Por Rodolfo Palacios.
Acaso por culpa de una fantasía delirante o despiadado invento de la Policía, Mar del Plata tiene un récord difícil de igualar: dos asesinos seriales inventados. Al primero se lo llamó “El loco de la ruta”, un supuesto psicópata resentido que comenzó a descuartizar prostitutas en 1996. El segundo fue bautizado como “El estrangulador de Camet”, un sátiro que en 2000 violó y estranguló a chicas adolescentes. Los investigadores trazaron perfiles criminales, consultaron a los expertos del FBI pero la mayoría de los asesinatos (12 entre los dos falsos homicidas) no se esclarecieron. La mentira de estas leyendas, aunque nunca se pudo probar, no sería otra cosa que obra de una mafia policial que manejaba la prostitución, la trata y la venta de drogas.
Ahora, Mar del Plata se enfrenta ante otro delincuente serial. Pero esta vez no sería un mito popular. El detenido se llama Claudio Valente, tiene 42 años y desde el 5 de febrero gozaba de libertad asistida, según fuentes policiales. Lo acusan de haber cometido cinco violaciones en Mar del Plata y sospechan que puede haber más casos en Buenos Aires. Estaba por cumplir una condena de 11 años y ocho meses de prisión por robo agravado y privación de la libertad. Está imputado por haber violado, el jueves 17, a dos jóvenes que secuestró en el centro marplatense y llevó al Faro para violarlas. Otras dos mujeres, que fueron violadas el lunes 21, también habrían sido atacadas de Valente, quien fue reconocido en una rueda de reconocimiento por las dos primeras víctimas. Una quinta víctima habría sido violada el jueves 24.
El presunto violador, que está detenido en la cárcel de Batán, se alojaba en un hostel cercano a la vieja terminal de micros. Los policías encontraron allí un bolso con varios anillos y teléfonos que le habría robado a las víctimas. “Por los elementos probatorios que tenemos, nos señalan que estamos ante el autor de los hechos. Faltan los resultados de los análisis de ADN», dijo una fuente judicial. La confección de un identikit colaboró para detener al supuesto violador.
En todos los casos, el sátiro amenazó a las mujeres con un cuchillo, las obligó a subir a un auto y las llevó hacia una zona alejada y poco transitada. Además les hizo tomar tranquilizantes. La Policía le encontró ansiolíticos entre sus pertenencias.
El psiquiatra forense Miguel Maldonado, que actuó en el caso Barreda, entre otros casos resonantes, tiene firmes sospechas de que se está ante un violador serial. “Al menos hay cuatro elementos distintivos que permiten identificar esta modalidad. En primer lugar, el patrón de conducta. Estos sujetos proceden de la misma manera. Segundo: tienen su área de confort o coto de caza, el lugar donde pueden trabajar tranquilamente. Su medio ambiente. Allí donde saben cómo escapar, ocultarse o aislar a las víctimas. Tercero: las víctimas suelen tener un perfil o características físicas similares. Por último, algunos se llevan algún trofeo, ropa interior, una hebillita para el pelo o una alhajita sin valor material. Arman una especie de santuario perverso”, analizó ante CyR.
El fiscal Fernando Berlingeri confirmó que Valente se negó a declarar y reveló que la llave del auto que tenía en su poder cuando fue detenido era del Gold Trend que se usó para cometer dos de los hechos. En ese coche se encontraron las huellas de la palma de la mano de una de las mujeres violadas.
“El violador serial es un predador. Como todo cazador, acecha a la víctima y cuando ve el momento oportuno, la embosca. Ejerce un ritual perverso de dominación y humillación hacia la víctima, que en este caso es como si fuera la presa del cazador. El mayor sufrimiento ajeno le produce mayor placer. Son psicópatas que gozan con el dolor de la víctima”, opinó Maldonado.
La serialidad en los casos recuerda a dos asesinos inventados por la Policía en Mar del Plata. El primer mito nació el 1 de julio de 1996, cuando al costado de la ruta 226, bajo un puente, encontraron el cuerpo desnudo de Adriana Jaqueline Fernández, una uruguaya de 27 años que trabajaba como artesana. Los crímenes y desapariciones de prostitutas siguieron.
La Policía instaló que se estaba tras la pista de una especie de émulo de Jack el Destripador. Se comunicaron con el FBI, consultaron a investigadores franceses y en la húmeda oficina de un comisario pusieron este cartelito en la puerta: «División Homicidios Seriales». Parte del periodismo colaboró para que la leyenda se agigante. Un periodista mandó al fotógrafode un diario a hacer fotos el día después de uno de los asesinatos. Como a la víctima ni siquiera la había ido a despedir su familia, el periodista le dijo al fotógrafo que pusiera un ramo de flores en la escena del crimen. Y tituló la nota: «Enigmático ramo de flores en el lugar donde apareció una víctima del loco de la ruta».
En septiembre de 2000 hubo más crímenes de mujeres. Esta vez, aparecían estranguladas en Camet, al norte de Mar del Plata. La prensa y la Policía lo bautizaron “El estrangulador de Camet”. Esos homicidios no fueron esclarecidos.
“Supongo que sátiros hay por todos lados, sólo que Mar del Plata es una vidriera”, dijo Norberto López Camello, comisario retirado de la Bonaerense que vive en esa ciudad. Para el perfilador criminal Luis Di Santo no habría que descartar la serialidad en el caso del falso “loco de la ruta”. “He tenido acceso a algunos expedientes en la época y por más que se ha desestimado esa hipótesis, la verdad es que en su mayoría los casos de las mujeres asesinadas y mutiladas cerca de las rutas no se han resuelto. Creo que son compatibles con una serie homicida, pero fueron subsumidos con otros casos que se resolvieron y se cerró el asunto. Sería interesante retomar esa investigación y profundizar más allá de los intereses del momento”.