Aún en el peor momento de tensión con el kirchnerismo (que incluyó una amenaza a sus padres en Rafaela), Ricardo Lorenzetti nunca pensó seriamente en apartarse de la Corte Suprema de Justicia.
Esos rumores y trascendidos han vuelto a la orden del día tras la confirmación del ingreso de Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz, que supuestamente llegan para recortar su poder.
A comienzos del año pasado Lorenzetti acusó «cansancio moral». En esa oportunidad le envió un mail al columnista de Página 12 Horacio Verbisky en el cuál le decía que dejaría la presidencia de la Corte en manos de Roberto Carlés si este lograba el aval del Senado, cosa que finalmente nunca sucedio.
Por cierto, todavía es una historia poco contada el rol que tuvo en ese naufragio la senadora puntana Liliana Negre de Alonso y los fallos que su provincia logró en los meses subsiguientes, como por ejemplo el referido a coparticipación.
Para Lorenzetti el problema no es tanto por estructuras de poder internas o influencias sobre instancias inferiores. El gran inconveniente que avecina es que ya comienza a dejar de ser el interlocutor único del Gobierno. La agenda de temas y cuestiones a decidir pasará por otra vocalía y el quedará con un rol mucho más acotado. En este contexto de discusión sobre tarifas, no tendrá el orl clave que imagina.
En confianza suele decir que sólo dejaría la Corte si lograra cobijo en alguna oficina de prestigio internacional, preferentemente temas ambientales en la ONU, cargo para el cual lo promueve el empresario Gustavo Cinosi, muy amigo de Carlos Zaninni.
La política es otra seducción constante aunque él cree que ya le pasó el mejor momento. Asegura que antes de la legislativa de 2013 tuvo muchos elementos a favor pero que declinó. Una vez al empresario Gerardo Werthein le dijo que su temor era ingresar en la política y terminar como Aecio Neves en Brasil: «la esperanza blanca que nunca llega».
Los rumores de su salida entusiasman en el Gobierno que se ilusiona con que Lorenzetti deje la Corte al mismo tiempo que Elena Highton de Nolasco. Serían otras dos vacantes a resolver. Mientras llueven los anotados para esos lugares.
Balcarce 50 otorga alguna entidad a esas posibilidades desde que se conoció que el dato de una posible retirada provino del despacho de Ariel Lijo, que lo soltó alegremente en una de sus almuerzos en Bice. Lijo, junto con Julián Ercolini son los principales hombres de Lorenzetti en las intrigas de Comodoro Py.