“Otro crimen quedará sin resolver”, cantaba Gustavo Ceratti, homenajeado el domingo en el Planetario. En los casos de violencia contra la mujeres, más visible en los últimos tiempos en los medios, hay decenas de casos que nunca fueron esclarecidos. Big Bang hizo un recuento de cinco casos emblemáticos, que aún están impunes.
Marisol Oyhanart tenía 38 años y era maestra jardinera. Su cuerpo fue encontrado en un descampado de la ciudad de Saladillo, el 15 de abril de 2014. Según la investigación, fue torturada con un encendedor de un coche antes de morir. Un informe de la Dirección de Policía Científica del Ministerio de Seguridad bonaerense indica que la calza de la víctima presentaba dos quemaduras «a la altura del pubis derecho correspondientes con el encendedor de un auto».
María Cash tenía 29 años cuando desapareció, el 8 de julio de 2011. Ese día se comunicó por última vez con su familia desde Jujuy, ciudad a la que había viajado unos días antes. Su padre murió en un accidente en la ruta, mientras buscaba datos sobre su hija. Su familia cree que pudo haber sido víctima de una red de trata. Por ese caso hubo detenidos por extorsión a la familia, pero nunca ningún imputado por el crimen. «Tenemos que movernos porque el tiempo corre. No te podés quedar quieto», dijo Patricio, un hermano de María.
El Tribunal Oral en lo Criminal N° 2 de San Isidro resolvió absolver a Lucila Frend, la única persona imputada en la investigación por el crimen de Solange Grabenheimer ocurrido el 10 de enero de 2007. Lucila y Solange vivían junta en un PH en Vicente López. La víctima apareció en el costado de su cama. Había sido apuñalada y ahorcada. Según los jueces, «en la habitación, parcialmente vidriada, en que dormía la víctima existía una puerta balcón que no se encontraba cerrada con llave y que permitía el acceso desde el exterior por intermedio de un balcón a la obra vecina».
El cuerpo de Nora Dalmasso fue encontrado el 26 de noviembre de 2006 en la cama de su hijo en su casa de barrio Villa Golf en Río Cuarto. Estaba desnuda y había sido ahorcada con el cinto de una bata. Las pruebas indican que la habían matado en la madrugada del sábado 25, después de que regresara de una cena con amigas. Su marido, Marcelo Macarrón, estaba jugando un torneo de golf en Punta del Este. Por el caso hubo acusados de todo tipo: desde su hijo Facundo, hasta un jardinero que trabajaba para la familia. La investigación no llegó a nada.
En la noche del martes 15 de marzo de 2005, Florencia Pennacchi organizó una cena en su casa en Palermo con sus compañeros de trabajo del Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC) para despedir a una de ellas que se iba a vivir a Corea. Cerca de las dos de la mañana, acompañó a los últimos que quedaban hasta la parada del colectivo.
Pasadas las 4 llamó a un delivery, pidió dos de latas de cerveza, bajó a recibirlas y horas después su paradero se convertiría en un misterio. El último contacto fue el miércoles 16 de marzo de 2005 a las 13, cuando llamó al IVC para avisar que esa tarde no iría a trabajar porque se sentía mal. Se sospecha que cayó en una red de trata.