Por Rafael Saralegui.
Estefanía Heit y Jesús Olivera se negaron a declarar hoy ante la fiscal de Bahía Blanca Claudia Lorenzo que investiga la privación ilegal de la libertad y los abusos sexuales sufridos por Sonia Molina, la mujer que permaneció tres meses en cautiverio en la casa de la pareja, en la ciudad de Coronel Suárez, en el sudeste de la provincia de Buenos Aires.
Olivera fue arrestado en la noche del martes en la localidad de Carhué, cujando salía de un estudio jurídico. Luego fue trasladado hasta Bahía Blanca, donde ya se encontraba su pareja. Los dos fueron llevados hoy ante la fiscal Lorenzo, a cargo de la unidad fiscal que investiga delitos de índole sexual, pero se negaron a declarar.
La fiscal sostuvo que «hay elementos suficientes» para pedir las detenciones Heit y Olivera y que entre los elementos de prueba a analizar hay cerca de 50 DVDs y cuatro computadoras y que tiene elementos «suficientes» para pedir a la Justicia de Garantías que convierta en detenciones las aprehensiones de la pareja.
La hipótesis que más peso cobra entre los investigadores es la existencia de una supuesta secta religiosa que captaba voluntades, liderada por OIlivera. Familiares de Sonia Molina, la víctima, dijeron que ella había conocido a Olivera en Río Colorado y que se había ido con él, dejando en su pueblo a una nena de 10 años.
Al ser arrestada, Heit dijo que era amiga de la víctima, y que había vivido un tiempo en su casa por su propia voluntad. Sin embargo, cuando la mujer pudo escapar de la casa estaba en pésimo estado de salud, tenía varios hematomas en la cabeza, y quemaduras de cigarrillos en las manos. Le daban de comer polenta y alimento para mascotas y algo de agua cada dos o tres días.
Según habría relato Molina, Olivera había amenazado con realizarle “algún daño” a su hija, sino hacía lo que le ordenaban. De todos modos, la mujer fue víctima de reiterados abusos sexuales durante su cautiverio. Esas sesiones de tormentos y sexo habrían sido filmadas, según los investigadores.
La voluntad de Sonia Molina había sido dominada por sus captores a punto tal que la habrían obligado a escribir una carta de suicidio para su familia, que pensaban enviar para “explicar” su fallecimiento. «Ella le indicó al capitán de la policía dónde había dejado la nota, la carta, que era que se suicidaba por distintos motivos. Yo le pregunté si ella había firmado la carta y me dijo `sí, me obligaron y me pegaban´», dijo el intendente de Coronel Suárez, Ricardo Moccero.
«Teniendo en cuenta lo que fueron las declaraciones de los médicos, que señalaron que si el cautiverio permanecía en esas condiciones cinco días o una semana más seguramente el desenlace hubiera sido fatal, y las circunstancias en las cuales la víctima fue obligada a escribir una carta en la que le explicaba a la familia por qué se había suicidado, estaría confirmando efectivamente que la pareja lo que buscaba era el fallecimiento y pérdida de la vida de la víctima», dijo a su vez el secretario de Gobierno y Seguridad de Coronel Suárez, Gutsavo Di Battista.
Moccero contó que la mujer llegó a Coronel Suárez «engañada» por la pareja, que le ofreció trabajo. La pareja habría convencido a Molina de que vendiera una casa que tenía en su pueblo. «Después de que cobran el dinero que tenían que cobrar, que primero fueron 40 mil y luego 60 mil, la dejan privada de la libertad, con todo lo que se sabe», añadió el funcionario.
«Ella ha sufrido muchas cosas, pero estaba con la voluntad de poder ayudar a esta agrupación religiosa y se encuentra con que cobran los fondos de su casa e inmediatamente la maltratan, la queman, la violan en reiteradas ocasiones», dijo el intendente.