| Proceso oral

Prisión perpetua en el primer juicio por femicidio en la ciudad de Buenos Aires

Un colectivero fue condenado por apuñalar a su pareja, madre de dos niños. Es el primer juicio en que se aplica la figura de femicio incorporada al Código Penal.

En un fallo por mayoría, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 26 condenó a prisión perpetua a Maximiliano Giujusa (38) por delito el «homicidio doblemente calificado por convivencia con la víctima y alevosía» de Andrea Soledad Melo (34).

El crimen ocurrió el año pasado en el barrio porteño de Villa Luro. Se trata del primer proceso en el que se evaluó la violencia de género como agravante de un homicidio en la Capital Federal, tras incorporar esa figura en el Código Penal.

Esta mañana, el fiscal ante el Tribunal Oral N°26, Guillermo Perez De la Fuente, había solicitado la pena de prisión perpetua para Giujuza, acusado de matar a su pareja de 43 puñaladas el 9 de febrero de 2013.

El crimen de Melo ocurrió el 9 de febrero de 2013, cuando la madre de la víctima, Rosana Caamaño, concurrió a la casa de su hija por la mañana a buscar a sus nietos para llevarlos a pasar el día a una pileta.

Giujusa la saludó normalmente y les dijo que se fueran tranquilos porque él tení­a una «sorpresa para la Sole», ya que a su hija la mayoría de la gente le decía por su segundo nombre.

Dos horas después, la hermana de Andrea recibió un mensaje de texto en el que la víctima le decí­a «avisale a mamá que venga urgente a casa» y le daba a entender que tenía un problema con su pareja.

Cuando la mujer fue al PH con su otra hija, tocó timbre, pero como nadie abrí­a la puerta, la tiraron abajo y llegaron al primer piso, donde escucharon los gritos de Andrea.

Ambas quisieron entrar, pero el ingreso estaba trabado con tablones y una cama, por lo que avisaron a la Policía.

Al llegar poco después al lugar, los efectivos encontraron a la joven asesinada a puñaladas al lado de su cama y a Giujusa subiendo hacia la terraza, donde permaneció durante dos horas amenazando con matarse con una cuchilla hasta que trastabilló y cayó hacia un patio lindero.

El imputado sufrió una fractura en una pierna, pero fue internado en calidad de detenido y luego trasladado a la cárcel de Devoto, donde permanece alojado actualmente.

Cuando fundó el procesamiento del acusado, el juez de instrucción Javier Rí­os consideró que «se dieron las circunstancias que indican que el homicidio ocurrió en el contexto de violencia de género, por las amenazas, por el pedido de auxilio de la mujer, las múltiples lesiones y por el abuso de la situación de vulnerabilidad de la víctima».

Al declarar en el juicio, el acusado dijo que Melo «era agresiva», le pegaba, lo engañaba, la calificó de «atorranta» y sostuvo que esa noche fue ella quien se clavó una cuchilla en el cuello al caerse de la cama.

Al ser consultado sobre cómo se habí­an producido las otras heridas, 43 en total, dijo que no lo sabí­a.

La madre de Andrea dijo a Télam que antes del crimen su yerno se habí­a comportado en forma muy violenta.

«Una vez discutieron y él rompió las puertas del placard, de la cocina y del dormitorio y hasta la computadora. Dijo que lo hizo para no pegarle a ella. Otra vez le vi a mi hija un golpe en el brazo izquierdo, pero cuando le pregunté me dijo se habí­a golpeado. Nunca pensé que podí­a pasar esto», relató Rosana.

En tanto, una sobrina de la ví­ctima también presenció cuando Giujusa le tiró un control remoto y una amiga aportó chats en los que Andrea decí­a estar cansada de la situación.

También declaró un matrimonio al que la ví­ctima le cuidaba a sus hijos durante casi todo el dí­a, quienes aseguraron que el imputado la hostigaba todo el dí­a por teléfono y le decí­a: «Cuando salí­s, te vení­s para acá».


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