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Charo dame la mano, no la espalda

Por Alelí Alegría Cuba
foto no ale

Charo Bogarin te escribo porque lo siento necesario, lo hago desde la tristeza, el cansancio y la decepción que me produce escribirte refiriéndome al camino que asumiste en el caso de Gustavo Cordera, el de darle una oportunidad porque crees que se trató de un error que diga «que algunas mujeres necesitamos ser violadas».

Te escribo porque también en algún momento te sentí luchadora y libre, en la lucha ya sabes no hay descanso y estas palabras que necesito decirte son parte de la mía. El combate por una sociedad antipatriarcal es largo, sostenido con amor y esperanza, es la única forma.

Soy feminista por convicción, víctima de abuso intrafamiliar sin elección y sobreviviente por necesidad. Quienes denunciamos a abusadores, violadores y acosadores somos guerreras porque hay que estar dispuesta a enfrentar lo que viene al segundo posterior de develar una oscuridad poderosa, ellos siempre tuvieron el poder y de ahí el abuso.

Tus palabras son como un cuchilla que me vuelve a escarbar mi vieja herida. Sabes que nos dicen cuando decimos: «Fui abusada» tres de las respuestas calcadas son: «Sos destructiva», «Hay que mirar para adelante y perdonar», «Se trata de un error».

En una entrevista dijiste que militas a favor del feminismo, del NiUnaMenos, pero aclarás que Cordera «no cometió un delito de facto.habló y se mandó flor de macana».

Charo lo que llamas macana o error es una responsabilidad que está tipificada como delito ante la justicia. Me duele tu discurso de lección de tolerancia porque no se debe soportar ningún tipo de violencia ni perdonarla.

Sabés de qué hablo: «Ni olvido, ni perdón» se me hace imposible no extrapolar el concepto. Quienes pedimos igualdad, respeto y memoria no pregonamos el odio ni la división, trabajamos por un mundo menos dañino.

Lo más regocijante de esta batalla es verse espejada en otras titanas, abrazarnos tan fuerte hasta estrujarnos el alma y tomar nuestras manos para seguir caminando juntas porque sabemos que harán falta muchas generaciones para liberarnos de todo lo formateado.

Charo no me des la espalda, Charo dame la mano.

Esta foto son de las manos de Felicitas Marafioti y Charlie Di Palma, dos de las denunciantes contra Cristián Aldana que también están muy tristes por tu elección.


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