La Sala II de la Cámara Federal, integrada Horacio Rolando Cattani, Eduardo Guillermo Farah y Martin Irurzun, confirmó el procesamiento  de tres bomberos de la Policía Federal Argentina, por las deficiencias en la búsqueda de Lucas Menghini Rey, tras la tragedia de Once.

En esa mismo resolución, revocó el procesamiento de otros tres bomberos, ordenándole al juez Ariel Lijo que disponga su sobreseimiento o  bien, dicte la falta de mérito y continúe investigándolos.

Los bomberos cuyos procesamientos fueron confirmados son Carlos Alberto Medina, Omar Alberto Vacca y Raúl Héctor Abuin.Luego de la tragedia los responsables de la búsqueda de sobrevivientes y heridos, hoy procesados, dieron por terminado el procesode búsqueda,  sin hallar el cuerpo sin vida de Lucas Menghini Rey, obligando  así a su familia a una búsqueda desesperada. Se les imputa el delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público.

Así es que  al día siguiente los familiares de Lucas efectuaron la denuncia por su desaparición, iniciándose las actuaciones sumariales con intervención de la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio n° 5 del Departamento Judicial de Morón.  Recién al mediodía del 24 de febrero, dos días después de la tragedia, en virtud de desconocerse el paradero de Lucas Menghini Rey, se ordenó la creación del legajo respectivo, y que luego pasó a independizarse de aquella pesquisa, ordenándose el inmediato reinicio de la tarea  de búsqueda.

Para ese momento los familiares obtuvieron filmaciones y así logró determinarse que Lucas Menghini Rey abordó el tren chapa n° 16 el 22 de febrero de 2012, a las 7.36 horas en la estación San Antonio de Padua, ingresando por la ventana de la cabina auxiliar del cuarto vagón. Desgraciadamente, allí fue encontrado su cuerpo sin vida, luego de más de 58 hs. de producida la colisión.

El fallo señala que es preciso referir que si bien el ingreso a la cabina auxiliar del motorman -lugar en que fue hallado Lucas Menghini- se encontraba sellado desde el interior, no se presentaba el mismo impedimento  en su acceso desde el exterior, y era clara y sencilla la posibilidad de advertir la presencia de una persona dentro de la misma con la simple acción de asomarse a la ventana.