
A Mario Blejer suelen reconocerlo en ascensores y baños de hoteles. Últimamente, la pregunta que le hacen es “¿y esto cuándo explota?”. Cordobés al fin, el asesor de Daniel Scioli y expresidente del Banco Central responde siempre en broma: “Ah, no. ¡Si este ascensor va a explotar, me bajo!”.
Varios de los 25 CEOs de grandes empresas e inversores privados que fueron al desayuno VIP que ofreció Blejer el miércoles ya le habían oído la ocurrencia. Por eso no se sorprendieron cuando, al consultarle uno de ellos si era verdad lo que le transmitían los funcionarios de segunda línea del Ministerio de Economía (que planean quedarse en sus puestos si Scioli gana), el financista respondió con otra ironía: “¿Y qué querés que te digan? ¿Que tenés que llenar todos los papeles que te piden y cumplir con todas las cosas que te exigen pero que cuando vuelvas va a haber otro en su silla?”.
En reserva, para no ahuyentar la base electoral kirchnerista que le granjeó el primer puesto en las PASO, el sciolismo está abocado a demoler la imagen de gobierno títere o de transición que intentan imprimirle los sectores más duros del cristinismo a su eventual administración. Es la misión que les encomendó el exmotonauta a Blejer y a su ministra de Economía bonaerense, Silvina Batakis, para las reuniones que mantendrán con inversores extranjeros en Lima antes de la asamblea anual del Fondo Monetario. Ambos llevan agendas paralelas a las de Axel Kicillof y Alejandro Vanoli, quienes van casi con el único objetivo de negociar con China la extensión del ‘swap’ de monedas que le salvó el año al Banco Central. Esa prórroga, que aún no se cerró pero que esta semana fue anticipada por el embajador chino en Buenos Aires, no será por los u$s 2.000 millones previstos inicialmente sino que prácticamente duplicará el cupo actual (casi agotado) de u$s 11.000 millones, según las fuentes consultadas.
Los asesores de Scioli desconfían del ‘swap’. Saben que China lo ofrece porque le conviene posicionar al yuan como moneda de reserva internacional. Pero se preguntan qué pasaría si Beijing decidiera usar algún día los pesos que obtuvo a cambio para pagar los embarques de commodities argentinas que llegan a sus puertos. “Si lo hacen, nos rebanan a la mitad las exportaciones de un año. Es como un crédito con vencimiento diario, que nos renuevan solo por compromiso de palabra”, advirtió ante BAE Negocios otro miembro del equipo. De todos modos, lo ven como un puente hasta cerrar el conflicto con los fondos buitre y volver a obtener crédito en el mercado a tasas razonables.
Futuros
Con las medidas que aprobó ayer para facilitar la reinversión de los dólares que pague el lunes el Boden 2015, el Central buscó emitir una señal de tranquilidad. Pero el pedido informal de Economía a los mesadineristas de varios bancos nacionales fue opuesto: que cobren la amortización y no hagan nada. Es decir, que eviten comprar otros bonos a plazos más largos. ¿Por qué un gobierno pediría a los bancos que no compren los títulos emitidos por el propio Tesoro? Por la misma razón por la que la Comisión Nacional de Valores (CNV) forzó a los fondos comunes de inversión a venderlos: para evitar que crezca la brecha entre el dólar oficial y el contado con liqui, cuya cotización sube a la par de la de los bonos.
Tal como se informó el viernes pasado en esta columna, la decisión de la CNV cayó muy mal en el equipo sciolista y Kicillof lo supo al instante. No fue el único cortocircuito de las últimas horas entre el candidato presidencial y quien encabeza la lista de diputados por el oficialismo porteño. Scioli también compartió el lunes un acto en el aula magna de Medicina con Alberto Barbieri, quien llegó a rector de la UBA gracias al apoyo de su secretario de Hacienda, Emiliano Yacobitti, presidente a su vez de la UCR porteña. En el acto, que Scioli debió postergar varias horas porque cientos de estudiantes protestaban por la explosión de un esterilizador en el derruido Hospital de Clínicas, brilló por su ausencia la rama universitaria de La Cámpora, que se referencia en el ministro. Yacobitti, el histórico némesis del pago chico de Kicillof, acaba de ser imputado por el fiscal Franco Picardi por presuntos desvíos de fondos (precisamente del Clínicas) y lavado de dinero.
