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Crimen de Angeles: las pruebas incriminan a Mangeri, pero el caso no está cerrado

Por Rafael Saralegui.

El homicidio de Angeles Rawson parece encaminarse hacia la culpabilidad del portero Jorge Mangeri, incriminado por peritajes científicos difíciles de refutar. Sin embargo hay todavía muchos elementos no del todo claros que no permiten decir con certeza que se trata de un caso cerrado.

Algunas de las incógnitas surgen del mismo devenir de la investigación iniciada el 10 de junio cuando la adolescente no llegó a su departamento situado en Raviganani 2360, después de su clase de gimnasia. La hipótesis de la fiscal Paula Asaro es que la jovencita fue interceptada por Mangeri, en el hall del edificio, por lo que no habría llegado a entrar en su vivienda, situada en la planta baja.

Angeles no entró en el departamento dijo la empleada doméstica.

Angeles no entró en el departamento dijo la empleada doméstica.

En un primer momento, la línea de investigación que le llevó la Policía Federal a Asaro se refería a un supuesto violador que atacaba en la zona de Palermo o Colegiales. Lo extraño es que hasta ese momento no había denuncias de ataques sexuales en la zona.

Luego la pesquisa giró hacia el entorno familiar, a tal punto que se ordenó el allanamiento de la casa de Angeles en el mismo momento en que se estaba velando su cuerpo. Si los investigadores no hubieran tenido alguna sospecha hubieran esperado a realizar el procedimiento al día siguiente, al menos por una cuestión de cortesía.

Mangeri se convirtió en el principal sospechoso en un momento crucial de la madrugada del sábado 15. El encargado había sido llevado a declarar en condición de testigo. Eran las 5.15 cuando pidió hablar ante la fiscal para decirle: “Soy el responsable de lo de Ravignani 2360; fui yo”. Luego remarcó: “Mi señora no tuvo nada que ver en el hecho” y ratificó que ella no había estado el lunes en el edificio. Lo que llama la atención es el énfasis de Mangeri en desligar a su esposa del caso. ¿Ella era sospechosa para los investigadores? Una duda que persiste es si Mangeri se habría encargado el sólo de toda la faena: atacar a Angeles, esconder el cuerpo, sacarlo del edificio, y tirarlo en un contenedor de basura.

La empleada doméstica que trabaja en la casa de Angeles aseguró esta mañana en declaraciones a casi todos los canales de televisión, que la adolescente no volvió esa mañana a la casa. Sin embargo, días atrás se aseguró que en la casa se había encontrado el llavero, la mochila y las zapatillas con las que menor había ido a la clase de gimnasia. La mujer, de nombre Dominga, dijo que Angeles no entró en el departamento y que ella no escuchó gritos ni ningún ruido que le llamara la atención.

¿Cómo entró Angeles en el edificio? ¿Quién le abrió la puerta? Si fue atacada en el mismo hall de acceso debería haber gritado pero ni Dominga ni vecinos del edificio dicen haber escuchado ningún ruido. Es extraño porque el departamento donde vivía Angeles queda en la misma planta baja de Ravignani 2360. La empleada doméstica podría tener problemas auditivos o no decir todo lo que sabe.

“Este es un caso muy raro”, dice a este cronista otro veterano periodista de policiales. Raro fue que el juez Javier Ríos ordenara que llevaran a declarar en forma sorpresiva a la medianoche del miércoles último a todos los vecinos de Ravignani 2360. La determinación se tomó luego de que abogado Pablo Lanusse presentara una grabación de una supuesta discusión familiar el mismo día del homicidio. Habría que preguntarse porque los vecinos no fueron citados antes. De todos modos esas declaraciones no ratificaron la grabación que provocó la inusual movilización, casi por la fuerza, de todos los testigos hasta la sede del tribunal del juez Ríos.

Lanusse dijo que sólo hay rastro de ADN de Mangeri.

Lanusse dijo que sólo hay rastro de ADN de Mangeri.

El abogado Miguel Angel Pierri, dijo varas veces que habían aparecido los perfiles genéticos de dos hombres en las uñas de Angeles: uno sería de Mangeri, su defendido, y otro de un NN masculino. Esto fue negado esta misma tarde por Lanusse, luego de que declarara como testigo el padre de Angeles, Franklin. «Hay que decir las cosas con seriedad y contundencia: hay un único patrón masculino identificado y es atribuido a Jorge Mangeri», aseguró Lanusse. «Los restos genéticos encontrados en tres dedos de la mano derecha de Ángeles comprometen aún más el grado de responsabilidad del señor Mangeri en estos hechos. No hay ningún otro identificado. El segundo ADN corresponde a la propia Ángeles Rawson», agregó.

Entonces, hay que preguntarse cuál es el interés de Pierri en involucrar a alguien más. Como estrategia de defensa parece pobre si hay rastros de ADN de Mangeri en tres uñas de Angeles. Esto demuestra que fue atacada e intentó defenderse. El encargado tenían lastimaduras en el pecho: dijo que fue torturado por la Policía, pero los médicos dijeron que fueron lesiones que el mismo se provocó quizás para tapar las que le habría provocado Angeles. Si esto fue así, significa que hubo una lucha, forcejeos, gritos, pero nadie dice haber escuchado nada.

También es extraño que no se hayan pedido intervenciones telefónicas de los sospechosos. Si se pidieron no siguieron los carriles oficiales habituales, dijeron las fuentes consultadas por CyR.

Un elemento final que también genera suspicacias es quien paga los honorarios de Pierri. Se trata de un abogado conocido y que cobra caro. Mangeri dijo al principio que prefería quedarse con el defensor oficial y luego cambió de parecer. Nadie dijo hasta ahora quien le sugirió el cambio o a quien le presenta la factura el mediático letrado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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