Decir que el juez federal Julián Ercolini investiga el caso Hotesur podría no resultar del todo atinado. Las últimas 30 medidas de prueba ordenadas denotan que el magistrado ha tercerizado el caso en la Corte Suprema, concretamente en el despacho de Ricardo Lorenzetti con quien tiene llegada directa: es uno de los pocos jueces de Comodoro Py que tienen el celular del presidente de la Corte.
Las pesquisas sobre el flujo de caja en Hotesur así como también sobre los balances son revisados por el cuerpo de peritos anticorrupción creado por la Corte en un momento de tensión con el kirchnerismo.
Esa nómina de contadores, ingenieros y economistas (casi todos provenientes de estudios o de firmas como Accenture o Ernest and Young) reportan directamente a Lorenzetti, quien continúa con su raid mediático afirmando que la corrupción no debe quedar impune.
El presidente de la Corte se descarga en Comodoro Py para escapar de la realidad del tribunal que preside que hace meses no genera una sentencia de peso.
La relación con Elena Highton de Nolasco es inexistente por lo cual es muy difícil formar mayorías (a las diferencias ideológicas se sumaría un encuentro a solas de la jueza con Elisa Carrió, un sábado por la tarde en un domicilio de zona norte).
A esto se suma cierta desidia por parte de Juan Carlos Maqueda. El juez está ausente y hace semanas ya actua como un ajeno a la vida del tribunal. Por esto la Corte de tres tiene cada vez más dificultades para funcionar.
Con este panorama la Corte queda reducida a una presencia casi simbólica. Tampoco hay noticias de que avancen los plegos de Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz. Lorenzetti precisa que las noticias se generen en Comdoro Py.
Hotesur le da una oportunidad excelente porque controla a los peritos que diseccionan la contabilidad de esos hoteles y se permite alimentar con diferentes primicias a su escudería predilecta de medios integrada por Infobae, Perfil (aunque Jorge Fontevecchia le parezca un poco ingenuo) y La Nación. Con Clarín las cosas no van bien desde que conoce el plan del Grupo para que deje la presidencia de la Corte y se la entregue a Rosenkrantz.
Al mismo tiempo Ercolini le delegó la instrucción a Gerardo Pollicita, que también es un fiscal cercano a la Corte. Pollicita – «Polillita» para los amigos – tuvo a su cargo la denuncia de Elisa Carrió contra Lorenzetti por presunto enriquecimiento ilícito. Es cierto que en un momento Daniel Angelici le recomendó no cerrarla en seguida y el fiscal, asiduo concurrente a la cancha de Boca, habría seguido la recomendación hasta que tuvo un encuentro presencial con Lorenzetti. Al poco tiempo cerró el tramite sin mayores diligencias. Desde ese entonces Policita conoce cual es su terminal a consultar.
El tercer eslabon del caso es Alejandra Gils Carbó, que armó un equipo de fiscales para que trabajen con Pollicita. La procuradora sostiene un perfil subterráneo. Pasa una semana por mes en Roma por un vinculo personal y también tiene algún entendimiento con Lorenzetti quien le aseguró, cerca de Semana Santa, que cambiar las leyes orgánicas del ministerio público para así removerla será, a todas luces, inconstitucional y que existe jurisprudencia al respecto.