a Daniel Hadad detrás de parte de estos acontecimientos. Está convencido de que el dueño de Infobae apunta a que Indalo no tenga más alternativa que devolverle los medios que le compró durante el kirchnerismo.
Como sea, la decisión de la Corte llegará en las próximas semanas y lo más seguro es que el caso se quede en Buenos Aires. Según el Código Civil y Comercial, aun si el juez de Chubut aceptara la competencia, debería mandar todo a la Corte, porque hay una incompetencia a razón de territorio ya que a pesar de que la justicia comercial porteña se había declarado competente (porque Oil está registrada en la Capital), el juez de Chubut decidió avanzar con el concurso preventivo.
López y De Sousa acumularon una deuda de $ 8000 millones debido a que durante años no le remitieron al organismo recaudador los fondos del impuesto a la transferencia de los combustibles (ITC), que cobran cada vez que un usuario carga nafta en algunas de las estaciones de servicio de la compañía.
Ambos pretenden que el caso se quede en Chubut porque la apuesta es lograr una quita de la deuda y pagarla con la venta de Oil a un empresario brasilero interesado en el mercado argentino. Un detalle: ese empresario paulista sería buen amigo del jefe de los espías, Gustavo Arribas.
