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Carlos Gardel, un estafador experto en el cuento del tío

Por Javier Sinay.

La poetisa de tangos e investigadora Martina Iñíguez descubrió una copia de un prontuario fechado el 18 de agosto de 1915. Es una página ajada, amarillenta. Pero alumbra con su verdad una zona oscura de uno de los grandes mitos nacionales: el que refiere a la verdadera identidad de Carlos Gardel. Ese documento, que se creía perdido, se redactó con vistas a que el cantante de tangos obtuviera su cédula de identidad. En él, la Policía de la Capital (antigua institución remplazada por la Policía Federal) informa a la Policía de la Provincia de Buenos Aires que Gardel es conocido con el apodo del Pibe Carlitos y sindicado como estafador por medio del cuento del tío.

Con ese escrito, los investigadores forenses Raúl Torre y Juan José Fenoglio llegaron a la conclusión de que Carlos Gardel era en verdad un estafador. Compararon el prontuario de la Policía de la Capital (que según se creía había sido destruido por orden del presidente Marcelo T. de Alvear, a quien Gardel habría tenido acceso gracias a Alberto Barceló, el caudillo conservador del otrora potente polo industrial de Avellaneda) con varios otros y siguieron el rastro a las múltiples identidades del gran cantor. Así, establecieron fehacientemente que sus varios nombres corresponden siempre a una misma persona.

Los expertos compararon sus huellas dactilares.

“Hace diez años, el Centro de Estudios Gardelianos nos encargó investigar la nacionalidad de Gardel”, dice el criminalista Raúl Torre a Crimen y Razón. “Los coleccionistas nos fueron acercando documentos de identidad y luego fuimos a ver el testamento, con el cual hicimos pericias caligráficas. Y luego fuimos recolectando las huellas dactilares de diferentes fuentes”.

 

Aparte del documento de 1915, los forenses tomaron un prontuario de 1904, realizado cuando se había fugado de su hogar y era buscado por su madre; y un expediente posterior, de 1923, realizado cuando sacó su pasaporte para viajar al exterior y aportado por el coleccionista Hamlet Peluso. Compararon las huellas dactilares de todos los documentos (en los que aparece un hombre de distinta edad, distintos padres y nacido en distintos lugares) para determinar que Gardel era, en verdad, “el Pibe Carlitos” con el sistema AFIS (Automated Fingerprints Identification System, o Sistema Automático de Identificación de Huellas Digitales) en la Dirección General de Policía Científica. Para asegurarse, hicieron un proceso de cotejo manual en el que constataron la existencia de 18 puntos característicos en todas las huellas digitales, a pesar de que con 12 coincidencias ya era suficiente.

Las identidades del cantor mutaban siempre. En 1904 aparece como Carlos Gardez, nacido en Toulouse, hijo únicamente de Berta Gardez. En 1915 es Carlos Gardel, hijo de Carlos Gardel (una persona inexistente) y Berta Gardel (también inexistente: es Gardés), nacido falsamente en La Plata. El 8 de octubre de 1923 Gardel se presentó en el consulado uruguayo y dijo que era nacido en Tacuarembó en 1887, hijo de Carlos y Berta Gardel. En 1933 Gardel redactó su testamento, donde anotó: “soy francés, nacido en Toulouse el 11 de diciembre de 1890 y soy hijo de Berthe Gardés. Hago constar expresamente que mi verdadero nombre y apellido son Carlos Romualdo Gardel”.

“Tanto cambio de identidad me hace pensar en lo mucho que pesó aquel prontuario de estafador”, dice el investigador Raúl Torre. Y explica que para una figura estelar como el cantor, el prontuario de estafador era una mancha difícil de admitir. “Antes no había tantos pistoleros como hay ahora”, sigue. “Había cuenteros y escruchantes, y tal vez algún asaltante entre varios, porque no había tal proliferación de armas de fuego. Pero llegaba mucha gente del interior del país y por eso los cuenteros pululaban por las terminales ferroviarias, donde estafaban a los paisanos”.

Tal vez por eso, la identidad del cantante es una mentira permanente. Hasta ahora se había pensado que la falsedad en la identificación de Gardel se debía a que era un desertor del ejército francés y que no había querido marchar a la Primera Guerra Mundial. Pero esta nueva pesquisa revela una nueva razón: “No tengo dudas de que los cambios de identidad de Gardel tienen que ver con sus antecedentes en el delito. Cambiaba una letra, lugar de nacimiento, para que no surgiera que era el mismo que figuraba como El Pibe Carlitos, estafador por medio del cuento del tío”, dice Raúl Torre.

En su testamento Gardel escribió que había nacido en Francia.

 

 


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