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Cómo el diputado De Pedro pasó a manejar el Ministerio de Justicia

Volvió a quedar en evidencia, puntualmente ayer, que más allá de  las marchas de Andrés “Cuervo” Larroque o los shows  televisivos de Juan Cabandié, el joven más rutilante en el Gobierno no es otro que Eduardo “Wado” De Pedro. Bastó un llamado del diputado para que Julio Alak designara como subsecretario de Promoción de Derechos Humanos a Carlos Pisano, integrante de la agrupación Hijos y cuyo mérito más notorio fue escrachar al ex camarista de la Casación Penal, Alfredo Bisordi.

Cercano a De Pedro, Pisano ahora pasa a integrar ese grupo de peso en el Ministerio de Justicia que completan el secretario de la cartera Julián Álvarez, el secretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda, Matías Molle en el Registro de Armas (Renard), el subsecretario de Relaciones con el Poder Judicial, Franco Piccardi, y el titular de la IGJ, Rodolfo Tailhade, abogado penalista que conoció los flashes cuando intervino en el juicio oral por el  crimen de Solange Grabenheimer.

De Pedro ubicó a hombres de su confianza en el Ministerio.

De Pedro ubicó a hombres de su confianza en el Ministerio.

Poco es lo que puede hacer Julio Alak ante la avanzada de De Pedro, que por estos días oficia como una suerte de recepcionista del despacho de Cristina Fernández en Olivos. Lo han visto allí desde los sindicalistas de la CGT Balcarce hasta el encumbrado Isidro Fainé, titular de La Caixa, uno de los bancos más grandes de España y accionista de Repsol. “No lo olviden, a la presidenta se la escucha, no se le pregunta ni se la cuestiona”,  anuncia, servicial, el diputado.

El ministro se contenta a si mismo, y a su cada vez más diminuto equipo, alegando que el tema más importante del Ministerio es controlado por él: la relación con el GAFI por temas de lavado de dinero. Ese organismo es un árbitro clave en el G-20, club selecto que constituye, para la presidente, el principal ámbito de interacción multilateral, incluso por encima de la ONU, en Nueva York.

En tanto, el manejo de las relaciones con el Poder Judicial (principal fin del Ministerio) es coordinado por el grupo de De Pedro. O más bien sería “la no relación” ya que Alvarez se ufana ante propios y ajenos con la frase “yo con jueces no hablo”,  conducta que utiliza para diferenciarse de Alak y sus conversaciones reservadas con Luis María Cabral, titular de la opositora Asociación de Magistrados.

Detalles y comentarios que volvieron a animar los principales corrillos en el acto organizado para efectivizar el nombramiento de Pisano. Estuvieron Alak y Álvarez pero no De Pedro, quien no logró llegar a tiempo desde una reunión en Balcarce 50.


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