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Bandas colombianas made in Argentina

Por Norberto López Camelo*

Los nombres de López Londoño “Mi Sangre”, Álvarez Meyendorff, “El Loco” Barrera y su esposa Ruth Martínez, o Gustavo Adolfo García Medina, son de peso en el mundo del narcotráfico; cuatro cárteles distintos. Parece absurdo sostener que su presencia en el país es una mera casualidad.

Frente a la creciente presión del gobierno colombiano, los cárteles han cambiado sus estructuras operativas y “modus operandi” en busca de nuevas rutas de envío de drogas. Algunas de ellas incluyen Argentina, Chile, Uruguay y otros países de América del Sur, para volver luego a Europa, al Caribe y Estados Unidos, lo que abona la hipótesis de que el narcotráfico es de un fenómeno global, y así hay que analizarlo.

Los originales cárteles colombianos funcionan en la actualidad como unidades más pequeñas denominadas “bandas criminales” (Bacrim) y es cierto que hay una avanzada hacia los países del sur.

Es opinión de medios extranjeros, que los narcos encuentran en la Argentina cierta facilidad para moverse física y financieramente y quizás una evaluación de “menores riesgos”. La falta de información de inteligencia para anticiparse a la presencia de personas y de organizaciones criminales de este tipo, es lo que hace atractivo al país. Además existe una destacada infraestructura de la industria química y técnicos capacitados que en caso de cooptarlos, el narcotráfico puede valerse.

Pese a que oficialmente se niega que sea así, sólo en los últimos cuatro años se han registrado cerca de una quincena de episodios que ubican a narcotraficantes colombianos o mexicanos operando en nuestro país. Y si bien se trata de una cantidad de casos sin precedentes, lo que más inquietante no es el número, sino el peso que estos “visitantes” tienen dentro de sus organizaciones criminales; como venimos a enterarnos cada vez que son detenidos por la policía o acribillados por sicarios en plena calle.

Pero ya se trate sólo de un lugar de paso o de “una cabecera de playa” para el narcotráfico internacional, si en algo coinciden los analistas es que Argentina no debe desdeñar la amenaza potencial que plantea este fenómeno, ni ahorrar esfuerzos para combatirlo. Como vemos, la preocupación por el  desembarco de miembros de ex carteles colombianos en el país con su carga de violencia, homicidios y secuestros, es más que justificada. Ya han comenzado a establecerse y, tendiendo a organizarse en nuevas estructuras criminales, buscan posicionarse en la Argentina, a fuerza de traiciones y sangre.

La falta de información de inteligencia para anticiparse a la presencia de personas y de organizaciones criminales de este tipo, es lo que hace atractivo al país.

Pero ya se trate sólo de un lugar de paso o de “una cabecera de playa” para el narcotráfico internacional, si en algo coinciden los analistas es que Argentina no debe desdeñar la amenaza potencial que plantea este fenómeno, ni ahorrar esfuerzos para combatirlo.

El nuevo mapa del narcotráfico en Sudamérica, en su costa atlántica, en la que está inmerso de manera creciente la Argentina, se complementa con casos de sicariato entre  bandas criminales (Bacrim) o micro carteles, escindidos de los otrora Carteles-paramilitares colombianos.

*Ex Jefe Superintendencia Drogas Policia Provincia de Buenos Aires.


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