| En la Fundación Favaloro

Condenaron a un enfermero por drogar y abusar de una paciente

La víctima tiene 24 años. El hecho ocurrió durante el 2020.

Un enfermero que trabajó en la Fundación Favaloro recibió una condena a dos años de prisión en suspenso, a someterse a una tratamiento psicológico y a realizar un curso sobre violencia de género por abusar sexualmente de una paciente de 24 años.

La sentencia la dictó el Tribunal Oral en lo Criminal Correccional N°15 de la ciudad de Buenos Aires y recayó sobre Julio César Cruz Hinostroza, de 36 años, nacido en Perú, sin antecedentes penales, quien reconoció su culpabilidad durante un juicio abreviado.

En la resolución, el tribunal ordenó que se investigue si otro enfermero participó de los abusos o fue cómplice, tal como lo denunció la joven de inmediato al darse cuenta de que habían abusado sexualmente de ella, pese a que las evidencias en la causa, sólo mostrarían la participación de Cruz Hinostroza.

La víctima estaba internada allí, después de que le practicaron una angioplastía con la colocación de un stent en una vena renal el 25 de agosto de 2020 y un par de días más tarde tuvo que volver a la clínica porque no se sentía bien y volvió a quedar internada.

Colaboración

Según se desprende de la sentencia, la Fundación Favaloro colaboró activamente con la investigación, ya que suministró las imágenes de las cámaras de seguridad internas, aportó los legajos de los enfermeros bajo sospecha y las médicas que trataron a la paciente dieron su testimonio y le recomendaron que hiciera la denuncia de inmediato, luego de enterarse de lo que había ocurrido.

El caso no es el primero de este tipo que ocurre en centros de salud. Ya hubo otras denuncias, por ejemplo, en el Sanatorio Güemes.

Durante la semana última se supo del caso un anestesista que fue detuvieron en Brasil, luego de que lo filmaron durante un abuso sexual de una mujer embarazada mientras la sometían a una cesárea.

“Le dan tan pocos años porque yo no fui la primera abogada. La colega no era del fuero y ante el desconocimiento del artículo 119 del Código Penal no sabía que estaba hablando de un abuso sexual con acceso carnal, por lo tanto sólo denunció un abuso simple”, explicó la abogada Raquel Hermida Leyenda, representante de la víctima.

“La víctima, cuando observa eso y que había denunciado a uno solo de los enfermeros, cuando eran dos, me viene a ver para por lo menos tener una condena y finalizar esa parte del proceso y continuar ahora la investigación por el segundo agresor”, explicó la letrada.

La drogó

Según se comprobó en la causa, el enfermero le dio a la joven benzodiazepinas, un psicofármaco, que no estaba indicado por los médicos, y que tiene una acción sedante, ansiolítica, miorelajante, anticonvulsivante, hipnótica y amnésica, de modo que estuviera con sueño y no se diera cuenta de lo que ocurría mientras se producía el abuso.

De acuerdo con el fallo, el hecho ocurrió el 31 de agosto de 2020, entre las 2:46.35 y 3:01.14 en la Fundación Favaloro cuando Cruz Hinostroza ingresó en la habitación nº 705 del Piso 7, donde estaba la  víctima “a quién condujo hasta el baño de la habitación, donde procedió a desvestirla y realizarle tocamientos de sus pechos y genitales -sin ser consentida dicha acción-, aprovechándose del estado de somnolencia en que la misma se encontraba, producto de la prescripción de medicamentos y sumado a la incorporación de bendoziacepinas que el nombrado le suministró sin encontrarse recetadas, lo que agravó aún más su estado de vigilia”.

La filmación

Las imágenes de las cámaras de seguridad demostraron que el enfermero “ingresó en reiteradas ocasiones a la habitación donde descansaba la damnificada, y entre las 2:46:35 y las 3:01:14 hs. la tomó de los brazos para levantarla, con la excusa de que debía cambiar las sábanas de su cama y pijama porque se encontraban mojados. De este modo la condujo al baño de dicha habitación, donde la colocó sobre el inodoro y le quitó la parte superior e inferior del pijama que tenía colocado, efectuando tocamientos sobre sus partes íntimas, como fuera detallado”.

Cuando la mujer se despertó durante la mañana, seguía con mareos, pero se dio cuenta que sólo tenía una bata de la clínica y que su pijama estaba colgado del barral de la ducha “recordando lo sucedido con mayor claridad, sintiendo dolores en la zona vaginal”. Después de ese triste despertar, habló con su madre, con las médicas y realizó la denuncia.