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Con el pedido de indagatoria a Boudou, Di Lello le pasó la presión al juez Lijo

Otra mala noticia para el vicepresidente.

Otra mala noticia para el vicepresidente.

El pedido de indagatoria para el vicepresidente Amado Boudou presentado este mediodía no sólo implica un cambio en los tiempos de la causa, sino que viene a dinamitar la ya deteriorada relación entre el fiscal Jorge Di Lello y el juez Ariel Lijo. “No te puedo esperar más”, le dijo anoche el fiscal al magistrado.  Lijo ahora debe lidiar con una presión que él recién planificaba para mediados de este año.

Para Di Lello es una dulce venganza: Boudou forzó la renuncia del ex Procurador General Esteban Righi, íntimo del fiscal y a quien el año pasado el mismo se encargó de sobreseer luego de una denuncia de los abogados del vice.

“El problema de Ariel es que él le quiere dar el tiro de gracia al Gobierno, cuando ya la situación política no aguante más, es lo que le pidió (Daniel) Scioli y eso yo, que soy peronista como este gobierno,  no lo voy a tolerar”, razonaba desde fines de diciembre Di Lello cada vez que alguien lo visita en su despacho del quinto piso de los tribunales de Retiro.

Lijo fue quien le dio la letra al fiscal. Las declaraciones testimoniales de noviembre y diciembre pasados marcaron el camino de ida  para el pedido a indagatoria que acaba de materializarse este mediodía.

Boudou sabía desde la semana pasada que el fiscal tenía escrito el pedido de indagatoria. Las declaraciones testimoniales  de la familia Ciccone hicieron de los últimos días de diciembre un calvario para el vice. Enero pasó rápido y tras la feria judicial se concretó lo que todos esperaban.

Al fiscal lo venían frenando algunos asados que comparte los fines de semana en la localidad de Mercedes a los cuales asiste Eduardo “Wado” De Pedro, flamante integrante del Consejo de la Magistratura. Paradojas de este presente,  ya que en La Cámpora detestan a Boudou pero saben que una indagatoria sería la peor de la señales en consonancia con el contexto económico que no da tregua.

La Cámara de Casación es el nuevo  mundo a tener en cuenta. Boudou recusó al juez Juan Carlos Gemignani, que es uno de los tres que debe entender su pedido de sobreseimiento  y que cuando se expidió sobre la validez del testimonio de Laura Muñoz (la ex esposa de Vandenbroele)  dijo que la vida de esta mujer corría serio peligro.

La recusación a Gemignani  la decidirán Gustavo Hornos, Mariano Borinsky y, convocado especialmente, Eduardo Riggi (a quien el gobierno acusa ante el Consejo de la Magistratura por su accionar en la causa del crimen de Mariano Ferreyra).

Boudou ya sabe que tanto Hornos como Borinsky se pronunciaran para sacar a Gemignani del expediente. No pasa solo por un tema jurídico, sino que el movimiento cubre también una enemistad cada vez más manifiesta.  A fines de diciembre Gemignani cruzó fuerte a Borinsky cuando se enteró de que este envía resoluciones al Centro de Información Judicial antes de que las partes estén notificadas.

Lo cierto es que existe un detalle referido al procedimiento que a nadie se le escapa: más allá del texto de Gemignani, los abogados de Boudou se olvidaron de mantener el recurso en la Casación y cuando lo recordaron ya estaba fuera de fecha. Hornos y Borinsky se inclinaron por aceptarlo cuando a cualquier persona se le niega de pleno. Gemignani saldrá a exparsir este dato si ve cercana su salida del caso.


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