En materia cambiaria, la hoja de ruta del sciolismo no difiere demasiado de la del macrismo. Ambos apuestan al endeudamiento como forma de evitar una megadevaluación, aunque Carlos Melconian haya vuelto a sembrar dudas ayer ante dueños de estaciones de servicio al mencionar que “para empardar al real, el peso debería valer $17”. Pese a que aclaró que no impulsa llevarlo a ese precio, la sola mención de la cifra estremeció a algunos de los presentes.
Los econosciolistas coinciden en que la vía para superar el atraso cambiario que heredan es acelerar el “peg”. Es decir, hacer que el dólar empiece a subir unos puntos por encima de la inflación cada mes, sin saltos bruscos. Por eso se oyeron gritos e insultos en un despacho de la Rosada cuando llegó la noticia de la apuesta devaluatoria que hizo en el mercado de futuros el presidente de una importante compañía estatal, que compró siete millones de dólares a más de $11 a mayo y junio de 2016. ¿Creerá que gana Macri o que Scioli se verá forzado al overshooting?
Blindados
En el búnker del PRO ya habían armado una carpeta con datos de la gestión bonaerense para que sus candidatos arrancasen con la metralla contra quien gobernó la provincia durante los últimos ocho años. El dossier incluía el ajuste fiscal que llevó adelante Scioli, las excepciones que desvirtuaron el revalúo de campos del que tanto se jactan en La Plata, las subas de tarifas de sus servicios públicos (como los peajes) y la caída en la obra pública. Pero en la mesa chica de Macri, Marcos Peña ordenó evitar la confrontación. “Scioli da buen tipo —sentenció, con la jerga de los asesores de imagen— y el que le pega a un buen tipo queda como mal tipo”.
¿Hay un blindaje mediático deliberado de Daniel Scioli o grupos como Clarín evitan castigarlo con la misma dureza que a Máximo o Cristina por la misma razón que Peña esgrimió ante Macri al recomendarle que él tampoco lo haga? El misterio que desvela al kirchnerismo duro tiene seguramente más de una respuesta, pero hay un dato insoslayable de la biografía del candidato oficialista que forma parte de la explicación y que él mismo admite ante quien le pregunte. El joven Daniel, antes de su salto a la política y de que don José quebrara su famosa Casa Scioli Internacional, era el encargado de negociar la publicidad de la cadena familiar de electrodomésticos en el diario de la trompetita. Para hacerlo visitaba cada semana a Lucio Pagliaro, entonces director de Marketing y ahora uno de los principales accionistas del holding. Desde entonces y sin que la grieta de los últimos años haya hecho mella alguna en ella, ambos cultivan una entrañable amistad.
Cola de paja
Gane quien gane, los dueños de Clarín no creen que el próximo gobierno vaya a avanzar en su contra ni sobre Papel Prensa con la información que recabe la comisión bicameral que se propone estudiar las complicidades empresariales con los delitos de la última dictadura. Por eso no forzaron una declaración inmediata de repudio de la Asociación Empresaria Argentina (AEA), donde el holding pisa fuerte, cuando el proyecto obtuvo media sanción en Diputados. Sí salió en cambio a manifestar su rechazo a la creación de esa Bicameral la Unión Industrial Argentina (UIA), donde acaba de asumir como presidente Adrián Kaufmann.
El repudio no fue a instancias de Arcor, la firma donde Kaufmann trabajó casi toda su vida, sino de otras empresas socias de la UIA denunciadas por haber colaborado con el régimen militar para atentar contra delegados sindicales que había en sus fábricas en 1976, como Ford, Techint, Molinos y Ledesma. Fue una torpeza autoinculpatoria (¿por qué un inocente se negaría a ser investigado por el Congreso, facultado para hacerlo sin dictar sentencia?) que para peor reabrió heridas todavía sin cicatrizar en la central fabril. Resintió a José de Mendiguren, quien como diputado votó a favor de la Bicameral, y al santafesino Guillermo Moretti, quien siempre rememora su pasado peronista militante y sus amigos desaparecidos.
Fuente: BAE.