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Conflictos y formación en seguridad

Por Alberto Iardelevsky

Los hechos vinculados con miembros de la Prefectura Naval y la Gendarmería Nacional nos han conmovido como sociedad.

El proceder de algunos miembros de las fuerzas implicadas en el conflicto está dando muestras de un desconocimiento de los límites que les impone el marco legal vigente en una sociedad democrática, respecto de la característica distintiva de esta profesión por su pertenencia y dependencia irrenunciable al poder del Estado.

Quisiera hacer una reflexión sobre la formación de las fuerzas de seguridad, más allá de las actuaciones singulares del reclamo y su incidencia en tanto funcionarios responsables de la seguridad pública.

Los reclamos convertidos en exigencias irrevocables hacia los funcionarios políticos del poder legítimamente constituido, evidencian la rémora de una tradición en el uso de la fuerza para alcanzarla imposición de sus razones, que no se condicen con otros reclamos sociales sindicalizados, ya que estas instituciones tienen la restricción de la agremiación.

Lo dicho hasta aquí nos lleva necesariamente a reflexionar sobre los procesos de formación de cualquier agente de una fuerza de seguridad, ya que la subordinación a la política pública en democracia constituye un eje sustancial de conocimiento y en consecuencia, se establece como un contenido que no puede ser obviado, tanto en la formación inicial como en el desempeño profesional.

La formación implica además de la apropiación de conocimientos, un proceso de socialización que construye subjetividad respecto del rol como funcionario del Estado y cuyo comportamiento está regulado por el imperio de la Ley.

El apego a las leyes también se manifiesta en una práctica ética que incluye las formas en que se canalizan los reclamos.

El análisis del problema, desde una perspectiva educativa, pone de relieve la precariedad de la consideración de dos criterios fundamentales en la selección y transmisión de contenidos. Por un lado, el de la relevancia socio-cultural, cuya comprensión y apropiación es necesaria para desplegar la profesionalidad con el compromiso de defensa de las instituciones democráticas y los derechos de todos los ciudadanos.

Por otro lado, el de la relevancia de los campos disciplinares y operativos que configuran el dominio de un saber específico e identifica con nitidez cuál es el papel que deben jugar los miembros de las fuerzas como funcionarios públicos en la protección de un bien común como es el de la Seguridad.

También son saberes específicos la mediación y la negociación sostenidas por un diálogo responsable, y las hemos visto ausentes.

La formación debe asegurar la comprensión de una concepción de Estado Democrático y el valor de la prevención y el control de amenazas.

Además de otros factores que han incidido en este conflicto se puede advertir la debilidad de formación respecto de las actitudes que deben ser construidas desde el ingreso y la permanencia en las instituciones formativas como aspirantes y que por ende se manifiestan en el desempeño profesional de las fuerzas.

Dicho esto, no puede concebirse que sean las propias fuerzas de seguridad quienes llevan adelante formas amenazantes para la resolución de los problemas que se les presentan.

Si bien el conflicto tiene que ser resuelto y no hay lugar a dudas, requiere de la revisión y análisis en profundidad de los hechos que lo originaron para alcanzar las soluciones más adecuadas. Entre las causas habría que considerar también a las prácticas de formación en relación con el rol de la fuerzas de seguridad en una sociedad como la nuestra.

Profesor en Ciencias de la Educación. Ex director de Formación Básica de la Policía de la Provincia de Buenos Aires.


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